Unicaja

Por siempre, Carlos Cabezas

  • La camiseta cajista con el 10 que vistió durante casi una década el marbellí ya cuelga del techo del Carpena

Carlos Cabezas, con la réplica de la camiseta que cuelga en el Carpena.

Carlos Cabezas, con la réplica de la camiseta que cuelga en el Carpena. / marilú báez

Sonó la bocina del descanso en el Carpena y apenas el reloj contó cinco segundos cuando el pabellón se quedó a oscuras. Sólo había una luz y todas las miradas se dirigían hacia ella. En el vídeo marcador se solapaban una tras otra imágenes de Carlos Cabezas con la camiseta del Unicaja. Que si Sergio Scariolo, que si Jorge Garbajosa, que si Berni Rodríguez, que si el logo de la Euroliga... qué tiempos aquellos.

Servía aquello para que la emoción fuera apoderándose de un pabellón entregado, que para cuando habían pasado varias fotos ya estaba en pie casi al completo. Con el pecho henchido de orgullo y con las manos rojas de aplaudir. A una de sus más célebres leyendas, uno de los jugadores que escribió sobre el parqué los párrafos de sus días más brillantes. Y se encendió la luz y entre el júbilo sonó esa voz que a estas alturas suena a familiar. Fede, el speaker cajista, llamó a Carlos Cabezas, que aparecía desde uno de los fondos.

Piel de gallina antes de tener que doblar el cuello hacia arriba de nuevo. “Hemos ganado muchas cosas. Hemos tenido un apoyo tremendo de nuestra afición, la mejor de Europa entera”, decía en vídeo Bozidar Maljkovic, el entrenador que le hizo debutar de verde. El público ya estaba entregado, aunque la gran ovación se la llevaba Sergio Scariolo, siempre tan correcto y acertado con esa labia característica del bresciano. Él fue el técnico con el que Carlos ganó lo más grande en Málaga. “Es algo que se merece. Fue importantísimo en el mejor equipo de la historia del club. Tenías ese punto extra de competitividad y frialdad para meter tiros importantes”, decía el ahora seleccionador de España y jefe del Virtus de Bolonia.  

De aquella época imborrable se le recuerda al lado de Pepe Sánchez, que desde Bahía Blanca también aparecía. “Tengo los mejores recuerdos de los años que compartimos, lo pasamos muy bien. Te quiero mucho amigo, eres una leyenda”, decía el argentino, mientras Veljko Mrsic sacaba unas sonrisas: “Has conseguido todo, sólo te queda ganarme un uno contra uno”. Y la sorpresa la ponía Pau Gasol, compañero de la Generación Dorada española. “Carlos disfruta muchísimo de que te retiren una camiseta en una cidudad de baloncesto”, dedicaba el de Sant Boi, también retirado recientemente, conectado con Málaga en momentos claves de su carrera.

Y en ese momento llegaba el apogeo de un acto corto, intenso y precioso. Una experiencia para contar en un tiempo. Entraba a las tablas del Carpena Jorge Garbajosa, compañero de Cabezas y ahora presidente de la FEB. Volvía a presidir el partido en el palco, como ya hiciera el miércoles en el estreno en la ciudad de la Basketball Champions League. Le entregaba una camiseta con el 10 y su nombre de la selección, con la que tocó la gloria en Saitama hace 15 años.  

Tras él era el turno para Berni Rodríguez, la otra leyenda verde y morada que tiene su dorsal en el techo del Palacio de los Deportes. Y él venía con un detalle muy simbólico. Un trozo de madera del parqué viejo de Los Guindos, donde ambos casi echaron los dientes en el baloncesto. Y entró una personita muy especial para el marbellí. Su sobrino Alejandro activaba el botón para que la camiseta del Unicaja con el 10 se desplegara para siempre.

Lloraba Carlos Cabezas, desbordado por la emoción mientras el Carpena se caía con más de 6.000 almas, la mejor entrada de la temporada, y coreaba su nombre. Un aplauso unánimo a una carrera gigante cerrada de la mejor manera. Antonio Jesús López Nieto, clave en que se hayan producido todos estos homenajes desde septiembre, le entregaba una miniatura en un cuadro de la zamarra que luce en lo más alto.

“Prefiero estar jugando que estar aquí, estoy super nervioso. Es un momento mágico”, decía Cabezas agradeciendo, al que apenas se escuchaba con el ambiente montado en el Carpena: “Agradecer al presidente y a todo el Unicaja, a mis compañeros, a mi abuela y a la afición. Es un día especial, un sueño que se ha hecho realidad. Muchas gracias Málaga”.

Con los jugadores del Unicaja y el Barça esperando en el túnel de vestuarios para reanudar el partido de ACB Fran Vázquez, Walter Hermann, Bernardo Rodríguez padre y Jesús Lázaro saltaban al parqué para inmortalizar el momento. Tras ellos su familia también se tomaría una instantánea que a buen seguro estará colgada en el salón de casa en unos días. Su padre, su madre, su hermana y su sobrino. Bajo la atenta mirada de su abuela, también citada para la ocasión. La captura fija de un instante único.

El punto final a una trayectoria especial. Ganó sobre la pista y también lo hizo fuera. “Ahora recojo el fruto”, decía ya más tranquilo en rueda de prensa. Un premio gigante para cerrar un círculo de más de dos décadas. El resultado es el Carpena en pie mirando al techo, del que cuelga el 10. Un sueño traído a la realidad. Por siempre en lo más alto de la historia del Unicaja, Carlos Cabezas Jurado.

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