Sin chiringuitos, sin aglomeraciones y con el mar más azul: así es la pequeña cala más salvaje de Málaga que aún no han descubierto los turistas
Aguas turquesas, acantilados y un acceso oculto entre cañaveras en uno de los rincones más bellos de la Axarquía
Escondida cerca de Nerja, la Cala del Barranco de Maro es un remanso de paz que pocos conocen
Parece el Caribe, pero está en Málaga: así es la playa secreta donde se rodó ‘Verano Azul’
Entre los imponentes acantilados que perfilan la costa oriental de la provincia de Málaga, a escasos dos kilómetros y medio del núcleo urbano de Nerja, se encuentra un enclave natural que permanece al margen del bullicio turístico. Se trata de la Cala del Barranco de Maro, una diminuta playa de apenas 20 metros de longitud que parece resistirse al paso del tiempo y al avance de las multitudes. Su aislamiento, sumado a la dificultad para acceder a ella, ha contribuido a conservar intacta su esencia salvaje.
La cala se esconde entre la vegetación autóctona y los relieves irregulares de la sierra litoral. Está situada en la desembocadura del propio Barranco de Maro, en una zona marcada por la presencia de cañaverales y cultivos subtropicales, que conforman un oasis visual y sensorial de gran valor ecológico. No hay bares, ni hamacas, ni construcciones visibles; solo el rumor del mar, las piedras que crujen al pisar y la brisa que acaricia los acantilados.
Un entorno natural con colores imposibles
Lo primero que llama la atención en la Cala del Barranco de Maro es el contraste cromático que se genera entre el fondo marino, los guijarros de la orilla y las aguas del Mediterráneo. Las piedras, de diferentes tamaños y tonalidades grises, se funden con una lámina marina que va del azul profundo al celeste, pasando por intensos turquesas. Esta combinación de colores, potenciada por la luz que se filtra entre los acantilados, ofrece una de las estampas más impresionantes del litoral malagueño.
Toda la franja costera de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo es un espectáculo geológico que destaca por su belleza abrupta y su biodiversidad. En este tramo protegido, que sirve de frontera natural entre Málaga y Granada, se suceden numerosas calas escondidas, algunas más conocidas como la de Cantarriján (Granada), y otras casi secretas como la del Barranco de Maro, que mantiene intacta su condición de refugio silencioso.
Acceder al paraíso: entre caminos y cañaverales
Llegar hasta la Cala del Barranco de Maro requiere cierta determinación. El acceso no está señalizado como en otros puntos de la costa, y hay que prestar atención a cada tramo del recorrido. El punto de partida se encuentra en el kilómetro 294 de la carretera N-340, dirección Nerja-Almería, la antigua nacional que discurre paralela al litoral. Poco antes de llegar a una rotonda, hay que desviarse a la derecha y luego girar a la izquierda, en dirección a un pequeño puente que da acceso a una zona de aparcamiento.
Desde ese lugar parte un sendero que atraviesa un entorno natural de gran riqueza. El camino, visible y sin excesiva dificultad, se adentra entre cañaveras y cultivos. Tras varios minutos de caminata, se alcanza una pequeña edificación que marca la cercanía de la cala. A partir de ese punto, el terreno se vuelve más abrupto y rocoso, por lo que se recomienda extremar la precaución, especialmente en el descenso hacia el mar.
Un baño en aguas cristalinas rodeado de acantilados
El esfuerzo del trayecto se ve recompensado con un entorno de gran pureza. La entrada al mar es relativamente empinada y el suelo, compuesto por piedras de distintos tamaños, aconseja el uso de escarpines para quienes desean caminar o explorar la zona. Las aguas son excepcionalmente claras, lo que permite observar el fondo marino con nitidez, incluso sin necesidad de sumergirse por completo.
La cala está enmarcada por paredes rocosas que la protegen del viento y la aíslan del resto del entorno. Esto, unido a la ausencia de construcciones o servicios turísticos, convierte al lugar en una cápsula natural donde el tiempo parece detenerse. Es habitual encontrar la cala vacía o con muy pocos visitantes, especialmente en días laborables o fuera de la temporada alta.
También te puede interesar
Lo último