Málaga

Hablar al revés, una habilidad “extraordinaria”

María José Torres Prioris, Diana López Barroso y Marcelo L. Berthier, los investigadores del habla al revés de la UMA.

María José Torres Prioris, Diana López Barroso y Marcelo L. Berthier, los investigadores del habla al revés de la UMA. / M. H.

La habilidad de hablar al revés es un fenómeno lingüístico peculiar que solo algunas personas son capaces de hacer, ya que es una habilidad “extraordinaria”. Tres investigadores de la Universidad de Málaga -María José Torres Prioris, Diana López Barroso y Marcelo L. Berthier- han formado parte de un estudio que ha analizado esta capacidad poco convencional con la intención de averiguar y conocer cómo una persona puede desarrollar la capacidad de hablar invirtiendo fonemas, sílabas o palabras.

María José Torres Prioris es profesora de la Facultad de Psicología y Logopedia en la UMA y asegura que el hablar al revés implica la inversión de las palabras, frases o sílabas comenzando desde la última letra o sonido y avanzando hacia atrás. Esto quiere decir que si una persona habla al revés al querer pronunciar la palabra gato, puede decir otag o toga, ya que pueden invertir las sílabas o los fonemas. Cabe señalar el hablar al revés también está normalizado en algunos idiomas. Por ejemplo, en el francés existe un argot llamado 'verlan' en el que se invierten las sílabas de algunas palabras. A día de hoy su uso se ha extendido y muchas de estas palabras forman parte del habla coloquial. Entre ellas se encuentran meuf para referirse a una chica o keum para referirse a una persona del género masculino. 

El interés científico de estos investigadores nace al observar que el hablar al revés es “muy interesante de estudiar, ya que puede ser un mecanismo muy importante de habla”, según Torres. Todo surgió cuando la docente se encontraba en Argentina y conoció a una persona que tenía esta habilidad y decidió adentrarse en este mundo peculiar, cuya habilidad solo tienen unos pocos.

Para comenzar a estudiar el habla al revés, dividieron el estudio en dos partes: una conductual y otra cerebral. Los investigadores reclutaron a un grupo de sujetos que tenían esta habilidad para someterlos a diferentes pruebas y evaluar su nivel. Por lo que se sometieron a pruebas de memoria y atención para comprender, de este modo, esta habilidad. En este punto, Torres incide en que los sujetos no tenían un perfil concreto, solo debían saber hablar al revés. “Realmente no hay un perfil específico, evaluamos hombres y mujeres, pero dio la casualidad que en el estudio final solo incluimos a dos de los sujetos que eran hombres de 42 y 50 años”, asegura la investigadora, que añade que estos individuos llegaron a invertir frases de hasta 12 palabras. Por lo que seleccionaron a estos dos hombres por tener una gran capacidad para invertir palabras, frases y palabras inventadas. Asimismo, también observaron que “la capacidad de memoria no explicaba su capacidad para hablar al revés” y tampoco vieron que se debiera a su capacidad de atención y concluyeron en que se trata de “una habilidad específica”.

Por otro lado, evaluaron la estructura cerebral y el funcionamiento cerebral de estos individuos a través de una resonancia magnética para ver si tenían algo en común o son totalmente diferentes. Los resultados reflejaron que las personas que hablan al revés tienen “más grosor cortical en áreas concretas del cerebro que están asociadas al procesamiento de los sonidos del habla”. De igual forma, Torres señala que estos patrones no eran iguales en los dos sujetos y les hizo percatarse de que se debía a que “el cerebro tiene la capacidad de modificarse por el entrenamiento”. Por tanto, dedujeron que la práctica es la clave del habla al revés.

“A partir de un juego lingüístico”, así es como podrían empezar las personas a hablar al revés, según esta investigación. Algo voluntario que puede comenzar a hacer una persona de manera individual, que al unirse a otra con esta misma habilidad pueden llegar a considerar divertido y terminar "entrenando" juntos. Cierto es que aún deben determinar si esta habilidad se desarrolla a lo largo de la vida o si los individuos tienen una predisposición innata a hablar al revés.

El proyecto lo han realizado investigadores de la Universidad de Málaga en colaboración con la Universidad de San Andrés, en Argentina, y con la participación de una investigadora de Barcelona. El estudio finalizó en 2019 y lo lograron publicar en 2020. Tres años más tarde los Premios Ig Nobel, que entrega cada año la revista científica Journal of Improbable Research a 10 grupos científicos de todo el mundo ha distinguido este estudio. Por lo que las profesoras de la Facultad de Psicología y Logopedia de la Universidad de Málaga, María José Torres Prioris y Diana López Barroso, y el director de la Unidad de Neurología Cognitiva y Afasia de la UMA, el catedrático Marcelo L. Berthier han obtenido este premio. El cual han recibido con alegría, ya que consideran que es “un reconocimiento a la investigación creativa y poco convencional”, según Torres.

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