El museo de los Dólmenes y otros cinco tesoros del Neolítico que visitar en la provincia de Málaga
Recién inaugurado, el espacio de exposición arqueológica en Antequera llama la atención sobre un periodo especialmente rico en la provincia
Yacimientos en Ardales, Antequera, Campillos, Ronda y Teba son algunas de las importantes piezas arqueológicas que conforman el vistoso puzle neolítico malagueño
La puesta de largo institucional del flamante museo de los Dólmenes en Antequera Dólmenes en Antequera ha plasmado un lugar en el conocer, admirar y expandir la historia de estos monumentos neolíticos entre los que se encuentra el dolmen más grande del mundo (el de Menga), pero también sirve para poner en valor lo hallado en diversos yacimientos arqueológicos de la provincia malagueña. El neolítico, se considera así al periodo de tiempo entre hace 8.000 y 6.000 años aproximadamente, tiene bastantes manifestaciones y lugares de importancia en la provincia de Málaga, que es de las más ricas de este tipo de yacimientos. Se encuentran salpicados por toda la geografía provincial, en cuevas como la de Nerja, Ardales o el Toro, en oquedades y abrigos de diversas sierras malagueñas y hasta en el cerro de la Tortuga de Málaga capitaTortugaMálagal.
Por eso, antes o después de visitar el museo de Los Dólmenes es relativamente fácil planear una ruta por otros tesoros neolíticos de la provincia de Málaga que no estén excesivamente lejos de la localidad antequerana. Pinturas, estructuras funerarias o poblados que fueron habitados más de 3.000 años antes de que se construyesen, por ejemplo, las pirámides de Egipto, son algunas de los tesoros que se pueden visitar y la mayoría de ellos están en parajes naturales altamente reconfortantes. Llevar un atuendo cómodo, ir preparados con algo de comida y ganas de viajar al pasado son algunas de las recomendaciones más básicas. Así como visitar los lugares con tiempo e información para poder entenderlos y disfrutarlos. No hay prisa y esta pequeña lista no es una ruta que hacer en un sólo día, ya que quedarían atrás muchos de los detalles que hacen únicos a los yacimientos.
Cueva de Ardales
Uno de los grandes tesoros arqueológicos de la provincia. Con más de mil pinturas prehistóricas, la cueva de Ardales (también llamada de Trinidad Grund) fue puesta en valor en el primer cuarto del siglo XIX y recientemente se han estudiado y datado pinturas de neandertales (más de 60.000 años de antigüedad) que confirman que los antecesores del homo sapiens pensaban en el futuro y tenían más recorrido intelectual del que habitualmente les otorgaba la ciencia. Es un lugar muy importante en los estudios de los habitantes de la península ibérica en el pasado y no sólo hay resto del paleolítico, también del periodo neolítico. Además, los trabajos en ella han ido datando la presencia continua de humanos en el paraje excepto en un lapso de 7.000 años en los que se cree que el entorno cambió y los humanos emigraron un poco más al norte. Luego volvieron. Uno de esos sitios que parece increíble cuando se repasan los aportes arqueológicos que ha dado.
Cueva del Toro, Antequera
De ella han llegado al museo de los Dólmenes hasta 22.000 piezas arqueológicas que se custodiaban en la Universidad de La Laguna, Tenerife y en ella se encontró la Venus del Torcal. La Cueva del Toro en Antequera estuvo habitada durante casi todo el neolítico y es clave en la reconstrucción de la vida en esa época. Un lugar cercano al museo de los Dólmenes imprescindible.
Necrópolis de Las Aguilillas, Campillos
Otro paraje habitado desde antes del neolítico pero que también tiene restos de esa época. Está en el término municipal de Campillos, aunque fue excavado y descubierto por iniciativa del vecino pueblo de Ardales. La historia de su puesta en valor es curiosa: un pastor convence a arqueólogos para que vean un nido de ametralladoras de la Guerra Civil Española y se dan cuenta de que está situado en construcciones previas. son cuevas realizadas por el ser humano que hoy en día están en un lugar natural precioso jugo al embalse del Guadalteba. La ruta es entre pinos y vegetación.
Dolmen de la Giganta o El Chopo, Ronda
Al lado de un camino, en lugar privado pero se puede contemplar. Datado de finales del neolítico, principios de la edad del cobre, entre olivares se encuentra un monumento que permite hacerse una idea de cómo eran las tumbas de la época. Está en un punto clave del entorno, cercano a un gran desnivel y es más placentero de observar al amanecer o al atardecer. Será la magia del pasado lejano. En su plenitud debió ser parecido al de Menga.
Cueva de Las Palomas, Teba
También se han documentado ocupaciones previas al neolítico. Es recomendable ir con guía y no está puesta en valor como otros puntos, pero merece la pena. Arqueológicamente es de gran importancia esta zona que se enceuntra en un punto natural de gran belleza y terreno abrupto. Informarse en Teba y tener claro qué se puede y no se puede ver antes de ir es importante. La ruta hasta ella es muy bonita y asequible. Hay trabajos de recuperación arqueológica funcionando en este terreno kárstico con peligro de inundación.
El museo de los Dólmenes y los tres dólmenes principales de Antequera (Menga, Viera y Romeral)
La joya de la corona. El dolmen más grande del mundo (el de Menga), el nuevo museo y las construcciones de Viera y el tholos de El Romeral. De visita obligada por los escolares, amplificar lo conocido con las piezas e interpretaciones del museo más una visita en primavera al complejo de los dólmenes antequeranos y la peña de los enamorados se lleva una mañana o una tarde enteras y suele dejar con ganas de más. Un viaje a la antigüedad para desconectar de casi todo.
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