Antes de dos meses, el Clínico dispondrá de 72 camas más que aliviarán el déficit que actualmente sufre el hospital y que con frecuencia da lugar a quejas de usuarios que tardan varios días para pasar de Urgencias a una planta. El gerente del centro sanitario, Tomás Urda, confirmó ayer que esas camas se reabrirán a finales de enero, cuando acaba la reforma integral del edificio iniciada en 2002 y que ha supuesto una inversión de la Consejería de Salud de 50 millones de euros, entre obras y equipamientos.

Las 72 camas se cerraron para hacer la remodelación de la torre A. Urda reconoció que con estas plazas de menos, la actividad programada que mantiene su ritmo y el pico de afluencia a Urgencias que se produce con la entrada del frío "estamos justitos". No obstante, manifestó que una vez que a finales de enero se termine la obra integral y se reabran esas camas, se solucionará la presión asistencial sufrida en las últimas semanas. Urda indicó además que durante el pasado fin de semana y el puente, el hospital ha puesto en marcha un plan para agilizar las altas, de modo que se den con la misma celeridad que en días hábiles. Así, los pacientes que ya están bien pueden irse a casa aunque sea festivo y los que aguardan en Urgencias tienen cama para ingresar en planta.

Los sindicatos denuncian de forma recurrente que el Clínico padece carencias "estructurales". Una afirmación que sustentan en los cíclicos tapones que se forman en Urgencias para pasar a planta y en el hecho de que un equipo de cirujanos de Sevilla lleva dos meses operando los fines de semana para achicar listas de espera. Urda no comparte esta idea y recuerda que buena parte de las 500 urgencias diarias del hospital son banales. En febrero pasado, cuando la anterior gerencia hizo balance de actividad, detalló que dos de cada tres urgencias (67%) que recibe el Clínico se podrían resolver en un centro de salud.