Cuando se publican las listas oficiales de parados el número no para de crecer y toda la sociedad se echa las manos a la cabeza. En televisión suelen salir personas que afirman que su situación es desesperada y reclaman un empleo, el que sea, para poder dar de comer a su familia. Nadie duda de que, en la mayoría de los casos, esos testimonios son reales y muestran una situación muy delicada. Sin embargo, no siempre es así. Resulta curioso que haya personas que rechazan puestos de trabajo cuando son llamados por el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) o que no asisten a cursos de formación que les posibilitarían encontrar un empleo.

En el primer caso, por ejemplo, hace unos días el SAE llamó a una mujer en Nerja para ofrecerle un trabajo y ésta lo rechazó porque era en Caleta de Vélez, apenas a unos kilómetros de distancia. Fernando Colina, jefe del Servicio de Intermediación del SAE en Málaga, asegura que "son casos aislados" y "aunque siempre hay picaresca, ahora la mayoría de la gente nos llama a nosotros pidiendo un empleo mientras que hace dos años sí había mucho más rechazo porque había más alternativas de empleo". Otras fuentes próximas a Empleo aseguran que el rechazo de puestos de trabajo sigue siendo muy habitual hoy en día.

En opinión de Colina, la principal excusa que ponen los supuestos desempleados para rechazar un puesto de trabajo es que se lo ofrezcan en una localidad distinta a la que vivan o que no les interesen las condiciones laborales.

En el caso de los cursos de formación para parados, la situación sí es algo más mosqueante. La Junta de Andalucía ha puesto en marcha el plan Memta, que tiene como objetivo recolocar a personas que se han quedado en el paro procedentes, en su mayoría, de la construcción. Contempla ayudas a particulares para buscar trabajo, a entidades para que contrataran a personal o formación específica para recualificar profesionalmente a esos ex trabajadores. Desde hace dos meses se han organizado 63 cursos y no se ha conseguido cubrir todas las plazas en 37 de ellos -más de la mitad- a pesar de que sólo hay 15 alumnos por curso, que éstos son totalmente gratuitos y que incluso se dan ayudas económicas por desplazamiento.

El jefe de Intermediación prefiere pensar que ese desinterés está motivado porque "nosotros ofrecemos cursos en función de las necesidades del mercado y muchas veces no coincide con la formación específica que quieren esos trabajadores" y no por un aumento de la economía sumergida. De hecho, una cuarta parte de los cursos que piden los desempleados en el Plan Proteja -otro impulsado por la Junta- están relacionados con la construcción, un sector que Empleo no va a tocar porque no tiene apenas salida laboral.