Desescalada en Málaga | Noche de San Juan

San Juan ausente en una noche sin magia

Vigilancia policial en una playa de la Malagueta vacía, este martes.

Vigilancia policial en una playa de la Malagueta vacía, este martes. / Javier Albiñana (Málaga)

Puede decirse, sin que sirva de precedente, que la llamada de las autoridades a la contención de los ciudadanos ante la Noche de San Juan surtieron los efectos deseados. A eso de las 21:15 de este martes en la playa de la Misericordia de la capital malagueña había una afluencia notable, pero no en la misma playa, sino en el paseo marítimo de la Avenida Pacífico, donde familias, parejas y amigos hacían lo propio (esto es, pasear) para aprovechar el fresquito. A esa hora los bañistas menos apresurados emprendían todavía la retirada pero, al contrario que en otros años, el recambio de noctámbulos que acudían con sus sillas y neveras en ristre no llegaba a ser ni testimonial. Lo mismo sucedía en la Malagueta, donde algo más tarde, ya casi a eso de las 22:00, eran sólo unos pequeños grupos dispersos en la arena los que practicaban algo parecido a una moraga, pero no, nada de aquello evocaba la magia de la Noche de San Juan. Los bares y chiringuitos, eso sí, registraban en ambos casos una afluencia notable, con mesas llenas y reservas agotadas, pero la prueba definitiva venía motorizada: a esa hora era bien sencillo encontrar aparcamiento tanto en la Malagueta como en la Misericordia, lo que de ninguna manera cabe en cabeza alguna cuando de San Juan se trata, al menos en esta versión del cosmos. Lo que sí había, y abundante, era vigilancia policial, con agentes de la Policía Local en Huelin (igualmente ajeno a cualquier atisbo de celebración masiva) y lecheras de la Policía Nacional en el paseo marítimo de la Misericordia, así como en la Malagueta, para cerciorarse de que los empeñados en pasar la noche en la playa evitaran aglomeraciones. El dispositivo de seguridad resultó harto efectivo, pero lo cierto es que tampoco los agentes tuvieron mucho trabajo. Además, corría el fresco y la mar estaba picada. Tampoco era el mejor plan del mundo.

Agentes de la policía en Torre del Mar. Agentes de la policía en Torre del Mar.

Agentes de la policía en Torre del Mar. / Mayte Cortés

La misma tónica se repitió en el resto de la provincia. En los municipios donde las playas se cerraron directamente, como Nerja y Torremolinos, no hubo nada que hacer, y nada se hizo. En el resto, como en Rincón de la Victoria y Torre del Mar, era más notoria la presencia de la policía que de celebrantes. En Marbella, Fuengirola y Benalmádena, donde, como en el resto de localidades, todas las celebraciones quedaron suspendidas, el paisaje llegaba a ser idéntico: paseantes con las mascarillas puestas (en un porcentaje razonable), imperdonables del running, terrazas y bares llenos y, en fin, un ambiente propicio al recién comenzado verano, pero nada que ver con una Noche de San Juan. Desde que se anunció que no habría opción a júas ni hogueras, quedaba más o menos claro que la cita quedaría descafeinada. Ante la posibilidad de que la población decidiera pasar por alto la precaución reclamada y acudiera en masa a la playa, con fuego o sin él, finalmente pudo más la prudencia. En el fondo, no era extraño: las noticias de puntuales rebrotes de la epidemia de coronavirus en Málaga rondaban entre las conversaciones e invitaban, sin remedio, a no tentar a la suerte. Al menos, de momento.

Ambiente (poco) en la playa de la Bajadilla, en Marbella. Ambiente (poco) en la playa de la Bajadilla, en Marbella.

Ambiente (poco) en la playa de la Bajadilla, en Marbella. / María Jesús Serrano (Marbella)

Eso sí, de vuelta a Málaga capital llamaba la atención la nutrida presencia de clientes en supermercados que aprovechaban las últimas horas de apertura para hacer acopio de víveres y bebidas en abundancia, a veces casi como si se fuera a acabar el mundo para que los Mayas dichosos se quedaran en paz de una vez. Así que todo apuntaba a una Noche de San Juan doméstica, celebrada en el ínterin familiar, en los salones y patios de las casas, en el frescor que cada cual puede aprovechar en su domicilio. La costa, tradicionalmente sucia y castigada en San Juan, lo agradeció.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios