Novatadas a domicilio

No es oro todo lo que reluce. No podía serlo. El Málaga de Javi Gracia, el de los niños y la cantera, el que está firmando uno de los mejores registros de su historia reciente, también tiene sus lagunas. Este 2015 está mostrando las dos caras de un equipo que sigue cuajando una temporada excelente. En el último mes, ha contrastado la buena imagen ofrecida en La Rosaleda con dos salidas para olvidar, en las que la mayor intensidad del rival apagó todas las conexiones del once malaguista.

Curiosamente, de los seis encuentros que ha disputado el equipo este año a domicilio, sólo ha podido puntuar en los dos estadios de más enjundia, Camp Nou y San Mamés. En las visitas a rivales que se estaban jugando la permanencia, el batacazo ha sido sonoro. Las sensaciones son claras. Este Málaga tan pueril y descarado, no ha aprendido aún a batallas en las particulares guerras de guerrillas que les plantearon Levante, Granada o Rayo Vallecano. Incluso se podría añadir al Sevilla en esta lista, más por su estilo de juego que por la necesidad que atravesaba antes del derbi.

Gracia ha repetido hasta la saciedad que no es apatía lo que sufre el equipo en estos envites. Los jugadores también se han defendido en las últimas salidas. A partir de ahí, toca aprender de los errores de cara a este tramo final de temporada, pues aún restan duelos muy complicados a domicilio. Sin ir más lejos, el próximo desplazamiento a Ipurua será una buena oportunidad de demostrar que se ha empezado a competir en este tipo de partidos y ante este tipo de rivales que se juegan la vida.

Con diez jornadas por delante aún, el objetivo de Europa parece tan factible como complicado. Con el buen momento que atraviesan algunos de los rivales por la séptima plaza, sacar adelante los duelos de La Rosaleda podría no bastar para retener la posición, sobre todo teniendo en cuenta que dos de los cinco encuentros que restan en casa son ante el Atlético y el Sevilla.

Tocará recuperar el tono a domicilio y sacar algo positivo de Ipurua, el Bernabéu, Balaídos, el estadio de los Juegos Mediterráneos o el Madrigal. Cada cual más complicado, pero indispensables para pisar Europa de nuevo.