Arquitecto

Carlos Lamela: "Málaga era una ciudad de llegar, nadie se quedaba, y ahora es un polo de atracción"

Carlos Lamela posa en uno de los áticos de su último proyecto en Málaga.

Carlos Lamela posa en uno de los áticos de su último proyecto en Málaga. / Javier Albiñana

"Parece la casa de James Bond", repite una y otra vez Carlos Lamela (Madrid, 1957) henchido de orgullo mientras visita el ático de las Torres de Sierra Blanca, su último proyecto rematado en Málaga. No deja de hacer fotos con su móvil y voltearse, "qué planitud", repite una y otra vez sobre la fachada. No puede esconder su orgullo, aunque tampoco trata de hacerlo. Acaba de poner el techo al lujo en la ciudad, continuando con el legado que su padre le cedió con su estudio, en el que iba no sólo una de las firmas más importantes de España, sino una parte importante de la morfología de la ciudad

Lamela adquirió, en parte, su amor por el oficio cuando de niño su padre le llevaba a los esqueletos en construcción de La Nogalera o Playamar. También templó el carácter de la meseta en el verano marbellí junto al Mediterráneo. Y todo eso se deja ver en su obra, en su firma, que vuelve a encontrarse con el mar de Alborán. "Quizá era demasiado tiempo sin venir", suspira, cuando tiene aún en cartera la tercera de las Torres del Rio o el Tercer Hospital, con la vista puesta en cualquier oportunidad que surja en la ciudad.

-Debe estar contento, ha dicho que el de las Sierra Blanca Towers es uno de los proyectos más importantes del Mediterráneo.

-Podemos estar hablando de un caso de éxito, no ha habido una sola crítica negativa a nada y los edificios en altura siempre han tenido parte de crítica por la ciudadanía. Y en este caso, quizás porque se ha visto que por encima de la volumetría es una arquitectura respetuosa, limpia, que tiene cierto movimiento que desde el punto de vista escultural, ha encajado bien con el lugar. Estoy muy contento, sin duda.

-No es su único proyecto aquí, tanto de usted como de su estudio. Forman ustedes parte de la ciudad.

-El estudio empezó a trabajar en Malaga hace más de 60 años, el primer edificio que hizo mi padre aquí fue el Meliá Torremolinos. 

-Cuando aún era parte de Málaga.

-Sí. Entonces fue una obra importante, desgraciadamente desaparecida hoy porque no hemos sabido cuidar nuestro patrimonio arquitectónico. Era un paso adelante más, luego vinieron Playamar, La Nogalera, los que hicimos en el paseo Marítimo Ciudad de Melilla... Esto es un poco la continuación décadas después. Hay una continuidad, para nosotros muy bonita, pero también una responsabilidad importante. 

-Podemos decir que su padre dibujó grandes hitos en Torremolinos y La Malagueta, ahora usted renueva el litoral oeste de la ciudad. 

En el estudio nunca hemos separado mis cosas de las de mi padre. Este año hacemos 70 años y ha habido una continuidad a lo largo de los 70 años. Hace muchos años que yo cogí la responsabilidad, pero me acuerdo de venir, de niño, a ver las obras de mi padre. Ya eran unos años sin trabajar en Málaga, quizás demasiados

-Ahora se resarce. 

Ahora tenemos la suerte de hacer este proyecto tan importante. Y el próximo será el hospital, que hemos tenido la suerte de ganar en concurso público.

"Estaría encantado de hacer cualquier proyecto que aporte a la ciudad de Málaga, no hace falta que sea una obra grande"

-Después volveremos al Tercer Hospital, pero ¿qué diferencia encuentra en esa Málaga que veía de niño y la actual? 

-No soy experto, puedo hablar de una vivencia personal. Málaga ha pasado de ser una ciudad que prácticamente no contaba para la Costa del Sol a convertirse en un polo de atracción. Y no solamente turístico, también residencial, con una imagen internacional que antes no tenía. Era una ciudad de llegar, pero nadie se quedaba en Málaga. Ahora es un destino más redondo, siempre ha sido una de las ciudades más importantes de España, pero ahora se ha reafirmado a nivel de prestigio y algunos ya piensan que es la ciudad más dinámica de Andalucía, por delante de Sevilla incluso. 

-Volvamos al Tercer Hospital. De los edificios a la infraestructura.

-Es un proyecto muy importante porque va a ser el hospital más grande de Andalucía, 800 camas, con una inversión importantísima, un hospital de nueva generación. Pero, lógicamente es un equipamiento que no puede ser una locura, con una economía razonable. Estamos hablando de una máquina de curar muy, muy estructurada. Recordemos que Málaga es la única provincia que crece en demografía y no se habían actualizado ciertas infraestructuras, por eso va a cubrir un espacio importantísimo. 

