Real Madrid - Unicaja: Tiburón hambriento (18:30)

En un partido marcado por la crisis madridista, el Unicaja acude con optimismo al WiZink Center y donde se quiere hacer sangre, pero con moderación por el escenario y el poderío latente de los blancos

Ibon Navarro habló en la previa

Perry, durante la semana.
Perry, durante la semana. / UNICAJABFOTOPRESS / M. Pozo

Málaga/Con un ruido mediático ensordecedor, decibelios que solo genera el Real Madrid, al Unicaja se le abre un escenario muy interesante para perforar en la hemorragia de los blancos, con tres derrotas seguidas y un proyecto que amenaza con saltar por los aires, con Chus Mateo más señalado que nunca (cuándo no lo ha estado), aunque el diagnóstico parece más profundo en la crisis madridista. Ahí aparece el conjunto malagueño, que huele sangre en el WiZink Center (18:30 horas), al que se parte con la ilusión moderada de hacer un buen papel, hablar de ganar al Madrid a los cuatro vientos siempre será un acto irresponsable, pero la oportunidad es para salivar, por cómo transcurren los acontecimientos en la capital, hasta con pitada en el feudo blanco. Solo han ganado Efes y Fenerbahce en el WiZink, equipos Final Four, el resto han hincado rodilla. Optimismo pero precaución. "Un equipo grande como el Madrid no puede perder cuatro seguidos", avisa Ibon Navarro en la previa, parte del mensaje a la plantilla irá por ahí, el abstraerse de todo lo que sale de Madrid, esa sensación de catastrofismo que vuelve a los blancos más peligrosos, candidato a todo y más allá, pese a las ocho derrotas en Euroliga y doce en todas las competiciones.

Tendrá el Unicaja esa prueba mental, al margen de la baloncestística. El año pasado se ganaron en las cuatro canchas de Euroliga, equipo que encuentra la excelencia cuando el escenario lo demanda, recordando a aquel símil de Ibon y el estudiante empollón. Es una plantilla que se autogestiona el cómo y cuándo, parte del proceso que ha experimentado este Unicaja, que llega líder de la ACB y con el convencimiento de sentarse en la mesa de Madrid y Barça. Con una óptica perspicaz, partido para abrir distancias con los de Mateo, dos victorias de diferencia ahora, y con la fiabilidad que exhibe el Unicaja... Se tiene presente esa inquietud de rico. Mientras, el equipo va retomando su nivel después de esa Ventana envenenada, la victoria con Tenerife y esa muestra de carácter supuso un buen chute a la plantilla, importante para ganar red antes de acudir a Madrid, con ese paréntesis en BCL ante Oostende bien solventado. Barrunta Ibon que serán semanas difíciles, en ese proceso de homogeneizar (una de las palabras del año) roles y estados de forma. Permite agilizar ese trabajo una salud que sonríe, de nuevo un privilegio y que se repite una temporada más. Marrón serán los descartes, cuyo casting es difícil descifrar. Perry volverá y Ejim ya descansó en BCL. En Murcia, buen espejo, no se vistieron Balcerowski y Tyson Pérez, con el asterisco de premiar al bloque campeón. Muy difícil.

Para dificultad, la transición que vive el Real Madrid y que explica parte del problema. Cuenta con jugadores élite en sus posiciones, pero demasiado polarizado el nivel en la plantilla blanca. Campazzo, Musa, Deck, Hezonja y Tavares, los dos últimos con renovaciones faraónicas, son certezas en un bloque candidato a ganar Euroliga. Pero es una plantilla coja en otros registros, dañinas las salidas de Rudy y Chacho, gen ganador y líderes de ese grupo, o Poirier y Yabusele, capitales en los últimos títulos blancos y dos piezas insustituibles en el mercado. Deck está lejos de su nivel, los fichajes (Ibaka, Rathan Mayes, Garuba y Feliz) no suman por el momento. Con todo ello, y una química por hacer, el Madrid tiene la capacidad para cualquier cosa, se vio en el Palau hace diez días. El Unicaja sufrirá ese cambio de mentalidad. Un reto mayúsculo al que se llega preparado. Y hambriento.

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