En espera de que se resuelva la investigación de la UCI sobre el salbutamol, el nombre de Chris Froome debe mantenerse limpio de mácula, y que los aficionados no le retiren su admiración. Sucedió ayer antes de la salida de la segunda etapa en la Vuelta a Andalucía.
Hechos que son banales para un adulto pueden ser acontecimientos a los ojos de un niño. Y hechos extraordinarios, como los vuelos acrobáticos de los esquiadores en unos Juegos -a la derecha la rusa Alexandra Orlova-, pueden provocar esa mirada. Jamás lo olvidará.
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