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‘Onirio’, teatro de catarsis a través de los sueños de un niño

  • La directora malagueña Leonor Pelayo reflexiona sobre el maltrato, la incomunicación y el suicidio en una obra que se representa los días 11 y 12 de junio en La Nave

Los actores en un ensayo de 'Onirio' en La Nave.

Los actores en un ensayo de 'Onirio' en La Nave.

¿Qué pueden tramar dos amigas, apasionadas del teatro? Pues… una obra. Así nació Onirio, un trabajo sobre guión de Yohana Recio, adaptado y dirigido por Leonor Pelayo. Tras dos años duros de pandemia, su autora, que es psicóloga de profesión, puso sobre la mesa su texto. Acometer un proyecto podía servir de catarsis, terapia y objetivo para mirar hacia adelante tras una mala racha. Pelayo aceptó el desafío. Y parió una representación que a través de los sueños –o más bien las pesadillas- de un niño, aborda el maltrato, la incomunicación y el suicidio.

Temas duros, reconoce su directora, que tiene dos premios Ateneo por la dirección de Jesucristo Superstar, representada en el Teatro Cervantes, y La Zapatera Prodigiosa, puesta en escena en el Echegaray. “No es una obra apta para todos los públicos; pero es una realidad que está ahí y hay que contarla. Es un trabajo que he hecho desde mi corazón”, comenta.

La obra arranca con crudeza: con el suicidio de Héctor, el niño. Y a partir de ahí, va desgranando un flashback con tintes psicológicos y sociales en un drama tan duro como real. “Ese niño somos todos cuando no queremos ver algo, somos todos con la incomunicación que vivimos en la actualidad; cuando el niño se aísla con los cascos y la Play; cuando no prestamos atención a los niños y sus problemas”, resume esta malagueña, que también ha dirigido Bailando con Locos y La Excepción y la Regla.

Los actores con la directora (centro). Los actores con la directora (centro).

Los actores con la directora (centro). / M. H.

Fiel a su estilo minimalista, sobre el escenario hay pocos elementos. Apenas cuatro banquitos de escalera y unos espejos rotos. “Porque la vida siempre es estar trepando escalones para avanzar y para que no se nos olvide que somos el reflejo de la incomunicación que cada vez acarrea más problemas mentales”, señala Pelayo, titulada en Dirección Escénica y Dramaturgia por la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) de Málaga.

Onirio se encuadra en el llamado teatro de la crueldad, que enfrenta al espectador con sus conflictos más acuciantes, sus anhelos y sus obsesiones. Esta obra –en la que Recio y Pelayo repiten colaboración tras Jesucristo Superstar- plantea el abuso del poder del padre hacia el niño. “Está vista desde los ojos del niño y de sus sueños. Pero la dejo abierta para que el espectador interprete si es la realidad de lo que está pasando. Es un juego con el espectador a través de las pesadillas del niño”, explica su directora.

Es el primer trabajo de la compañía Latido Teatro. “Y no será la última porque no voy a abandonar el teatro ni por nada ni por nadie”, advierte Pelayo. Dice la directora que ha puesto el alma en la adaptación y la dirección. Y acota: “Para mí es como si hubiera un antes y un después de Onirio. Como si hubiera soltado mi última bilis para construir una historia muy cruel. Nace con toda la crudeza y toda la fuerza. Pero creo que ya no haré más teatro de la crueldad y pasaré a un teatro más fresco”.

Onirio es teatro duro y real, como la vida misma. Pero también curativo. Porque es un trabajo enfocado a sanar traumas, ahuyentar fantasmas y hacer catarsis. Una obra para curar y también para prevenir, en la medida que hace reflexionar al espectador.

Al igual que la puesta en escena, también el reparto es minimalista. Lo componen Roque García (Héctor), Antonio Coca (Onirio), Belén Caballero (la madre), Elisabet Domínguez (Ariadna) y David Campos (Viola). La iluminación corre por cuenta de Daniel Galbeño y el espacio sonoro –que logra la complicada recreación de los sueños- es tarea de Juan Vizcaíno.

La obra se representa los próximos 11 y 12 de junio, a las 20:30 y 22:00, en La Nave (Cerrajeros, 9; Málaga). Las reservas pueden hacerse en el 649126424 y en eventbrite.es. Las entradas cuestan entre 8 y 9,10 euros.

Pelayo –también actriz amateur con una larga trayectoria que incluye su participación en la serie de Canal Sur Arrayán, en el papel de la periodista- ya está pergeñando otro proyecto. Junto con Galbeño, con el que ha colaborado en el pasado, prevé organizar talleres de teatro. “Tengo en mente talleres para y por la mujer. Para mujeres de barrio, que a través del teatro cuenten sus experiencias y eso les sirva de terapia y desahogo”, explica la directora.

Sabe muy bien del papel de refugio e impulso del teatro. Hasta hace unos años, era una trabajadora entre miles que calmaba su pasión por el teatro con papeles como actriz amateur. Hasta que se animó a estudiar Dirección Escénica mientras luchaba contra un cáncer de mama. Lo superó a base de quimio y teatro. Luego dirigió cuatro obras (Onirio es la quinta), logró dos premios Ateneo, recuperó el pelo y reforzó su vocación teatral, porque esa, jamás la perdió…

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