Entrevista

Farruquito: “Mi baile no tiene nada que ver con el de mi abuelo”

El bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, más conocido como Farruquito.

El bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, más conocido como Farruquito. / Miguel Ángel González

Juan Manuel Fernández Montoya, conocido como Farruquito (Sevilla, 1982), heredó el don del baile de su abuelo Farruco y de su madre La Farruca. Tuvo una escuela en casa y, como cuenta, lo tiraron al escenario cuando era niño. Desde entonces, su público traspasa las fronteras geográficas. El artista visitará la localidad sevillana de Utrera (24 de junio), Almería (7 de Julio), Marbella (4 de Agosto) y Cádiz (12 de Agosto).

-Ha afirmado alguna vez que de pequeño quería ser cantaor.

-La verdad es que sí, siempre me ha gustado más el cante. Pero mi familia descubrió que se me daba mejor el baile y yo mismo me fui dando cuenta, porque ensayaba con mi madre, La Farruca, cuando ella estaba dando alguna clase y sólo con mirar estaba aprendiendo muchos pasitos. Como yo digo, ella un día me tiró al escenario con mi abuelo Farruco y con mi padre. Cuando me di cuenta estaba bailando. 

-Con esos antecedentes tuvo la mejor escuela en casa.

-Creo que sí. Farruco era, no solamente un genio y mi maestro, también fue reconocido por los flamencos de todos los tiempos como uno de los mejores. Crecí con ese arma de doble filo. Por un lado era increíble ser nieto de Farruco, pero por otro tenías que bailar y como no lo hicieras más o menos bien también eras su nieto. Tuve una infancia muy bonita, pero conforme fui creciendo noté esa responsabilidad. 

-¿La de no poder fallar en cierto sentido?

-Y ya no sólo fallar, porque el arte no es como un deporte en el que haya que competir. Pero sí es verdad que mi abuelo dejó el listón muy alto, entonces tuve que trabajar muchísimo para no defraudar su nombre.

-¿El flamenco se puede improvisar?

-El flamenco es improvisado. Su origen está en el pueblo gitano andaluz que se reúne y se expresa. Cuando sufrían una persecución o una pena, cantaban por soleá o por seguidilla y cuando uno se casaba pues lo hacían por bulerías o por tangos. Es imposible imaginar que el flamenco hubiese nacido con una coreografía o con una estructura como lo han hecho otras danzas. Es ahora cuando se ha convertido en otras cosas por el paso del tiempo, por la evolución, y porque tenemos que llevar el flamenco al teatro, donde no puedes hacer lo mismo que harías en tu casa de fiesta.

-¿Esta es la esencia de su espectáculo Íntimo?

-Exacto, precisamente por esto creo el espectáculo Íntimo. A veces cuando veo los vídeos de mis actuaciones o me grabo para corregir los fallos, me doy cuenta que hay cositas que son bonitas, pero hay otras que pasan en casa, en una reunión, o en una fiesta con tu gente. Sales a bailar en esos momentos y se dan determinados momentos que no se ven en el escenario, porque estás predispuesto a hacer un espectáculo con una estructura y es hermético por los tiempos. Hemos intentado llevarnos al escenario esas cositas y entre nosotros nos hablamos, nos recordamos momentos para crear ambiente y que sea lo más parecido posible a esa fiestecita en casa.

"Se pone el título de flamenco a otras formas de expresar un arte sobre el que hay una historia”

-¿Qué significa el flamenco para usted?

-No podría decir qué significa el flamenco para mí, porque yo no me lo he cuestionado nunca y mira que me lo han preguntado. Yo soy flamenco, entonces no puedo plantearme qué significo yo para mí. Es como nuestra forma de vida, hemos crecido ahí y hemos tenido la suerte de compartirlo con los mejores artistas. Es mi filosofía de vida, soy yo.

-¿Qué opina sobre los nuevos artistas que están reinterpretando el género?

-Siempre me ha gustado llamar a las cosas por su nombre, pero es que actualmente cambian los nombres constantemente. Por ejemplo, cuando quieres ver una comedia, te quedas cinco minutos en la sala de cine y la película te da miedo. Entonces te preguntas por qué la han catalogado en este género si es un thriller. Eso está pasando con el flamenco, se le está poniendo su título a otras formas de interpretación, puestas escena y maneras de expresar un arte sobre el que hay una historia. Cuando alguien dice que sobre el gusto no hay nada escrito, será que esa persona no lo ha leído, porque hay muchísimo escrito sobre el buen gusto. Hay unas formas, unos sentidos rítmicos, unas bases fundamentales que distinguen unas danzas de otras. Si mañana me da por bailar break dance, pero de fondo pongo a Camarón se podría considerar una nueva forma de interpretar el flamenco y no lo es. Lo que está sonando es flamenco y lo que se está bailando es break dance. Vamos a llamar a las cosas por su nombre, porque el público se confunde y debe recibir verdad.

-Usted ha reivindicado un flamenco sin efectismos y de raíz.

-Pero eso confunde a mucha gente. Cuando se habla del flamenco puro, de raíz, o tradicional, el público cree que es antiguo, ortodoxo y que no se sale de lo que hizo mi tatarabuelo. Tampoco es eso. Mi baile no tiene nada que ver con el de mi abuelo, ni con el de mi padre, ni con el de mi hijo. No soy nadie para decir qué es flamenco y qué no, pero llevo 35 años en este mundo y a veces voy a ver un espectáculo que dice serlo y no identifico ni su música, ni su danza, ni su expresión, ni su historia. De todas formas, el flamenco tiene algo maravilloso y es que no te hace falta entender si está más desvirtuado o no. Cuando hay calidad y se hacen las cosas bien a todo el mundo le gusta.

-¿Cómo ha evolucionado el Farruquito que en 2001 fue considerado como el mejor artista de la Gran Manzana por The New York Times?

-Soy muy malo para hablar de mí, porque soy muy autoexigente. Pocas veces me gustan las cosas que hago. He evolucionado en el compromiso con la música. Antes tenía más hambre de mostrar lo que podía hacer y ahora lo único que me interesa es enseñar quién soy a través de mi baile. 

-Ha estado muy presente en la aprobación de la Ley del Flamenco. ¿Qué supone para el género?

-No se lo que supone para el género, porque también lo declararon Patrimonio de la Humanidad y la historia no ha cambiado. Lo único que espero es que conciencie al pueblo y se de cuenta de que no podemos ser fanáticos de cualquier sonido que nos llega de otros países y criar a nuestros hijos en una sociedad con una música que no es para ellos, además de ser fácil, repetitiva, y que nos idiotiza cultural y musicalmente. De igual forma que hay que leer un buen libro y estudiar para que no nos idioticen, con la música y con el flamenco hay que hacer lo mismo. Lo más importante es ser conscientes de lo que estamos viendo y oyendo. Si una ley dice que lo va a introducir en los colegios y el pueblo toma conciencia de que nuestra música es una de las más admirada por los demás países, podrá servir para dejar una España donde la filosofía de vida sea la que marcó Paco de Lucía, Camarón, o algún flamenco con la poesía de Lorca. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios