Málaga

Aumento “exponencial” de las infecciones de transmisión sexual

Gente paseando por la calle.

Gente paseando por la calle. / Javier Albiñana (Málaga)

“El número de contagios aumenta exponencialmente”. Lo que era una certeza poco reconocida por muchos profesionales para no generar alarma social, fue admitida en el Parlamento andaluz a mediados de julio pasado por la consejera de Salud, Catalina García: el incremento de las infecciones de transmisión sexual (ITS) las ha convertido en “un grave problema de salud pública”. Una tendencia no sólo a nivel autonómico, sino también nacional y mundial.

Expertos en estas patologías explican el crecimiento por dos razones. Una, que el menor miedo al sida –por los tratamientos preventivos que hay en la actualidad– se traduce en una disminución del uso del preservativo y el consecuente aumento de los contagios de otras ITS. Dos, que las aplicaciones de citas multiplican los contactos sexuales y que por las características de estos –con personas sin ningún vínculo–, se dificulta el rastreo, de modo que la infección se disemina más.

Según el Boletín Epidemiológico Semanal de la Consejería de Salud (BES), de 2021 a 2022, aumentaron todas las ITS. En su conjunto, en la provincia de Málaga, un 46%. Los datos del BES recogen un incremento en sífilis, chlamydia, gonorrea y herpes genital.

Las aplicaciones de citas facilitan más contactos y posibilidades de contagio si no se utiliza protección

La presidenta de la Sociedad Andaluza de Contracepción (SAC) y experta en salud pública, María Jesús Alonso, aclara que los datos sólo reflejan la punta del iceberg. Porque muchos pacientes que acuden a Urgencias son tratados en función de sus síntomas sin que se les haga la correspondiente prueba. Por lo tanto, no son diagnosticados y no cuentan en las estadísticas. Por eso Alonso explica que “hay un infradiagnóstico”. Y también porque no todos los casos diagnosticados se notifican. De ahí que la facultativa afirme: “Sabemos que las ITS no están bien contabilizadas, que están infradiagnosticadas y a pesar de ello, el incremento es asombroso”.

De ahí que la Administración sanitaria haya tomado la iniciativa de implementar un nuevo protocolo para la prevención y el seguimiento de las ITS coordinado entre los centros de salud y los especialistas de los hospitales que atienden estas patologías (ginecólogos, urólogos y facultativos de Urgencias). El objetivo es garantizar la detección precoz y la trazabilidad de los contactos para cortar la cadena de contagios lo antes posible.

El menor miedo al sida lleva a utilizar menos el preservativo, lo que favorece los contagios

Los especialistas consultados aclaran que no se trata de lanzar un mensaje de puritanismo o abstinencia, sino de protección. Para ello, el preservativo es imprescindible. Alonso explica que el condón para las ITS actúa como barrera igual que el tapabocas funcionó contra el coronavirus. “En el Covid, con mascarilla no hay riesgo, pero sin mascarilla puede haber contagio”, ejemplifica. En este caso, la protección es el preservativo. Aunque tampoco es total ya que hay ITS –como el herpes genital o el virus del papiloma humano (VPH)– en las que las infección puede transmitirse por el contacto de otras partes del cuerpo. “Prácticas protegidas, prácticas no protegidas. Eso es lo que importa”, insiste Alonso. Porque añade que “no hay personas de riesgo, sino prácticas de riesgo”.

Juan Bosco, miembro del Grupo Español de Investigación de ITS y VIH de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), también ratifica que hay “un aumento claro, claro, claro” de estas infecciones. Por eso recomienda en primer lugar, la protección: “El preservativo por encima de todo”. Y en segundo término, en caso de que se tengan prácticas de riesgo (sin protección), realizarse pruebas periódicas de ITS.

El facultativo explica que hay dos grupos que tienen hábitos de riesgo. Uno, el de “chicos que tienen sexo con chicos” (relaciones anales sin protección). Y otro, el de gente joven heterosexual que cambia de pareja con frecuencia y no se protege. En ambos casos, la ausencia de uso del condón es la práctica de riesgo que los expone a contraer o transmitir una ITS.

Alonso insiste en que “hay que tener muy claro que el aspecto físico de una persona no es suficiente información para tener relaciones sexuales no protegidas”. De ahí que aconseje que en las relaciones esporádicas –como se desconoce si la otra persona puede sufrir o no una ITS– se use preservativo. En el caso de parejas estables que quieran tener relaciones sin protección, ambos deben hacerse previamente un cribado para asegurarse que no están infectados. Luego, pueden prescindir del condón siempre que ninguno tenga contactos sexuales fuera de la relación. En general, las ITS tienen más impacto entre varones jóvenes (25 a 35 años). Sólo la chlamydia predomina entre las mujeres.

Como conclusión, Alonso vuelve a apelar al uso del preservativo para atajar las ITS, como en su día se empleó la mascarilla contra el Covid, y advierte: “No importa ni con cuántos ni con quien [si se tienen relaciones], sino que sean contactos múltiples y desprotegidos”.

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