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Hasta pronto, Cautivo

  • Miles de malagueños acuden a un besapié en la iglesia de San Pablo para despedir al "Señor de Málaga"

  • La talla será sometida a una restauración en Sevilla que llevará a cabo el imaginero Juan Manuel Miñarro

La plaza de San Pablo, llena en la misa de campaña.

La plaza de San Pablo, llena en la misa de campaña. / j. l. p.

"El aire mueve sus pliegues y en sus pies palomas blancas depositan un dulce beso: el que sus hijos Le mandan". Las palabras que Diego Gómez pronunciaba anualmente ante la talla de Jesús Cautivo cada Semana Santa se hicieron una marea humana ayer en el interior de la parroquia de San Pablo. La despedida temporal del icono devocional de la ciudad de Málaga, debido al proceso de restauración al que será sometido en los próximos cinco meses, se convirtió en un encuentro personal entre los miles de devotos que asistieron al templo trinitario.

Mientras el Requiem de Mozart era el hilo musical, el tiempo se detenía en el interior de la iglesia. Frente al Sagrario, en un sencillo altar, se encontraba Jesús Cautivo. Allí recibió plegarias, besos a sus pies, miradas de desaliento y, una vez pasado el umbral de la girola, algunas lágrimas avistadas entre los fieles. Cinco meses para un devoto de la talla de Martín Simón pueden ser muchos días y no faltaron las voces que, en la cola, recordaban "que nos dé salud. Sobre todo que nos dé salud para volver a verlo aquí".

Las colas que por calle Trinidad demostraban la fe con claveles rojos accedían por la puerta trasera del templo hasta la presencia del Cautivo. Mientras, la Virgen de la Trinidad y las imágenes de Santo Traslado y Salud servían de improvisado vía crucis y recuerdo a los asistentes: Cristo murió en la cruz y fue sepultado para redimir los pecados de su pueblo.

Frente a las plantas de la talla de Martín Simón, los fieles respondieron con misericordia para ayudar a enfermos y personas con discapacidad a alzarse hasta poder besar los pies de Jesús. También muchas madres con sus hijos en brazos fueron a rendir honores en un momento único que quedará en la historia de las progenitoras y sobre la piel de su descendencia.

Tras una intensa jornada en la que nunca se encontró sola la imagen de Jesús Cautivo, llegó el atardecer a la plaza de San Pablo. La talla se convirtió en el centro de atención de un altar efímero con la fachada del templo trinitario como marco principal. La hermandad de la Sagrada Cena colaboró en la decoración donde el Cristo se convertía en el punto de fuga.

Con menor presencia de fieles que en la Misa del Alba, la eucaristía de despedida estuvo acompañada por Luis Pacetti y un grupo de músicos que dieron mayor solemnidad al acto. Las lecturas giraron en torno a la experiencia de San Pablo en el encuentro con Dios y la despedida de Jesús a sus discípulos antes de su Pasión.

Con la noche ya invadiendo el recinto, concluyó la eucaristía. Cinco meses restan desde hoy para que Jesús Cautivo vuelva de Sevilla, donde será restaurado por el imaginero Juan Manuel Miñarro. Los fieles ya esperan con fe su retorno a Málaga.

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