Festival Cine Málaga

María Adánez: "El amor es nuestro salvavidas, sin él ya habríamos desaparecido como especie"

Claudia Salas y María Adánez, protagonistas de la cinta

Claudia Salas y María Adánez, protagonistas de la cinta / Javier Albiñana

Invasión, tres historias que transcurren durante un conflicto bélico, ambientadas en diferentes épocas y que convergen a través de un único punto de unión: el amor como antídoto para un mundo en caos. Esta película de ciencia ficción, dirigida por David Martín-Porras, se ha estrenado este viernes durante el Festival de Málaga y hará su debut en cines el 28 de junio.

María AdánezClaudia Salas son dos de las protagonistas de la cinta y las responsables de dar vida a los personajes de dos mujeres "fuertes, potentes y con convicción". El largometraje, producido por Secuoya Studios y Álamo Producciones Audiovisuales, cuenta con un guion adaptado por Guillem Clua, quien además es el autor de la pieza teatral en la que se basa la trama. 

-Al final la solución a todos los conflictos que atraviesan los personajes es el amor, ¿qué opinan? ¿Es así en la vida real? ¿Es el amor la solución a todos los problemas?

-Claudia Salas: No es porque sea una romántica, pero creo que en este mundo lo que lo mueve todo es el amor. O sea, tanto el rechazo, el distanciamiento o el odio y el miedo, como el amor en sí. Todo lo relacionado con este sentimiento es lo que mueve y conecta todo. Al final creo que es la herramienta más potente que tenemos para cambiar, para aprender y para enseñar.

-María Adánez: Yo también lo creo, es que no hay otra salida. Me siento muy pesimista respecto a la época en la que vivimos. O sea, creo que el ser humano no tiene remedio y que nos precipitamos hacia una hecatombe ecológica, ambiental y de valores. Cuando no eres madre, vives más en la inconsciencia, pero ahora que lo soy no puedo evitar preocuparme por el futuro que le tocará vivir a mi hijo. Por desgracia, el ser humano no tiene remedio, y al final el dinero es lo que mueve todo. A pesar de ello, si no hubiese amor, ya habríamos desaparecido como especie. Ese ha sido nuestro salvavidas.

-¿Qué hace que esta película destaque entre otras obras pertenecientes al género de la ciencia ficción?

-C. S.: Lo que la diferencia sobre todo es el hecho de que viene de una función de teatro. La ciencia ficción por lo general, suele salir del imaginario del guionista, de su mundo. Clua escribió la obra durante un año en el que había un compromiso muy grande con la guerra y eso se nota, se respira. Además a pesar de ser ciencia ficción hay momentos muy íntimos entre los personajes, con mucho diálogo de tú a tú. No se le da tanto protagonismo a los efectos especiales como en otras cintas del género, es más cercana, y de repente parece que estés en un teatro, sin esa cuarta pared entre los actores y el espectador. 

-M. A.: Como decía Claudia, algo que la puede diferenciar es que es una película de actores, y eso en este género es más difícil, porque siempre va por encima la trama antes que los personajes. Invasión al estar concebida para el teatro, cuenta con escenas muy íntimas, pensadas para que se desarrollen en un mismo decorado. Por eso fue un gran reto, sobre todo para David como director, el transportar algo tan teatral al cine, y darle la fuerza y la acción que tiene que tener, porque la fuerza del teatro es la palabra, la fuerza del cine es la imagen.

-¿Cómo describirían a sus personajes, y cuál es el impacto que tiene cada uno en la trama?

-C. S.: Mi personaje es una prisionera del bando de la resistencia durante la Guerra Civil Española. Es una mujer que lucha por sus creencias y por un bien común con valor y con ética. Es una chica muy resolutiva, muy práctica, muy entregada a la causa y muy valiente. Muy bella por dentro además, y con mucha luz. Es de estas personas que cuando llegan una edad no se arrepienten las decisiones tomadas. Creo que eso es algo súper importante en la vida, la capacidad de decisión de uno mismo, en ese sentido ella consiguió desbloquear algo en mi interior.

-M. A.: Yo quería añadir que hoy es el día de la mujer, y esta es una película con mujeres muy potentes. Mujeres que tienen decisión, mujeres con personalidad, mujeres que sienten la libertad de poder tomar las decisiones que creen oportunas en cada momento. Mi personaje en particular es una científica que está embarazada, y es muy bonito que una heroína de guerra esté embarazada. Eso también la hace actuar de una manera específica. Concretamente está obsesionada con esos seres que han invadido el planeta, con hablar con ellos, llegar a un entendimiento, ya que en su estado su mayor preocupación es el mundo que le va a dejar a su hijo. ¡Y a mí me pasa lo mismo ahora con mis niños!

-¿Cuál es el pegamento que une a todos los personajes? ¿Qué tienen en común?

-M. A.: ¡Pues eso no lo podemos contar porque la respuesta sería un spoiler!

-C. S.: Lo único que puedo decir es que lo que los une tiene el mismo color que el pegamento.

-Cada una de las tres historias que se desarrollan en la película transcurren durante un conflicto bélico diferente. ¿Está el ser humano condenado a cometer una y otra vez los mismos errores, como lo es entrar en guerra?

-C. S.: La condena realmente es eso, no aprender de un error que ya conocemos y del que nos olvidamos. Aunque no sé si diría que estamos condenados. Yo creo que hay un margen para poder aprender y que es un poco lo que está fallando en la educación. A esto se suman muchas cosas; el poder, el dinero, el ego. Lo único que espero y deseo es que las generaciones futuras se encuentren un mundo mejor que el actual

-M. A.: Bueno, Harari el gran pensador decía que las guerras se iban a terminar y que iban a ser tecnológicas, y que lo que iba a seguir encendiendo la llama sería la religión. Y ojalá tenga razón, pero desgraciadamente contamos ahora mismo con conflictos como la invasión en Ucrania o la guerra de Palestina. Entonces no sé si la religión, el dinero o el poder seguirán siendo la lacra en esta sociedad, pero lo que siempre pienso es que tenemos que ser conscientes de la historia de nuestro país. Lo que no puede ser es que haya tanta desinformación con la de recursos que existen. Vivimos en un momento horrible con las redes sociales, en el que la información ha perdido su valor. Afortunadamente sigue habiendo mensajes de amor y esperanza por ahí, como nuestra película, que es un alegato contra la guerra y el racismo, y un sí al amor, al entendimiento, a la tolerancia y a la aceptación.

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