A Baracoa, Cuba, llegó en 1820 Enrique Faber, un cirujano suizo que había estudiado en la Sorbona y que se disponía a ejercer la medicina en una isla aún sometida al esclavismo y la brujería. Bajo sus pantalones y su chaqueta se escondía un cuerpo de mujer, el de Enriqueta, la primera fémina en ejercer un oficio vetado a la mujer. Ese personaje real le maravilló a la joven realizadora Laura Cazador cuando estudiaba en cine en La Habana y años después comenzó a escribir el guion junto al veterano Fernando Pérez. En 2017 Insumisas se hizo realidad. Tras pasar por el Festival de Cine Latinoamericano, llega a Málaga para participar en la Sección Oficial. 

Se trata de la primera coproduccion entre Suiza y Cuba y la primera codirección de Fernando Pérez. Sylvie Testud y Yeni Soria son las protagonistas de una película que reivindica este personaje histórico tan transgresor. “Es una película que va más allá de nacionalidades, que tiene la intención de tratar un tema humano y la significación social de un personaje femenino que se adelanta a su tiempo, que desafió y rompió todos los moldes de género de la época, que luchó contra todos los prejuicios éticos y morales”, explica Fernando Pérez.

El guión lo escribieron conjuntamente ambos cineastas y esto, dicen, les ayudó a tener bastante clara la dirección. En el montaje encontraron más diferencias pero quedaron resueltas. “Lo probábamos de las dos formas y luego elegíamos”, apunta el director sobre el proceso. En el rodaje “se notó un poco el bloqueo, no nos llegaba el material para fabricar tantas velas, pero como siempre se hizo la magia y todo se resolvió al final”, relata Cazador. 

Antes de llegar a eso, en el proceso de documentación los cineastas se apoyaron principalmente en los archivos del juicio a Enriqueta Faber, que se casó con Juana de León siendo el primer matrimonio conocido entre personas del mismo sexo. “Todo esto está sacado de la realidad, para narrar la parte más íntima dejamos volar nuestra imaginación”. 

La película , que ya se exhibe en las salas de Cuba, se pudo llevar a buen puerto gracias también a la colaboración del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.