-¿Cómo va el proyecto?

-Va cumpliendo los plazos acordados de forma precisa. Se entregó el proyecto ejecutivo por parte de la UTE  a final de año y estamos esperando los informes de la administración para verificar que es correcto y hacer algunas modificaciones que normalmente hay que hacer. La idea es que esto se pueda sacar a licitar lo antes posible y que se empiecen las obras cuanto antes.

El arquitecto vuelve a Málaga después de que su padre firmase algunos de los grandes edificios de la ciudad. El arquitecto vuelve a Málaga después de que su padre firmase algunos de los grandes edificios de la ciudad.

El arquitecto vuelve a Málaga después de que su padre firmase algunos de los grandes edificios de la ciudad. / Javier Albiñana

-Ha dicho antes que son demasiados años sin estar en Málaga. Si hiciese la Carta de los Reyes, ¿qué le gustaría hacer?

-(En este momento piensa, intenta aguantar una sonrisa que acaba desbordándose, regodeándose en futuribles) Los arquitectos, si nos ponemos a pedir, somos muy pedigüeños. Estoy encantado de hacer lo que pueda en la ciudad de Málaga, estoy muy satisfecho con las torres, con el hospital. En el estudio estamos muy metidos ahora en el mundo aeroportuario, pero Málaga tiene una terminal estupenda. También estamos con los campos de fútbol, que también está cubierto. Yo creo que Málaga tiene en estos momentos de todo y no necesita muchas cosas. Sé que hay otros equipamientos importantes como el Palacio de Congresos de mi amigo Ángel Asenjo, que se va a ampliar y espero que lo haga él, porque es un proyecto suyo. Pero todo lo que podamos aportar a Málaga, encantados, sin necesidad de que sea una obra grande, una cosa pequeña que sea necesaria y nos acerque, sería estupendo. Simplemente el hecho de estar aquí y contribuir a esta ciudad que consideramos como propia, encantado de hacerlo.

"En el estudio nos falta por hacer una gran torre de 150 metros, pero Málaga quizás no sea la ciudad para eso"

-¿Algo que le falte por hacer, quizá?

-Yo siempre he dicho que el único proyecto que nos falta como tipología, que hemos proyectado pero no hemos llegado a construir, es una gran torre de 150 o 200 metros. Pero Málaga posiblemente no sea el lugar para hacer eso, lo dejamos para otras ciudades, otros destinos. 

-Si hay un proyecto así aquí es la torre del puerto, con bastante polémica, ¿qué le parece? 

-Yo soy muy amigo de Pepe Seguí, le tengo un respeto enorme, respeto su proyecto y no lo conozco lo suficiente para tener una opinión formada. Los edificios por el hecho de ser altos, no son malos. Yo sé que ha sido un proyecto polémico, no sé exactamente la razón, pero para analizar un proyecto no sólo hay que analizar la arquitectura desde un punto de vista formal, sino todo lo que rodea la decisión. Un proyecto de estas características es una decisión socio-político-económica que tiene un montón de implicaciones y para poder opinar hay que tener un conocimiento muy preciso que yo no tengo. 

-La Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, que ha abierto un contencioso contra el proyecto, propuso que lo movieran justo a esta zona, junto a sus torres, por ser una zona dinámica.

-Con la Real Academia de San Telmo tengo buena relación porque las personas que están allí merecen todo mi respeto, confianza, admiración y respeto muchísimo lo que digan. De hecho, nosotros en Madrid para algún tema muy complejo les hemos pedido su opinión y siempre han actuado de manera totalmente desinteresada, muy profesional y buscando el bien de la arquitectura, de las bellas artes, de las ciudades. Estoy convencido de que lo que ellos opinen va a ser una opinión muy sólida.

-A unos metros del Dique de Levante se salvó hace poco uno de los proyectos de su estudio en La Malagueta. 

-Es una historia muy curiosa, interesante y divertida. Me llamó un día una vecina del edificio muy preocupada porque se iba "a alterar un portal muy bonito", porque además es un edificio de mi padre muy emblemático. Hablé con ella, se movió, concitó a una serie de arquitectos y otros defensoras del portal, nos hicimos allí una foto, la conjura del portal que se llamó y se logró que la Junta de Andalucía no sólo protegiese el portal sino todo el edificio. Con la suerte, por cierto de que no se habían cerrado las terrazas que dan al mar, porque desgraciadamente es un cáncer que tenemos en la cultura española. Estoy muy contento no solamente porque sea de mi padre, sino porque creo que para el patrimonio de la ciudad de Málaga y de Andalucía es muy importante tomar esas decisiones. 

"Los cerramientos en las terrazas son un cáncer de España, por suerte no lo hicieron en el edificio que protegieron de mi padre en La Malagueta"

-No fue el único, creo.

