Crónica personal

España

ERA la fiesta nacional, pero lo mejor de la recepción en el Palacio Real, con los Reyes de anfitriones, es que se hablaba mucho de España. Y era lo mejor de la recepción porque todos y cada uno de los dirigentes socialistas que allí se encontraban, que no eran precisamente subalternos -Javier Fernández, Susana Díaz, Antonio Hernando- tienen sobre sus hombros la responsabilidad de marcar las pautas en el Comité Federal que tendrá que decidir sobre el voto de los diputados socialistas en la investidura de Rajoy, decían abiertamente que hay que pensar en España. En España y en el PSOE, manga por hombro después del destrozo de Pedro Sánchez.

Tanto Rajoy como Javier Fernández -rostro cansado que incluso provocaba pena- habían hecho pacto con ellos mismos para mantenerse en silencio ante las preguntas de los periodistas. Rajoy incluso lo confesó, explicó que prefería estar callado. Un silencio en los dos políticos que tiene mucho que ver con la prudencia. Quieren que salgan bien las cosas, y salir bien las cosas no es solo que haya Gobierno tras la investidura. Lo que importa es el después. Harán falta negociadores con capacidad de diálogo y que conozcan bien las vueltas de la política para sacar adelante la legislatura. Rajoy va a empeñarse a fondo, pero el papel del día a día recaerá en los portavoces de PSOE y PP.

Antonio Hernando fue confirmado por Fernández y Susana Díaz al día siguiente del traumático Comité Federal. Aceptó porque le importa España, pero le duele que algunos le llamen traidor y que más de un compañero le tuerza el gesto. La continuidad de Rafael Hernando no está asegurada, pero si le relevan nadie podrá decir que no se ha empleado a fondo, aunque también ha metido la pata en más de una ocasión y de dos.

¿Y Susana? Vestida de rojo socialista, fue una de las protagonistas de la recepción. Encantadora como siempre, cree que el partido saldrá de ésta. ¿Dara el paso? Lo dirá cuando llegue el momento.

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