Imaginando una nueva Alameda
La propuesta de la Junta de llevar el Metro en superficie por el centro incluye recuperar esta vía como "salón" de la ciudad · La intervención afectaría a 32.000 metros cuadrados


Tres siglos después, Málaga vuelve a enfrentarse a la oportunidad de recuperar el salón urbano que representó en sus orígenes la Alameda Principal. El debate abierto en los últimos días en relación al Metro y al planteamiento de la Junta de Andalucía de llevarlo, ahora, en superficie, abre de nuevo la puerta a la ocasión histórica de salvaguardar este espacio, cerrándolo en su eje central y vaciándolo de parte de los casi 40.000 vehículos que a diario pisan su asfalto. No es la primera vez que esta opción se pone sobre la mesa, pero sí en la que parece haber mayor disposición por parte de la Administración regional, recelosa a asumir los costes derivados de la operación cuando era el alcalde, Francisco de la Torre, el que hacía bandera de la misma.
Si bien los esbozos que el pasado jueves dio a conocer el viceconsejero de Fomento, José Antonio García, al regidor malagueño tienen en el tranvía en superficie el protagonista ineludible, la iniciativa diseñada por el departamento encabezado por Elena Cortés trasciende a lo meramente relacionado con la infraestructura ferroviaria. En la línea de lo que fallidamente se buscó en Carretera de Cádiz, con el Metro también como aliado, el objetivo pasa por acometer la que puede ser considerada como mayor transformación urbana de cuantas se reconocen en la capital de la Costa del Sol, con el valor añadido de la simbología del escenario sobre el que intervenir. Y los números dan fe de ello, puesto que, de avanzarse en este camino, se actuaría en la reurbanización de 32.000 metros cuadrados, lo que equivale a tres campos de fútbol.
La nueva Alameda pensada desde Fomento poco o nada tiene que ver con la que hoy disfrutan los malagueños. De llevarse a efecto lo dibujado sobre el papel, que habrá de ser objeto del consenso pleno con el Consistorio, la estampa hoy marcada por ocho carriles centrales (más otros seis repartidos en los laterales) y por ser la parada de las líneas de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT), se transformaría en un espacio destinado al ciudadano. "Esta solución incorpora una reurbanización de fachada a fachada, no se limita a restituir la superficie viaria preexistente a la obra de infraestructura, sino que aprovecha la actuación del Metro para transformar la fisonomía del viario público y la incorporación de nuevas terminaciones o acabados, así como de nuevo mobiliario urbano", precisaron desde la Administración regional. De fachada a fachada, el lienzo de intervención se extiende en un ancho de 64 metros por un largo de unos 500 metros lineales.
A falta de conocer presupuestos concretos y estimaciones de inversión, la Junta pretende que esta iniciativa sirva "para dejar huella" en la ciudad, yendo más allá de la obligación que tiene una obra como la del ferrocarril urbano tras culminar los trabajos, que es la de reponer el viario afectado. Al respecto, las fuentes consultadas precisaron que en actuaciones integrales, como la que se imagina en la Alameda, la labor de reurbanización y reposición de servicios (redes de suministro y saneamiento urbano) equivale al 40% del presupuesto de la obra civil, que es la que corresponde a la infraestructura completa, más el tendido o montaje de la vía.
Los números globales manejados por la Junta para actuar en las piezas finales del ferrocarril urbano se elevan a unos 130-140 millones de euros, presupuesto con el que, según los responsables autonómicos se puede llegar en superficie hasta La Malagueta y, con el mismo dinero, seguir hacia El Palo. Todo en ello a pie de calle, puesto que se mantenerse el acuerdo vigente para que los trenes atraviesen la Alameda y el Parque de manera soterrada, la cuantía apenas cubrirá la ejecución de los túneles, instalaciones y estaciones de esos 1,9 kilómetros de longitud.
Con este paso adelante, la Junta da una vuelta de tuerca más en el debate que desde hace más de un lustro existe en la capital en torno a la necesidad de dignificar esta vía. Y en ese sentido, se apoya en el éxito de pioneras operaciones de regeneración como la de calle Larios, cuyo impacto final sobre el centro estuvo muy por encima del coste económico de la actuación, y en los argumentos incluidos en el proyecto ganador del concurso de ideas del río Guadalmedina, en el que el arquitecto José Seguí incide en la necesidad de incorporar la Alameda como "espacio verde y peatonal", recuperando su antiguo uso de "salón peatonal". Línea de acción que también apunta el Plan de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento, que plantea la reducción del tráfico privado y potenciar el transporte público en la Alameda.
La propuesta autonómica persigue generar "un gran eje peatonal" que integre la calle Larios con la Alameda y el puerto de la ciudad. En este sentido, se recuperaría la imagen histórica del antiguo paseo, "con una zona central diáfana, mobiliario urbano renovado (bancos, los propios kioscos de flores, iluminación), y concediendo un mayor protagonismo al patrimonio arbóreo". Y en este escenario remozado, el Metro sería un elemento más del paisaje. No obstante, cualquier avance en las actuaciones de mejora urbana y en el cambio de modelo para el tranvía, requieren del acuerdo de la Junta y el Consistorio, con un elemento de discusión evidente: la reorganización del tráfico. Desde la Consejería se insiste en que esta revisión es "elemento imprescindible de consenso y coordinación con el Ayuntamiento".
Entre los elementos a destacar de los estudios preliminares para la reurbanización integral de la Alameda, se incluye la eliminación de la fragmentación que actualmente presentan las tres zonas en las que se divide esta avenida y la homogeneización en cota todo el espacio de este eje, que ahora presenta desniveles o distintas estancias en el propio acerado lateral, y un espacio para el peatón en el centro de la calzada "que nada invita al paseo, dada su limitación, y el paso permanente del tráfico a uno y otro lado".
Los primeros avances de la propuesta, contempla un pavimento de calidades similares al empleado en el Paseo del Parque y la calle Larios, utilizando dos tipos de despiece para diferenciar las zonas de encuentro y descanso, de las de circulación o paseo. En cuanto a las zonas verdes, se propone que las bandas recojan los árboles existentes, al tiempo que conformarán jardines de flores. En materia de mobiliario urbano, se propone la sustitución de los actuales quioscos de flores por otros mejor acondicionados y de diseño actual, mientras se piensa en luminarias de nuevo trazo y forma escultórica, así como bancos de piedra de diseño modular en sintonía con la intervención.
Tradicionalmente, proyectos de la trascendencia histórica del suburbano llevan aparejado grandes operaciones de regeneración con las que hacer más habitables las ciudades para sus vecinos. Un objetivo que Málaga sigue sin lograr tras más de seis años de zanjas y pantalladoras. ¿Podrá el Metro dejar su huella imborrable sobre la Alameda?
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