Sabor agrio para el Amivel, que ayer lo tuvo en sus manos para asaltar el fortín del Mideba Extremadura, y al que le faltó un poco de fortuna y acierto para doblegar a un rival que hasta la fecha se muestra intratable en su feudo. Fue un partido reñido, igualada, intenso. Jugado de poder a poder. Sin grande ventajas por uno y otro equipo, con alternancias en el electrónico y un juego vivo y atractivo para los amantes del baloncesto en sillas de ruedas.

El primer cuarto acabó en tablas (12-12), en un claro ejemplo de lo que iba a suceder el resto del envite. El conjunto axárquico arrancó el segundo período más concentrado, seguro en sus lanzamientos y puso contra las cuerdas al cuadro extremeño. Pudo dar la puntilla antes del descanso, sentenciar el choque, pero faltó este estacazo final que hubiese roto el encuentro definitivamente. Los siete puntos de ventaja al descanso (23-30) daba esperanzas al conjunto veleño, que no esperaba una reacción tan virulenta del rival tras el paso por vestuarios.

El Mideba Extremadura se transformó y comenzó el tercer cuarto de una forma arrolladora. Anotó veinte puntos de forma casi consecutiva y evitó que el cuadro andaluz pasara de los diez. Le dio la vuelta al partido (43-40), golpeando la moral de los andaluces y cogiendo de nuevo el timón del encuentro. El último cuarto fue vibrante, cada canasta tenía un peso capital en el desenlace final del partido y los locales estuvieron más acertados en los momentos claves del mismo. El Mideba Extremadura administró bien la renta lograda y se llevó la victoria por 60-57, dejando a los malagueños con un mal sabor de boca.