Esta playa de Málaga es una joya oculta por sus aguas cristalinas, pasa desapercibida y está en Mijas
La playa Peñón del Cura es una pequeña cala, poco concurrida y de aguas limpias que merece la pena visitar cada verano
La pequeña y solitaria cala secreta en Málaga que se accede por unas escaleras que llevan al paraíso este verano

Málaga destaca por su extensa línea costera, también por la amplitud y extensión de algunas de sus playas más famosas, también por sus múltiples servicios turísticos y su clima privilegiado durante todo el año. Sin embargo, más allá de las más populares, existen rincones menos frecuentados que conservan la esencia natural del litoral malagueño. Uno de esos lugares es la playa Peñón del Cura o Piedras del Cura, en Mijas, un enclave discreto y pequeño pero lleno de encanto, que ofrece un contacto directo con la naturaleza y un entorno ideal para quienes buscan tranquilidad, aguas limpias y paisajes de postal.
La playa Piedras del Cura se sitúa en la zona de Las Lagunas de Mijas, justo al borde de un escarpado acantilado y muy próxima a la A-7. A pesar de su cercanía con la carretera, el lugar permanece en un relativo anonimato para muchos visitantes, lo que permite conservar su carácter íntimo y su ambiente silencioso. De hecho, una vez abajo, el sonido del tráfico se reduce considerablemente, dejando espacio al rumor del mar y al canto de las aves costeras.
El acceso a esta cala se realiza a través de una empinada escalera de madera y cemento, que conduce desde el aparcamiento, ubicado fuera de la carretera y con espacio limitado para vehículos, hasta la pequeña zona de playa. Este pequeño tramo ofrece una recompensa espetacular, en un entorno rocoso de gran belleza, ideal para quienes prefieren entornos más agrestes frente a los arenales masificados.
Un paraíso para el esnórquel y la observación de fauna
La playa Piedras del Cura no cuenta con instalaciones como duchas, aseos, hamacas o chiringuitos, pero precisamente en esa ausencia de servicios radica su atractivo para quienes buscan una experiencia más natural. Los guijarros y las formaciones rocosas no solo definen su fisonomía, sino que crean un hábitat propicio para la vida marina. Las aguas cristalinas permiten una excelente visibilidad para la práctica del esnórquel, donde es habitual encontrar bancos de peces, cangrejos y mejillones adheridos a las rocas, incluso se han avistado delfines en la zona. El entorno invita a la contemplación, especialmente al amanecer o al atardecer, cuando los colores del cielo se reflejan en el mar y la playa se torna aún más especial.
En uno de los extremos de la playa se alza un gran peñón coronado por una cruz y una pequeña imagen de la Virgen. Desde su cima, accesible con precaución, se obtiene una vista panorámica del litoral que abarca desde el faro de Calaburras hasta los perfiles urbanos de Fuengirola. Esta formación rocosa actúa como mirador natural y forma parte del peculiar paisaje que define esta zona del municipio. La playa marca también un punto de transición entre Mijas y Fuengirola, es la última playa de Mijas si se recorre la costa de oeste a este, o la primera si se accede desde el otro sentido.
Muy próxima a esta cala se encuentra la playa del Chaparral, otra de las menos concurridas de la Costa del Sol. Con unos 850 metros de longitud, esta playa destaca por su amplitud y por las posibilidades que ofrece para la práctica de deportes acuáticos como el windsurf, la vela o el submarinismo. También cuenta con una zona donde se permite el nudismo.
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