Málaga

Historias anónimas de Larios

  • Payasos, músicos o estatuas humanas configuran el escenario mudo de la calle más emblemática de la capital

En medio del bullicio y el alboroto que se respira cada día en la calle Larios, una pasarela de personajes extraños desfilan, impasibles, a ambos lados de la vía en un espectáculo de teatro mudo. Un ejemplo de ello es el de Carlos Eliseche. Cada día se dedica, disfrazado de payaso, a hacer globos de originales formas. "Aprender a hacerlo me llevó años, tuve que hacer cursos", asegura. Italo-argentino, lleva sólo cuatro meses en Málaga. Sin embargo, se dedica a esta forma de ganar dinero desde hace bastante tiempo y ha ofrecido su arte en ciudades como Santa Cruz de Tenerife y otros países como Argentina y EEUU. Su dedicación son los niños. "Me encantan por la inocencia que tienen. No especulan en nada así que lo que hacen, lo hacen de corazón". En los niños encuentra todo lo que no encuentra en los adultos: "Están fuera del sistema".

Atila es otro de los personajes más conocidos por los viandantes que circulan cada día por la calle Larios. Es el hombre que cada día se sienta en una silla para leer el periódico enfundado en un traje de letras y titulares. Es húngaro y lleva dos años en Málaga, aunque ya se ha dedicado a esta actividad en otros lugares. "Aquí no se gana mucho dinero y hace mucho calor". Pese a ello, le gusta lo que hace reconoce que se aburre "mucho" cuando ve que no pasa mucha gente. Respecto a la temática de su disfraz, asegura que lo eligió porque un hombre leyendo el periódico "es un escenario muy original".

Vidal Villa Corbacho llegó a la calle Larios procedente de Córdoba. Está jubilado y cada día toca el acordeón vestido de payaso con un único objetivo: "animar a los niños". Transmite sus notas "por capricho" porque la música es su distracción. El dinero que gana cada día lo destina a comprar comida para los animales: "Compro dos sacos de pienso y los llevo a la protectora de animales". Así lo ha hecho los últimos siete años con paradas intercaladas en Madrid o Barcelona.

Otro de los artistas del gran escenario de la calle Larios es Emmanuel Tapia. Vestido también de payaso, recrea figuras con globos como Carlos pero, además, él llega un pco más lejos al subirse a unos maderos ante la expectación de los más pequeños y de los adultos. "Ensayé mucho porque en realidad lo usaba para la construcción. Me subo aquí arriba desde hace 11 años". Trabaja y vive de ello desde hace cuatro meses. Es italo-argentino y viaja desde hace 13 años. Actualmente reside en Málaga porque "la gente es muy buena y me han tratado como en casa". Además, considera que es una ciudad muy bonita.

Javier domina desde su atril la entrada al Pasaje de Chinitas. Lleva muchos años dedicándose a esto: "Mi trabajo es mi vida y mi vida es mi trabajo". Es alemán y dice que al principio de llegar a Málaga "tenía la necesidad de expresarme en palabras pero no podía". Ahora se dedica a escribir en español lo que ve desde su persepectiva de estatua.

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