El lugar más mágico de Málaga en noviembre: todo lo que debes saber sobre el Bosque de Cobre, pueblos y rutas
Un espectáculo natural que transforma el valle del Genal cada otoño
Los doce pueblos que dan forma al Bosque de Cobre
Castañares centenarios y tradiciones que marcan la vida del valle
En el corazón de la Serranía de Ronda, el otoño transforma el paisaje en un espectáculo de colores cálidos y luminosos. Es entonces cuando surge el llamado Bosque de Cobre, un nombre poético que define a los extensos castañares del valle del Genal, donde los montes se tiñen de tonos ocres, dorados y anaranjados. Este rincón de la provincia de Málaga ofrece una de las estampas naturales más bellas del año, un escenario que cada noviembre envuelve a pueblos, senderos y montañas en un ambiente de calma y belleza inigualable.
El Bosque de Cobre se extiende por una docena de municipios del valle del Genal, una de las tres grandes zonas geográficas que conforman la Serranía de Ronda junto a la meseta y el valle del Guadiaro. Sus castañares, algunos centenarios, cubren las laderas de estas sierras agrestes, formando un tapiz natural que combina la riqueza ecológica con la tradición rural.
En este entorno, los bosques de hoja caduca contrastan con los de pinos, encinas y alcornoques, configurando un paisaje de gran diversidad. Durante siglos, los castaños han sido fuente de vida para las familias del Genal: su fruto, la castaña, ha sustentado la economía local, ha dado lugar a oficios artesanales y ha inspirado una gastronomía que hoy forma parte del patrimonio cultural de la Serranía de Ronda.
Los caminos ocres del valle del Genal
Adentrarse en el Bosque de Cobre es recorrer un mosaico de senderos que conectan pueblos blancos entre montes cubiertos de hojas. Uno de los itinerarios más representativos es la Gran Senda de Ronda (GR-141), cuyas etapas 4, 5 y 6 transcurren junto al cauce del río Genal, rodeadas por un mar de castaños. También hay rutas de pequeño recorrido que atraviesan los bosques más conocidos, proponiendo paseos de una a tres horas de duración.
Estos caminos se convierten en un refugio de silencio, donde solo resuenan los pasos sobre la hojarasca, el murmullo de los arroyos y el canto de las aves. La luz del otoño, tamizada entre las ramas, realza la atmósfera mágica de este entorno, invitando a contemplar el paisaje en calma.
Un ecosistema singular en la Serranía de Ronda
El castañar es una formación forestal de enorme valor ecológico, económico y cultural. Los árboles pueden alcanzar hasta 25 metros de altura, y su ciclo marca el ritmo vital de los pueblos del Genal. Cuando llega noviembre y finaliza la campaña de recogida de castañas, una actividad que produce millones de kilos cada año, las comunidades rurales celebran su fruto con antiguas tradiciones, como los tostones, reuniones populares donde se asan castañas acompañadas de anís o aguardiente local.
Aunque los castañares pertenecen en su mayoría a fincas privadas, existen miradores naturales y senderos públicos desde los que se puede contemplar este espectáculo visual. Algunos de los más destacados se encuentran en valle del Genal, Atajate, Benadalid o Alpandeire, cuyo mirador de Fray Leopoldo ofrece una panorámica excepcional del valle.
Los pueblos del Bosque de Cobre
El Bosque de Cobre se reparte entre doce encantadores pueblos blancos: Alpandeire, Benadalid, Benalauría, Cartajima, Faraján, Genalguacil, Igualeja, Jubrique, Júzcar, Parauta, Pujerra y Yunquera. Todos ellos conservan una arquitectura tradicional, calles empinadas y un modo de vida vinculado al bosque.
Entre ellos, Igualeja destaca por albergar la fuente del río Genal, un espacio declarado Monumento Natural. Pujerra, considerado uno de los pueblos más bonitos de la zona, acoge el Museo de la Castaña y celebra una de las fiestas más animadas del “tostón”. Parauta, rodeado por un denso bosque, es uno de los núcleos más pequeños y silenciosos, mientras que Cartajima ofrece una amplia vista al castañar y se asienta junto a los Riscos de Cartajima, un paisaje kárstico singular.
Faraján añade al encanto del Bosque de Cobre otro atractivo natural: las Chorreras de Balastar, una cascada vertical que cobra fuerza con las primeras lluvias otoñales. Y en el extremo del valle, Júzcar, conocido como la Aldea Azul por el color de sus casas, pone el toque pintoresco a este conjunto de pueblos rurales.
Castañas, fiestas y fogones otoñales
El final de la cosecha marca el inicio de la temporada gastronómica más esperada. En los bares y restaurantes de la Serranía de Ronda abundan los platos elaborados con castañas: desde una crema caliente con matalahúva hasta un solomillo con salsa de castañas o un flan elaborado con este fruto. Pero el símbolo más auténtico sigue siendo el tostón, la tradicional castaña asada al fuego de leña, que impregna el aire de un aroma inconfundible.
En pueblos como Pujerra, cada mes de noviembre se celebra esta costumbre ancestral en una fiesta popular donde se reparten cartuchos de castañas recién tostadas y se brinda con mistela, el licor local hecho con uva, almendra y café. Así, entre el humo, el aroma y el color del bosque, el Bosque de Cobre se confirma como uno de los lugares más mágicos de Málaga y el auténtico emblema del otoño andaluz.
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