Guía para disfrutar Málaga en el Día Mundial de las Ciudades: arte, gastronomía y vistas que te dejan sin aliento

En el Día Mundial de las Ciudades, Málaga demuestra que tradición y modernidad pueden convivir en perfecta armonía

Una ciudad para saborear con calma: tapas, museos y vistas al Mediterráneo

Málaga es historia viva: del Teatro Romano al Castillo de Gibralfaro

Una vista del centro histórico de Málaga, con la Catedral de Málaga dominando.
Una vista del centro histórico de Málaga, con la Catedral de Málaga dominando. / Javier Albiñana

Cada 31 de octubre el mundo celebra el Día Mundial de las Ciudades, una fecha instaurada por las Naciones Unidas en 2013 para reflexionar sobre los desafíos y oportunidades que afrontan las urbes contemporáneas. Bajo ese espíritu, Málaga se erige como un ejemplo de ciudad que ha sabido evolucionar sin perder su esencia. Su modelo urbano combina sostenibilidad, innovación y respeto por el patrimonio, convirtiéndola en una de las capitales más visitadas del sur de Europa.

Málaga no solo destaca por su patrimonio histórico o su oferta cultural, sino también por su capacidad para integrar pasado y futuro en un mismo paisaje. Su equilibrio entre costa y montaña, su envidable clima y su ritmo de vida amable hacen que cada visita sea una experiencia distinta para cualquier turista.

Arte y cultura en cada rincón

El corazón artístico de Málaga late en sus museos. En pocos kilómetros se concentran espacios de primer nivel como el Museo Picasso, el Museo Carmen Thyssen Málaga y el Centre Pompidou Málaga, tres instituciones que simbolizan la vocación cultural de la ciudad. Pero entre ellos destaca un lugar aún menos conocido: el Museo de Málaga, situado en el Palacio de la Aduana. Con una colección arqueológica de más de 15.000 piezas y un recorrido pictórico que abarca siglos de arte andaluz y español, este museo permite comprender en profundidad la evolución histórica y cultural de la provincia.

A pocos metros, la Catedral de Málaga, conocida cariñosamente como La Manquita, domina el skyline del centro histórico. Su construcción, iniciada en el siglo XVI y nunca concluida, es una lección viva de historia del arte: mezcla elementos renacentistas, barrocos y neoclásicos que conviven en perfecta armonía. Pasear por su interior es adentrarse en una joya arquitectónica que ha resistido al paso del tiempo y que continúa siendo símbolo espiritual y cultural de la ciudad.

Historia viva: de Roma al mundo árabe

Málaga conserva también vestigios de sus múltiples civilizaciones. El Teatro Romano, a los pies de la Alcazaba, recuerda el esplendor del Imperio que dio origen a la urbe. Desde allí, un recorrido ascendente conduce hasta la Alcazaba, una fortaleza musulmana del siglo XI que conjuga jardines, patios y murallas con una restauración ejemplar realizada por el arquitecto Prieto-Moreno.

Más arriba se alza el Castillo de Gibralfaro, del siglo XIV, conectado con la Alcazaba por un camino entre pinares. Su perímetro amurallado ofrece tres miradores panorámicos desde los que se puede contemplar la bahía, el puerto y el entramado urbano de Málaga. Incluso el diario británico The Sun hace hincapié en que son unas vistas que están entre las más espectaculares de toda la Costa del Sol y permiten comprender por qué la ciudad ha cautivado a generaciones de viajeros.

Gastronomía malagueña: del espeto a la alta cocina

Si algo define la identidad de Málaga es su gastronomía. Su cocina combina tradición marinera, productos locales y técnicas heredadas del pasado. Es indispensable probar la fritura, en cualquiera de sus variantes, también un plato identitario como el gazpachuelo, así como un buen espeto, aunque ya hemos entrado en los meses con 'r'... Estos conforman parte del ADN culinario de la provincia. En palabras de The Sun, “el marisco debe ser el plato estrella”, y los chiringuitos del litoral malagueño lo demuestran cada día.

La ciudad también acoge algunos de los restaurantes más reconocidos de Andalucía, como Kaleja, del chef Dani Carnero, o José Carlos García, ambos con Estrella Michelin. En ellos, la innovación gastronómica se combina con el sabor de la tierra. No obstante, las tabernas tradicionales siguen siendo el alma de la vida local. Lugares como El Pimpi Florida, La Tranca o La Casa de Guardia mantienen intacta la esencia popular, donde vino dulce, tapas y conversación se entrelazan como parte del paisaje urbano.

Una ciudad hecha para caminar

Pese a ser la sexta ciudad más grande de España, Málaga conserva una escala humana que invita a recorrerla a pie. Según destaca The Sun, sus principales monumentos —la Catedral, la Alcazaba y el Teatro Romano— están a escasos minutos unos de otros, y sus calles empedradas están diseñadas para pasear sin prisa.

El diario británico también subraya la comodidad de acceso a la capital: el centro histórico se encuentra a solo 15 minutos en coche del aeropuerto, lo que la convierte en un destino ideal para escapadas cortas o fines de semana culturales.

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