España

Permiso para soñar

  • España quiere seguir la estela de la Eurocopa en un Mundial que se disputará por primera vez en tierras africanas

EL continente africano entra en escena como anfitrión de una cita mundialista que promete espectáculo, emoción y un despliegue de imágenes que medirá la pasión de los millones de aficionados al fútbol. Es la cita más grande de este deporte. Lo es por su dimensión y su importancia a nivel internacional, por su capacidad para unir sentimientos y enfrentar deseos. Por ser escenario de todos sus valores.

Las sensaciones de estos dos últimos años colocan a la selección española entre el elenco de favoritos. Pero en esta ocasión hay razones que justifican un optimismo fabricado a base de juego y resultados. Aunque una cita mundialista derrumba favoritismos y convierte cualquier pronóstico en una lotería sin ventajas.

Un abanico de 32 selecciones lucharán por alargar durante el máximo tiempo posible las sonrisas de sus aficionados. España no caminará sola por un camino que nunca logró atravesar al completo. Además del combinado de Del Bosque, Inglaterra y Brasil se presentan como las rivales a tener en cuenta en la pelea por tomar las riendas desde el comienzo. La perfecta transición en España del conjunto que ganó la Eurocopa hasta el equipo que brilló sin errores en la fase de clasificación para el Mundial invita al optimismo. Del Bosque tomó la herencia de Luis Aragonés variando los elementos mínimos para mantener ese carácter ganador que levantó elogios en Suiza y Austria.

Los ingleses llegan de la mano de Fabio Capello para olvidar el desastre que supuso su no presencia en la Eurocopa, mientras que Brasil arriba a Suráfrica con un elenco de piezas técnicas listas para romper cualquier complejo táctico.

El estreno del continente africano como escenario servirá para medir de nuevo la capacidad de mejora de sus selecciones. Costa de Marfil, Nigeria, Camerún o la propia anfitriona deberán demostrar que la evolución táctica es una realidad y no sólo poseen nombres de relieve. 

 

Habrá sitio también para las sorpresas. Algunas selecciones como Francia o Italia parecen no llegar en su mejor momento, pero la cita de Alemania 2006 ya avisó de su potencial en los días de gloria. Lippi querrá defender el trono con honor y Domenech buscará un adiós que tumbe todas las críticas recibidas hasta hoy. La esencia de estas citas abre oportunidades a conjuntos más modestos que avanzan en la misión de conseguir sueños alcanzables. Estados Unidos y Japón son el modelo de selección que avisa de un salto de calidad que está tardando en completarse.

Un mes para llegar al éxito

El 11 de julio se coronará el campeón del mundo en tierras surafricanas. Será el día en que el trabajo bien hecho recompense a unos pocos y el destino condene a muchos. Algunos como Argelia, Nueva Zelanda o Eslovenia habrán cumplido llegando a la cita y luchando por cualquier mínimo atisbo de victoria. Otros, los históricamente habituales, tendrán que asumir el éxito o el fracaso en consonancia a unos objetivos habitualmente predeterminados. 

La selección española, tan señalada como temida por todos, debe asumir su papel protagonista en un torneo que condena cualquier error sin tiempo para la corrección. Para algunos, como Jesús Navas o Pedro, Suráfrica 2010 supone la primera oportunidad de muchas por llegar; para otros, como Xavi o Marchena, se convierte en la penúltima opción de lograr lo máximo con una generación de ganadores.

El fútbol español muestra, por su parte, todo su potencial al haber 17 selecciones (excluyendo España) que cuentan con juagdores en España. Uno de ellos, el ghanés Jonathan Mensah, ha jugado esta última campaña con el Granada en Segunda B.

También Undiano Mallenco tendrá sitio en este Mundial que pretende unir a 32 países en la lucha por la gloria futbolística. El éxito será sólo para uno. La ilusión, eso sí, convivirá desde el primer día en todos los rincones del mundo.

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