La Maorma nevada, en una foto de archivo.
La Maroma nevada, en una foto de archivo.

¿Saben cuánto tiempo hace Málaga no vive una gran nevada? Pues la última vez fue hace exactamente 70 años, en febrero de 1954, y desde entonces estos eventos han sido tan infrecuentes que apenas quedan recuerdos de ellos. No obstante, las montañas de la provincia se engalanan de blanco cada invierno, proporcionando una experiencia única que para los más valientes y amantes del senderismo más extremos, es un gustazo. Según lo que depare febrero, como ya sucedió este enero, grandes picos como La Maroma ya se vistieron de nieve, aunque el sol permitió disfrutarlo durante poco tiempo. Este fenómeno tan peculiar atrae a miles de personas que buscan disfrutar de la nieve en diversas zonas, algunas de fácil acceso y otras reservadas para los más intrépidos.

Si tuviéramos que empezar a buscar nieve, sin duda habría que ir en primer lugar a la cima más elevada de la provincia, La Maroma, ubicada en la Sierra de Tejeda a más de 2.000 metros de altitud. Las rutas que se despliegan desde localidades como Canillas de Aceituno, Sedella, Alcaucín y Alhama de Granada ofrecen vistas panorámicas impresionantes. Una opción sugerente es emprender el camino desde Los Alcázares, en las cercanías de Alcaucín, ascendiendo hasta la Majada del Arce, donde es posible avistar cabras montesas en los riscos.

Por otro lado, el puerto de El Torcal, situado a 940 metros sobre el nivel del mar, se presenta como otra opción accesible desde Málaga. La antigua carretera que conecta con Granada, la A-7000, es especialmente popular entre los amantes de las dos ruedas a pedal, del ciclismo, y desde allí podemos disfrutar unas vistas al mar magníficas. Este puerto, rodeado por espacios educativos y museos como Las Contadoras y el ecomuseo Lagar de Torrijos, proporciona una perspectiva detallada de la vida los Montes de Málaga.

También está el Torcal de Antequera, un laberinto kárstico que se formó hace millones de años, un lugar que siempre ofrece sorpresas y que el frío antequerano a veces viste de blanco. Las nevadas ocasionales dan otro prisma muy diferente de su belleza, y con rutas sencillas y familiares, como las rutas verde y amarilla del entorno, se pueden explorar las formas únicas generadas por la acción del agua sobre la roca caliza.

Un pueblo mágico como Alfarnate, el municipio ubicado a mayor altitud en la provincia, se viste de blanco prácticamente cada invierno. Rodeado de cerezos, ofrece un sendero que recorre sus alrededores, mostrando un paisaje blanco durante el invierno y un manto de flores de cerezo en primavera. El festival Sakura, inspirado en la tradición japonesa, celebra la floración de los cerezos en esta encantadora localidad.

Las impresionantes imágenes de hielo y nieve que dejó la Sierra de las Nieves el año pasado.
Las impresionantes imágenes de hielo y nieve que dejó la Sierra de las Nieves el año pasado. / Antonio Jesús Jiménez

La Sierra de las Nieves es otro punto interesante. Desde el mirador del Alto de Hondonero, se pueden emprender caminatas hacia el pico del Chamizo, que se eleva a 1.641 metros, o explorar la zona de la cantera y el área recreativa Pindongos. Estas rutas permiten disfrutar de bosques de quejigos y presenciar fenómenos naturales como la cencellada, donde la humedad del ambiente se convierte en hielo, cubriendo árboles y arbustos con una fina capa helada en forma de agujas o plumas. Un espectáculo sorprendente para quienes buscan la nieve en Málaga.

La segunda cima más alta de Málaga es el Torrecilla, ubicada a 1.919 metros en Tolox. Este paraje se caracteriza por sus bosques de pinsapos y una meseta en el Puerto de los Pilones. Cada invierno, el Torrecilla se viste de blanco, proporcionando un espectáculo visual impresionante.

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