Inmaculada Salcedo | Grupo Asesor de Coronavirus en Andalucía

“La gente está con la mirada en la playa y Salud la tiene ya en el otoño”

  • Advierte que al abrirse las fronteras entre regiones y países, los rastreadores de casos deben extremar la vigilancia y los ciudadanos, las medidas de prevención para atajar rebrotes

Inmaculada Salcedo.

Inmaculada Salcedo. / M. H.

La portavoz del Grupo Asesor en Andalucía sobre el coronavirus, Inmaculada Salcedo, concede una entrevista a Málaga Hoy en la que advierte que “el virus sigue ahí” por lo que “no se puede bajar la guardia”.

–Los datos dicen que el virus está dando un respiro...

–Bueno, ahí estamos. Pero muy atentos, muy atentos porque fíjese China. La ciudad de Pekín está otra vez fatal. No podemos bajar la guardia ni medio minuto. Evidentemente, estamos mucho mejor que antes. Si no, sería un fracaso de la salud pública. Afortunadamente estamos ahora mismo muy bien. Pero no podemos confiarnos. Las medidas de prevención siguen ahí, hay que cumplirlas. Los tratamientos farmacológicos no funcionan; lo único, los corticoides que afortunadamente son conocidos nuestros de muchas patologías y tienen un poder antiinflamatorio importante, y poco más. Entonces, no podemos levantar el pie del acelerador en ningún momento.

–¿Cómo ve la situación de cara al verano?

–Hay que transmitir a la ciudadanía que el virus puede estar ahora en menos cantidad, pero sigue ahí. Entonces, tenemos que tener pendiente que se transmite por las manos, por las gotas al toser o al estornudar. Y no tenemos que hacer las cosas solo porque nos obliguen, sino que tenemos que hacerlas porque estemos concienciados de que podemos contaminarnos y contaminar a otros por estas vías. Por eso hay que seguir con una escrupulosa higiene de manos y poniéndonos las mascarillas. No podemos descuidarnos porque el virus puede seguir en menor cantidad, pero el acumular grupo de personas jóvenes es muy peligroso. A lo mejor, ellos no se contagian ni tienen cuadros graves, pero van a convivir con personas mayores o vulnerables y tienen que ser conscientes de que pueden contagiarlos y provocarles una enfermedad grave.

–¿Pero este verano parece que va a ser mejor que el mes de marzo?

–Sí, afortunadamente sí. Marzo ha sido horrible, abril ha sido horrible. Hemos pasado unos meses francamente espantosos. Y eso que Andalucía estaba infinitamente mejor que otras comunidades autónomas. Pero aún así ha sido una vigilancia muy estrecha porque había muchos casos, muchos contactos y la verdad es que lo hemos pasado francamente mal. Sí, parece que el verano va a ser bueno. Si yo le dijera que no lo veo, mentiría. Esto convencida de que el verano va a ser bueno en nuestra comunidad. Pienso que la gente se ha comportado muy bien y hay que seguir concienciando a las personas para que se sigan comportando igual. Que tengan cuidado en las playas, en las piscinas; que se junten, pero no en grupos muy numerosos, que mantengan los aforos, la distancia social; que es lo que ha funcionado, las medidas de prevención que han salvado muchísimas vidas y no podemos descuidarnos.

"Hay que hacer una apuesta por la salud pública; hace una labor silenciosa que salva muchas vidas”

–El turismo es clave para Málaga y el verano es fundamental. ¿Al abrir las fronteras hay riesgo de que se estropeen estos buenos datos?

–Hay que tener mucho cuidado. Confío en que no, pero el trasiego de personas de diferentes sitios con un aeropuerto como el de Málaga o con el AVE que lo tenemos en Córdoba, Sevilla y Málaga... Hay que tener mucho cuidado. Hay que ser muy estrictos a la hora de exigir medidas de prevención y de que se cumplan las normas porque si no volvemos a rebrotar en nuestra comunidad autónoma.

–¿Hay riesgo de una segunda oleada?

–Pues la verdad es que no se sabe. El que se aventure a decir que sí o que no, se está arriesgando demasiado y sin mucha evidencia científica. Puede haberla, obviamente. ¿Estamos preparados para afrontarla? Lo estamos. Pero, lo ideal y nuestro objetivo es que no haya rebrote; que en los casos que vayan apareciendo, cortemos cuanto antes la cadena de transmisión mediante un estudio exhaustivo de contactos para evitar una segunda oleada. Pero el riesgo está ahí y no podemos olvidarnos.

–¿Cuándo hay más riesgo? ¿En otoño?

–Todo son elucubraciones, pero la evidencia científica nos dice que el resto de los virus, como los de la gripe y otros virus respiratorios, tienen más facilidad de diseminarse cuando hace frío. Es verdad que no hay evidencia que diga que el calor mejora este virus. No tenemos datos suficientes. Lo podemos hacer por analogía con otros virus respiratorios. Lo que sí está claro es que medidas como la mascarilla o la higiene de manos son algo que tenemos que meter en nuestra cabeza como algo cotidiano. Sobre todo cuando acudamos a un centro sanitario, a un hospital, a urgencias con síntomas respiratorios. ¿Por qué? Porque sea gripe, coronavirus o cualquier otro virus respiratorio, la mayoría se transmite por gotas y las mascarillas y la higiene de manos son vitales. Con el frío tendremos que estar muy atentos.

–¿Qué medidas está tomando la Consejería de Salud?

–Ya ha puesto en marcha el plan de alta frecuentación. Vamos superrápido, vamos por delante en el sentido de que aunque la gente esté con la mirada en la playa, nosotros estamos con la mirada en el otoño, en el frío, en la gripe, en las vacunas y en la protección de las personas.

–¿Los centros de salud están preparados?

