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Plaza tiene las llaves

  • La aclamación de la afición al técnico en el estreno liguero simboliza la importancia que le otorga en el resurgir del Unicaja. Salvar la presencia en la Euroliga, el reto de la temporada.

La presentación del primer partido oficial de la temporada, pocos días después de que se consumara la ampliación de contrato con el Unicaja, ratificó que la afición cajista ha encontrado un líder al que encomendarse. Responde al nombre de Joan Plaza. La ovación que le dispensó el Carpena cuando fue mencionado resultó bastante simbólica. Como la respuesta con el puño en alto del técnico catalán como agradecimiento y, de alguna manera, como una declaración de intenciones, de ser combativos.

Después de varios años de travesía del desierto hay un entrenador que tiene perspectivas de consolidarse durante un tiempo en el banquillo del Unicaja. Y en clave cajista no es un asunto baladí. La tríada de técnicos que trajeron a Málaga los mayores éxitos de la historia, formada por Javier Imbroda, Bozidar Maljkovic y Sergio Scariolo, tiene un rasgo común. Todos estuvieron al menos cuatro temporadas al frente del banquillo. Plaza comienza la segunda ahora, pero tiene firmada una tercera. "No quiero firmar más tiempo porque esto erosiona", decía en la rueda de prensa posterior a su ampliación. Tres años en Madrid y Sevilla son sus mayores ciclos entrenando en la élite.

La estabilidad en el banquillo se ha revelado como una necesidad para pensar en un Unicaja grande. Es una coyuntura complicada. El presupuesto se ha consolidado en un nivel que no está entre los 10 mayores de Europa, como sí estuvo en la década pasada. Se trata de optimizar recursos, crear identidad de equipo y recuperar para la causa a la afición, ya reconquistada parcialmente con la temporada pasada. Si la entrada que se registró ante el Andorra es el suelo de este año será una gran señal. Los 7.776 espectadores que acudieron el domingo al Carpena sólo fueron superados por los 8.858 del Madrid-Gran Canaria y los 8.127 del Bilbao Básket-Fuenlabrada. Coincide casi exactamente la asistencia con el número de socios del club en la ACB.

En el Unicaja hay suma satisfacción con el trabajo del técnico. Como todos tiene sus peculiaridades, pero no se trata sólo de resultados. Ha conseguido crear un clima de trabajo en el que todos sus colaboradores se sienten importantes y cuentan con su respeto. Antes de llegar a Málaga, Plaza realizó una importante labor de documentación para cerciorarse de dónde llegaba. Y en los diagnósticos que recibía de gente que había pasado por el club se hacía hincapié en que el clima para trabajar no era el mejor. Se aplicó en corregirlo.

Las conversaciones para la ampliación de contrato comenzaron una vez terminó la temporada pasada. El primer encuentro no fue demasiado esperanzador. Después se recondujo aunque el técnico deslizó en alguna rueda de prensa posterior a algún partido de pretemporada que a él sólo le quedaban nueve meses. Corregido ese detalle que podía propiciar cierta tensión sólo hay ojos para el parqué y el vestuario.

En la mente de Plaza, más allá de las lógicas preocupaciones por formar un equipo, introducir sistemas o defensas más elaborados o conseguir el equilibrio de aportación entre todos los jugadores de su plantilla, existe una misión, un reto: preservar la plaza de Euroliga que en Málaga no ha faltado desde la temporada 2000/01. Tras ganarse ese año la Copa Korac se produjo la ascensión a la máxima competición. Y no quiere ser el entrenador con el que el Unicaja pierda esa posición de privilegio. "A mí no me gusta oír que el club puede quedar fuera de la Euroliga, pero los que deben estar preocupados son los rectores del club y poner todos los medios a su alcance para evitarlo. Es muy peligroso que Málaga se quede sin Euroliga", decía en su primera rueda de prensa en esta temporada. El objetivo es común. Queda trabajo de despachos, pero el esencial es en la pista. Y Plaza tiene las llaves.

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