-A raíz de aquello me llamaron de otro portal, muy cerca, que hizo mi padre. Habían alterado una serie de elementos muy bonitos, querían desmontar unas vidrieras, que eran obras de arte trabajadas con artesanos. Todas estas decisiones son importantes para proteger el patrimonio cultural de una ciudad que no tiene demasiadas torres, porque es una ciudad enfocada a otro tipo de arquitectura, pero las cosas que tiene son de interés. En paralelo estuvimos hablando de proteger algunos edificios en Torremolinos, como La Nogalera, Playamar...

-Si hay un problema en Málaga ahora mismo es la vivienda. Hay quien ha puesto el foco en estas torres que tantos millones cuestan pero, ¿son excluyentes?

-Tienen que convivir en la misma ciudad de una forma bien estructurada. Lo que menos se puede hacer son guettos, ni de ricos ni de pobres. Hay una cosa que tenemos que tener en cuenta, se habla del rico o del pobre, como si fuese el alto o el bajo, que nunca te podrás desviar. Pero desde el punto de vista socioeconómico vas cambiando, el menos pudiente mañana puede ser pudiente y viceversa. A lo mejor el chico joven de 25 hoy no puede permitírselo, pero cuando tenga 50 a lo mejor sí puede comprar aquí. Es un discurso anticuado que responde a una sociedad mucho más estática y compartimentada. Hay que pensar en una ciudad con vivienda más asequible y menos asequible, tiene que haber viviendas para todo, incluso para los que no tienen nada. 

-Es un problema de las ciudades en crecimiento, pero Málaga está especialmente afectada.

-El tema de la vivienda es un tema muy serio, que además hay que analizar en profundidad en toda España, pero en las zonas turísticas es peor. Cuando tienes una zona con muchísima demanda, que es estupenda: sol, playa, turismo. La gente se muere por venir aquí, es capaz de pagar lo que sea y, evidentemente, expulsa del mercado a aquellos que necesitan vivir de su salario y que, sin embargo, tienen que proveer de servicios y trabajar: enfermeros, médicos, chóferes, taxistas, fontaneros, electricistas... Entonces tiene que haber viviendas de bajo coste, de medio coste y de alto coste. Y que sea flexible.

"Ayuntamiento y Junta deberían hacer un esfuerzo increíble para crear bolsas de vivienda asequible"

-¿Qué haría falta? 

-Tendríamos que crear ciudades que articulasen muy bien las zonas de bajo coste y las de alto. No pasa nada, puedes hacer viviendas como hay aquí [señala a las torres que ha diseñado], pero al lado hay viviendas tradicionales que cuestan cinco veces menos y no pasa nada. Lo que sí tenemos que hacer, y es clave, es que el coste del suelo sea prácticamente cero en algunos casos. Los costes de producción no se pueden bajar, es un fijo, por eso la administración tendría que financiar el coste del suelo o calificar y programarlo a coste cero para que se puedan hacer viviendas a un precio razonable. Que un señor que haga una casa de 80 metros cueste 100.000 euros y pueda pagar 15 o 20.000 euros y el resto en una hipoteca a 20 años y que sea una vivienda buena, porque con ese dinero se puede hacer una vivienda buena. 

-Todo el mundo parece señalar al suelo. 

-No se puede hacer una vivienda buena pagando por un suelo un precio que no tiene sentido. Cuando yo empecé la carrera, hace 50 años, el precio del suelo era un tercio del de la construcción. Luego se invirtió, el precio del suelo era dos tercios del total, eso lo alteró completamente todo. Hay países que esto lo han resuelto bien. En Estados Unidos puedes comprar una vivienda digna por 300.000 dólares y el los compradores tienen 3 o 4 veces más, como si en Madrid costase 100.000 euros una vivienda. Eso lo puedes afrontar con una hipoteca, lo que es una locura es lo que valen las casas en España. No tiene sentido, porque además es un país en el que hay suelo de sobra con una demografía relativamente contenida. 

-Málaga sí tiene el problema de la demografía, crece por la migración. 

-Yo creo que el Ayuntamiento y la Junta deberían hacer un esfuerzo tremendo por crear bolsas de vivienda asequible, vivienda para todos los estamentos sociales. 

-Si se la encargasen, ¿le haría ilusión hacer un proyecto de VPO, de vivienda asequible, en Málaga? 

-Estamos haciendo muchos proyectos de ese tipo. En Madrid tenemos uno de más de 500 viviendas para el Plan PIVE de la Comunidad. Vivienda totalmente asequible, industrializada, suelo prácticamente público y con unos precios súper contenidos. Estamos encantados. Además con unos promotores que han apostado por esto. Se puede perfectamente, el problema es el suelo.

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