Cirujanos operan a niños del corazón sin dejarles cicatriz en el pecho
La sutura queda disimulada en la axila o debajo de la mama · El Materno, hospital pionero en España en la técnica, ha intervenido a 23 pequeños en tres años


Hasta hace tres años, a los niños operados de corazón les quedaba una cicatriz en el pecho de más de 20 centímetros. Desde el verano de 2009, los cirujanos cardiacos del Materno utilizan una técnica que disimula la sutura debajo de la axila o, en el caso de las adolescentes, de la mama. Los resultados son igual de buenos que en la cirugía convencional que abre el esternón, pero con esta variante quirúrgica se añade una ventaja estética. "La ventaja es puramente cosmética, pero nos aseguramos de que por un aspecto estético no ponemos en riesgo la cirugía", se apresura a aclarar el jefe de Cirugía Cardiovascular Infantil del Materno, Juan Miguel Gil Jaurena.
El hospital malagueño es pionero en el uso de la técnica. Resulta sorprendente, pero los cirujanos no usan cámaras (endoscopia) ni catéteres (hemodinámica). Llegan al corazón desde la axila o la parte baja de la mama derechas abriéndose paso entre las costillas. En la cirugía convencional el abordaje es serrando el esternón, que es lo que causa la gran cicatriz que queda en el centro del pecho. La técnica lo único que cambia es el lugar de entrada al cuerpo del niño. El instrumental es el mismo y la operación es igual. También requiere que el corazón esté parado y que la sangre circule por una máquina que sustituye al órgano mientras los cirujanos corrigen una malformación congénita. Parece imposible, pero desde la axila o la parte inferior de la mama derecha, los facultativos llegan directamente al corazón. "En realidad hacemos lo mismo, pero por otro sitio", explica con modestia Gil Jaurena.
En tres años, el Materno ya ha operado de esta forma a 23 niños. El cirujano aclara que son casos muy concretos. Apenas representan el 5% del total de las cirugías con el corazón parado porque el objetivo siempre es añadir una ventaja estética sin poner en riesgo el éxito de la cirugía cardiaca. La técnica ya fue publicada en la Revista Española de Cardiología en 2011 y presentada recientemente en el IX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (Secpycc) celebrado recientemente en Málaga.
Las malformaciones congénitas afectan al 1% de los niños. El jefe de Cardiología Infantil del Materno, Juan Ignacio Zabala, recuerda las cardiacas son las más frecuentes. Debido a los avances médicos, el 20% de los bebés que necesitan una operación de corazón por un fallo congénito se operan antes de cumplir un mes de vida. Gil Jaurena explica: "No es que los cirujanos seamos más listos que hace 30 años, es que ahora podemos hacer cirugías que antes eran impensables".
Los avances en la anestesia y en los cuidados intensivos son los que han marcado la diferencia. Hace años, muchos de esos niños morían o sobrevivían con una mala calidad de vida, asfixiándose con el menor esfuerzo o teniendo retrasos de crecimiento por su fallado corazón. En la actualidad, el 90% alcanza la edad adulta con buena calidad de vida. Gil Jaurena argumenta: "Si operas a un bebé con una semana de vida, va a crecer con un corazón sano, casi como si nunca hubiera estado enfermo".
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