Economía

La eclosión industrial de Marruecos se mira en el espejo de Andalucía

  • El país vecino está atrayendo fuertes inversiones en turismo, energías renovables y aeronáutica, sectores estratégicos en la región · El discurso oficial a ambos lados del Estrecho es el de la complementariedad

El cierre de la planta de Delphi en Puerto Real (Cádiz) en 2007, unido al casi inmediato anuncio de que la multinacional estadounidense de la automoción iba a abrir una fábrica en Tánger, al otro lado del Estrecho, desató un lógico temor en Andalucía. El de que el país vecino pueda representar una amenaza para el desarrollo industrial andaluz, ya que la ventaja competitiva del bajo coste salarial de la comunidad respecto a Europa se ha esfumado, al tiempo que sigue existiendo al otro lado del Estrecho.

No es casual que el propio Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, asegurara la semana pasada durante una visita a Ceuta que el desarrollo del país magrebí debe ser "compatible con el beneficio legítimo de los empresarios españoles", al tiempo que animaba a las compañías nacionales a invertir en este país. El trasfondo de todo ello es el fuerte desarrollo industrial que viene experimentando Marruecos desde comienzos de siglo.

Eclosión productiva que, en gran medida, se está basando sobre la implantación de sectores que son también estratégicos para Andalucía: el agroalimentario, el citado de la automoción, el turismo o el aeronáutico.

Un informe publicado en julio por Anima, asociación que agrupa 40 agencias de promoción de inversiones de los países ribereños del Mediterráneo, recoge un balance de lo ocurrido en los últimos años en la zona. Por lo que se refiere a Marruecos, la inversión extranjera directa rozó los 3.000 millones de euros el pasado año. Cifra que se suma a los 14.700 millones del periodo 2003-2006.

En total, 17.600 millones, de los que 4.040 proceden de empresas francesas, otros 3.000 de españolas y 2.175 de compañías de Emiratos Árabes Unidos, los tres principales inversores en el país vecino. La mayoría de los proyectos españoles han sido de tipo turístico e inmobiliario, aunque también los hay industriales, agrícolas o de telecomunicaciones. España es el segundo país inversor por detrás de Francia.

Laila Sbiti, presidenta de Anima y directora general adjunta del ente público Investir au Maroc, asegura a este diario que España "debe contribuir naturalmente al desarrollo económico de Marruecos, a su proceso de reformas, de modernización y de realización de grandes proyectos de cara a 2010, apostando por una complementariedad entre ambas economías". "Por lo que se refiere a sectores concretos, España puede jugar un papel de primer orden en el desarrollo económico marroquí, por su cercanía geográfica y cultural y por su dominio de tecnologías que están empezando a desarrollarse en Marruecos".

Un discurso similar al que desgrana Hanan Yaakoubi, directora de la oficina de Extenda, la agencia de promoción exterior de Andalucía, en Casablanca. "Las empresas andaluzas deben enfocar su internacionalización hacia Marruecos como un mercado complementario. La competencia pura y dura no nos llevará muy lejos". "Además, a nivel general, los productos marroquíes no son los mismos que se producen en Andalucía: nuestras empresas pueden complementar lo que se hace en Marruecos, gracias a su mayor valor añadido". Actualmente, según Yaakoubi, hay unas 250 empresas andaluzas con sede y actividad estable en el país vecino.

Más allá de cifras y declaraciones, la red industrial que está levantando el reino alauí recuerda a Andalucía. En aeronáutica, actividad que la Junta de Andalucía califica como su mayor apuesta industrial, está desarrollando con éxito, gracias a la inversión de empresas francesas, el polo de Nouaceur (Casablanca). EADS, Boeing o el gigante francés Safran ya trabajan en el país, junto a otra treintena de empresas. El sector, que también tiene una presencia destacada en Tánger, emplea a 2.000 personas (unas 6.000 en Andalucía) y genera un negocio aún modesto de 175 millones de euros previstos para este año (algo más de 800 en la región).

No menor es su ambición en el campo turístico, primera actividad de Andalucía. El plan Visión 2010 prevé que en ese año entren 10 millones de turistas, frente a 6,6 millones en 2006 y frente a los 26 millones de la comunidad en 2007. Seis grandes proyectos guían el desarrollo de esta actividad, aunque dos de ellos están promovidos por Martinsa Fadesa, hoy en suspensión de pagos. El desafío, en este caso, es más a largo plazo.

Por último, otro sector en pleno auge en Andalucía, el de las energías renovables, está comenzando a despegar en Marruecos. Gamesa ya ha logrado un proyecto de 60 megavatios en Essaouira y Laila Sbiti explica que se está ultimando el lanzamiento de un completo plan en este sector. La ventaja competitiva de Andalucía en esta actividad es que cuenta con industria puntera ligada a la eólica y la fotovoltaica.

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