Toolson: mente limpia, mano suelta
El norteamericano, que ha arrancado de dulce, estuvo en verano trabajando su tiro y optimizando el descanso
Ryan Toolson es el mismo del año pasado. O no. Su peso se mantiene en sus estándares. No ha cambiado de peinado. Pero su forma de arrancar el curso no tiene nada que ver. Ciertamente, su primera pretemporada esbozó el tipo que esta campaña ha arrancado de dulce. Pero se torció el tobillo y su progresión. Reapareció en noviembre y le costó ser ese tirador certero que había fichado Joan Plaza. Ahora pocos dudan de su fiabilidad. Desparrama confianza en el parqué y sus tiros casi siempre llevan marchamo de canasta. Es el mismo Toolson, pero hay un antes y un después en el verano del de Gilbert.
El escolta cajista optó por un descanso mucho más efectivo que el de otros estíos. Se retiró a Utah y allí decidió mirar hacia dentro. Amén del merecido descanso, empleó las mañanas en intentar mejorar la precisión en el tiro. Así que se marchaba a las instalaciones de la universidad de Brigham Young para ensayar y ensayar, alejado de la exigencia del día a día o los intensos partidos del año pasado. Esa metodología pareció dar su fruto. En sólo tres encuentros, acumula 53 puntos, casi 18 por encuentro. Y con unos porcentajes asombrosos. En el total de sus 40 lanzamientos entre las tres distancias, sólo ha cometido ocho fallos. Ahora sí, es ese tirador que el Unicaja firmó para desenmarañar encuentros atascados o asestar canastas de gracia en los momentos de máxima tensión.
Se le ve más contento en la cancha, ha mejorado también en la estadística de rebotes y asistencias. Es un jugador más completo, más diferencial. Tan sólo se trata de un arranque de competición, pero es una gran noticia que asome esa versión del norteamericano. Para entenderlo mejor: el año pasado necesitó el doble de encuentros (seis) para completar los mismos puntos que lleva ahora. Y con porcentajes más irregulares. Lo percibe plenamente Joan Plaza, quien en la cancha del Cedevita no dudó en dejarle 14 minutos consecutivos, algo que se escapa de su habitual librillo de rotaciones.
No todo es un interruptor que se enciende o se apaga a la espera del mejor rendimiento. El año de transición ha sentado bien a Toolson, quien agradecía continuidad en un mismo proyecto. Desde que abandonó la Universidad, no había engarzado dos temporadas consecutivas en ningún equipo. Ahora empieza a paladear esa estabilidad, que le lleva a mejorar su rendimiento. También sus gemelos. Atrás quedaron esas múltiples noches de falta de continuidad en el sueño y mala conciliación. Todo se le ha puesto de cara para verle al 100% en la pista.
Incluso hay argumentos para los que viven cosidos a la superstición. Este verano, Toolson decidió aparcar el dorsal 9 que lucía la campaña pasada para ponerle el 1 delante y subir al 19 que ahora pasea. Los aficionados cajistas ya saben que no ha sido el 9 un número que haya traído demasiada suerte a sus portadores. Sergi Vidal, Valters, Panchi Barrera y Welsch son sus predecesores. Huelga repasar que no les fue demasiado bien a unos y a otros, ya fuera por rendimiento o por cuestiones de enfermería.
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