–Sí y además yo creo que son un eslabón importantísimo. El éxito de la salud pública y de la medicina preventiva en los hospitales es la coordinación con atención primaria y sobre todo con las residencias. Este trípode de hospital –con medicina preventiva y salud pública–, distritos sanitarios –con epidemiología y médicos de familia de atención primaria– y residencias de ancianos o centros sociosanitarios son la clave. Si todo esto está coordinado y organizado, los enfermos cuando lleguen a una UCI no llegarán en condiciones tan graves. Si conseguimos atajar la cadena de transmisión abordando las tres patas de la salud pública, habremos conseguido mucho.

Lavarse las manos no parece que sea una medida espectacular, pero es muy eficaz

–Málaga fue de las primeras de Andalucía en tener la infección. ¿Por qué?

–A Málaga llegaron muchos casos suponemos que procedentes de Madrid, cuando la situación empezó a empeorar. Muchas personas quisieron venir a Málaga a sus segundas residencias. El AVE trajo a muchas personas a nuestra comunidad y hubo un brote en Málaga. A partir de ahí tuvimos casos en todas las provincias. Y cuando hacíamos el estudio de contactos, llegábamos al caso cero y en algunas ocasiones venía de Málaga. Es lógico que ocurran estas cosas por la movilidad entre personas. Por eso digo que tenemos que estar muy atentos a guardar las medidas porque si no, en cuanto abramos fronteras, aunque sean interregionales, podríamos volver a tener casos. Y es lo que queremos evitar a toda costa.

–¿Hay alguna especificidad de la pandemia en Málaga o esto es igual a nivel mundial?

El virus es el mismo en todas partes. Ha habido estudios genómicos de cambio de mutaciones del virus, pero no. Aquí lo que ha habido es acúmulo de personas que tenían pocas medidas de prevención. No han sido conscientes de la importancia de la distancia social, la higiene de manos, las mascarillas... Por el desconocimiento, no se tenía tanta conciencia de estas medidas y como el virus es muy contagioso, cuando aparece infecta a unos cuantos alrededor. Así se producen los brotes. Pero no hay diferentes virus, ni por comunidad autónoma ni nada de eso.

–¿Puede concretar datos de refuerzo de las áreas de epidemiología en Andalucía y Málaga?

–Yo sé que la Consejería ha contratado muchísima gente. De hecho, hemos tenido dificultades para encontrar expertos en salud pública. Lo que hemos hecho es formar a personas de otras categorías profesionales, como médicos de familia o enfermos, a través de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Han recibido cursos y talleres de formación con el respaldo de expertos detrás para reforzar la red de vigilancia. Es muy importante dar los datos de manera ágil porque es lo que nos permite por un lado atajar cuanto antes la cadena de transmisión y por otro lado planificar. Necesitamos los datos para planificar. Si no tenemos datos, no sabemos en qué ámbito nos movemos.

–¿Y cómo ha funcionado esa red de vigilancia?

–En España en general y en Andalucía en particular, la red de vigilancia funciona muy bien. Mañana, tarde, noche, sábados, domingos y a cualquier hora se declaran casos y se hacen cuanto antes el rastreo de contactos.

–La tasa de mortalidad en Andalucía ha sido de las más bajas de España, ¿no?

–Efectivamente. Recuerdo que salía todo el mapa de España de los datos del Ministerio y Lugo y Córdoba tenían los datos más bajos. Andalucía, en global, era de las que tenía los datos más bajos de mortalidad. Tardaron algunas provincias en pasar a otra fase yo creo que un poco por el miedo por su afluencia turística, porque los datos eran muy buenos. Los datos no justificaban algunas decisiones. Andalucía en general ha estado bastante bien. Ojalá sigamos así. Hoy por hoy estamos muy orgullosos del trabajo realizado y de los resultados. Pero que no nos podemos fiar, también se lo digo. Hay que estar muy, muy pendientes.

–¿Cuándo podremos dejar la mascarilla?

–La podremos dejar en determinadas épocas del año, cuando no haya ningún caso en un largo periodo de tiempo. Pero cuando llegue el frío, la gripe y lo que queda de coronavirus, las mascarillas deben seguir usándose porque es una barrera frente a las gotas que se expulsan al toser, hablar o estornudar, que contagian. Las personas se deben acostumbrar a que cuando tengan síntomas, tienen que ponerse la mascarilla. O cuando un abuelito convive con ellos y tengan síntomas, se tienen que poner la mascarilla. La mascarilla normal es una barrera, absorbe gotas, impide que las transmitamos a los demás y que nos las transmitan. Cuando hay sintomatología, hay que usarla. Y lo que hay que hacer siempre, se tenga o no se tenga sintomatología, es una correcta higiene de manos de manera periódica. Eso no se puede olvidar, porque eliminamos una gran cantidad de gérmenes solo con el lavado de manos. No parece una medida espectacular, pero es muy eficaz.

–¿Es la situación más difícil que ha enfrentando, desde un punto de vista epidemiológico?

–Sí, sin ninguna duda; sin ninguna duda. Yo lo he pasado muy mal en verano con brotes de otros virus; con klebsiella, con virus multirresistentes... pero esta pandemia la verdad que nos ha sobrepasado porque ha sido brutal. Hemos estado durante tres meses enclaustrados en el hospital mañana, tarde y noche, apenas sin ir a casa, intentando atajar todos los casos posibles y la verdad que ha sido tremendo. Hemos terminado agotados. Pero no quedaba más remedio. Es nuestro trabajo. Teníamos que dar el soporte por el bien de los ciudadanos y estábamos convenidos de que teníamos que hacerlo.

–¿Cuál es su conclusión final?

–Hay que hacer una apuesta por la salud pública porque es muy silenciosa, pero salva muchas vidas.

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