Marcha el Unicaja sobre raíles. Hay que hacer memoria para recordar siete triunfos seguidos, circunstancia que le tiene arriba en ACB y en Euroliga. En ambas competiciones se cumplen objetivos por el momento. Pero sólo se quemó el primer mes de competición.

Es lógico que el paso de la temporada traiga altibajos. Resulta utópico pensar que los de Casimiro rallarán a este nivel de aquí a junio. El exigente calendario produce un desgaste que traerá unas inevitables derrotas. Sin embargo, transmite el cuadro cajista que está preparado para amortiguar cualquier posible traspié. Hay feeling en el vestuario. Parece algo lógico con este sobresaliente comienzo, pero es lo se aprecia desde el otro lado. Los jugadores aprovechan cualquier día libre para juntarse con sus familias, lo cual habla de su sintonía también fuera del campo. Halloween fue la última prueba.

Esa unión parece clave para sacar adelante una campaña con fines ambiciosos. Ese vínculo se antoja primordial para sobrevivir a momentos complicados como el de Turín. “No deberíamos haberles dejado volver así, pero nuestro equipo se mantuvo fuerte. Mantuvimos la calma y de eso se trata, de ganar partidos difíciles juntos”, explicó Wiltjer, uno de los destacados con 17 puntos.