La farola

La nao Victoria vuelve a atracar en el puerto de Málaga y acepta visitas hasta el 15 de enero

La Nao Victoria, al atardecer.

La Nao Victoria, al atardecer. / Josué Correa Araujo

Son 500 años de historia los que desde esta semana están anclados en el muelle número 2 del puerto de Málaga, en la zona del Palmeral de las Sorpresas del Muelle Uno. La réplica de la nao Victoria, uno de los cinco barcos que formaron parte de la expedición que Fernando de Magallanes comenzó el 10 de agosto de 1519 en busca de las islas Molucas, en Indonesia). Lo hace esta vez con motivo del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, girando por los puertos más importantes de España y Europa.

Desde el jueves 22 de diciembre y hasta el 15 de enero, esta réplica de la nao Victoria permite conocer a pequeños y adultos cómo eran los buques y la navegación en el siglo XVI y cómo fue esta embarcación que tan importante fue en el pasado para descubrir el mundo que hay conocemos. El acceso a la cubierta para conocer los entresijos del barco y su historia requiere de entradas, la general cuesta 6 euros y para niños de entre cinco y diez años 3 euros. También ofrecen un pack familiar con dos entradas generales y tres niños a 12 euros.

El horario de visita es de 10:00 a 19:30 horas todos los días con algunas excepciones. Por ejemplo el 24 y 31 de diciembre y 5 de enero, que el horario se reduce de 10:00 a 14:00 horas, y por otro lado el 25 de diciembre, el 1 y 6 de enero, que abrirán por la tarde, de 16:00 a 19:30 horas.

Esta conmemoración de los 500 años, medio milenio, desde que dio la primera vuelta al mundo la nao Victoria cuenta la historia de cómo el buque regresó en solitario con 18 tripulantes –tras partir con 45– a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522 tras haber dado la vuelta al mundo en tres años y 28 días. La réplica fue construida en 1991 conservando muchos detalles y aspectos de la construcción de la época y desde entonces ha recorrido más de 26.000 millas por mares y océanos, dando su propia vuelta al mundo y parando en multitud de diferentes continentes.

Se considera una de las mayores construcciones del siglo XVI, principalmente por la gran capacidad que podía soportar el navío, perfecto para la travesía a la que se encomendó. Cuando regresó al puerto de Sanlúcar de Barrameda lo hizo, además de con 18 tripulantes, con alrededor de siete toneladas de clavo y algunas menos de canela entre otras cosas, suficiente para costear la expedición.

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