Corazones en 3D para curar mejor
Un proyecto de investigación diseña el órgano en tres dimensiones para que los cirujanos planifiquen mejor la operación Dos niños han sido intervenidos ya en el Materno con la técnica



Parecen un juguete, pero son algo muy serio: corazones impresos en tres dimensiones para operar mejor. La iniciativa ha nacido de la colaboración de cirujanos cardiacos e ingenieros y promete revolucionar la Medicina aportando mejores resultados quirúrgicos. Porque cada modelo es la réplica en 3D del corazón de un niño con una patología compleja. Así, los facultativos pueden estudiar esta parte de su cuerpo antes de la intervención y entrar con mucha seguridad al quirófano. "Da mucha seguridad tener las cosas claras. Y cuanto más seguro está el médico, más seguro está el paciente", afirma el jefe de Cardiología Pediátrica del Hospital Regional, Juan Ignacio Zabala.
El avance quirúrgico forma parte de un proyecto de investigación internacional que se inició hace un par de años y dentro del que ya se han operado dos niños en el Materno. El proceso no es sencillo. Primero se le hace una resonancia magnética al paciente. Con esa información, en un ordenador, los médicos diseñan una imagen tridimensional de su corazón. Luego entran en juego los ingenieros que, utilizando impresoras en 3D, crean un órgano a imagen y semejanza del del niño.
Rafael Castillo, cirujano cardiaco del Materno, apunta: "Este avance te permite diseñar la cirugía y evitar errores". Pero los facultativos aclaran que no es un método a emplear con todos los pacientes. Sólo es útil en patologías complejas en las que los cirujanos tienen dudas sobre cómo abordar la intervención y qué sorpresas se pueden encontrar en la mesa de operaciones.
Zabala explica que habitualmente, en base a las pruebas diagnósticas, los cirujanos se imaginan el corazón en tres dimensiones. Y con esa idea preconcebida, entran en quirófano. Con este avance -producto de la colaboración entre médicos e ingenieros-, se añade un plus de información: los cirujanos ven una réplica del corazón del niño que van a operar.
Castillo indica que "es un salto enorme" en cirugía porque con las pruebas diagnósticas -entre las que se incluyen ecografías, cateterismos, resonancias y escáners- el órgano cardiaco siempre se ve en una pantalla. Con el diseño en 3D, se puede tocar y estudiar como si fuera el del niño a intervenir. "Disminuye los errores y por lo tanto mejora los resultados", concluye.
En el proyecto de investigación están involucrados hospitales de España, Alemania, Inglaterra, Holanda y Líbano. En nuestro país, participan el Gregorio Marañón, el Ramón y Cajal (Madrid), el San Joan de Deus (Barcelona), el Reina Sofía (Córdoba), el Virgen del Rocío (Sevilla) y el Materno (Málaga). En este centro se hacen las resonancias de los niños atendidos en el hospital malagueño. Las imágenes se envían al Virgen del Rocío donde los cardiólogos transforman la información de esa prueba diagnóstica en un diseño informático en 3D. También allí, los ingenieros crean -mediante un software específico y utilizando impresoras en tres dimensiones- una réplica del corazón del niño.
Zabala reitera que el avance no es necesario en aquellas patologías en las que los cirujanos están muy seguros de lo que se van a encontrar en el quirófano. Por eso, únicamente se emplea en los casos complicados, que plantean dudas a los médicos. "Nos sirve para cardiopatías muy complejas que nos cuesta entender. Con esta tecnología podemos estudiar el corazón antes de la operación para cometer los mínimos errores", indica Zabala.
Pero además se usa en situaciones excepcionales por más razones. "Porque cuesta. No tanto dinero, sino mucho trabajo", precisa el cardiólogo. De hecho, aún en caso de urgencia, desde que se hace la resonancia hasta que se obtiene la réplica del corazón pueden pasar cinco días. Una impresora en 3D puede tirarse toda la noche escupiendo hilos de plástico hasta obtener el modelo.
En el Virgen del Rocío, el proyecto lo coordina el cardiólogo Israel Valverde. Una vez obtenida la réplica, el corazón de plástico se envía al Materno. Allí, los cirujanos cardiacos pediátricos lo estudian y le hacen las incisiones necesarias para conocerlo por dentro y por fuera. Aún no se han publicado los resultados del método. Pero tras más de medio centenar de operaciones en los cinco países involucrados en el estudio, las conclusiones son más que alentadoras. "Todavía este avance no es rutina [en los hospitales]. Puede que dentro de cinco o seis años lo sea y va a revolucionar la Medicina", añade Zabala.
Los facultativos del Materno dicen que cuando les enviaron la primera réplica de un corazón se quedaron con la boca abierta porque comprendieron que podían ver y estudiar el órgano antes de entrar a quirófano.
-Es una maravilla, dice Castillo.
-Una virguería, el futuro, añade Zabala.
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