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Río, una caja de sorpresas

  • El público brasileño está respondiendo y el aspecto de las gradas es, en muchos casos, mejor que en los Juegos. La ola de récords preocupa.

Estadios llenos en lugar de gradas vacías, récord tras récord con suspicacias incluidas y pasión deportiva en las calles: los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro son hasta ahora una sorpresa en muchos sentidos. 

 

Está, en primer lugar, la inesperada afluencia de público. En contra del pesimismo previo de los organizadores, que temían un fiasco debido a la crisis y los problemas de infraestructura en el país sudamericano, el apoyo es masivo. Los brasileños hacen colas para comprar entradas, después de que hasta se llegara a dudar de que la cita pudiera celebrarse si el interés de la gente no aumentaba. En el tercer día de competiciones, los organizadores destacaron una primera cifra: el Parque Olímpico de Barra da Tijuca, el corazón del torneo en el oeste de la ciudad, recibió el sábado a 167.000 visitantes. La cifra subía incluso hasta las 250.000 personas si se sumaba el resto de instalaciones, un número que los Juegos Olímpicos no alcanzaron en ningún día entre el 5 y el 21 de agosto. 

 

"Durante la ceremonia de apertura uno ya tenía la impresión de que estos podían ser los Juegos del pueblo. Y son los Juegos del pueblo", celebró el presidente del Comité Paralímpico Internacional (CPI), Philip Craven. "Hay un vínculo entre el espíritu paralímpico y el del país. Es fantástico", agregó. Los organizadores consideran ahora posible que las ventas superen los dos millones de los 2,5 millones de entradas disponibles. El lunes ya se habían vendido 1,9 millones, según el CPI. 

 

En Río hay además campañas especiales como la llamada "#FillTheSeats" (Llene los asientos), que pone a disposición miles de tickets para niños gracias a ayudas internacionales, por ejemplo de la banda de rock británica Coldplay. También hay paquetes de 30 euros, al cambio, que incluyen comida y transporte, y a los que le sacan provecho sobre todo jóvenes de las favelas. 

 

Otros optan por la oferta de visitar únicamente el Parque Olímpico comprando una entrada especial de 10 reales (unos 3 euros), que les permite asistir a conciertos, al contrario que pasaba en los Juegos Olímpicos.

 

 En los alrededores de las instalaciones se vive un ambiente único. Las ciclovías del Parque, por ejemplo, están pobladas de visitantes en sillas de ruedas. Debido al éxito, en Río se oyen estos días también bromas sosteniendo que los Juegos Olímpicos de agosto eran en realidad sólo un ensayo para los Paralímpicos. Las competiciones, además, están cumpliendo con las expectativas. En los primeros días se han batido ya más de 100 récords, con marcas increíbles. Esa ola de récords, por otro lado, empezó a generar interrogantes sobre posibles casos de dopaje. El CPI admitió que su sistema de control antidopaje tiene muchas carencias, después de tratar el tema en una reunión. "Tenemos que ver qué lecciones sacamos para el futuro", consideró Craven.

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