Investigación en la UMA

La crema solar, factor 50 y en cantidad

  • El laboratorio de Fotobiología del CIMES ha patentado una diana solar para advertir del índice ultravioleta y la necesidad de usar más y mejor las medidas protectoras

  • Los expertos aseguran que las cremas no se aplican como se debería ya que se usa entre tres y cuatro veces menos cantidad de la recomendada

El profesor de Dermatología José Aguilera mide el factor de protección en un simulador solar.

El profesor de Dermatología José Aguilera mide el factor de protección en un simulador solar. / Javier Albiñana (Málaga)

A estas alturas a nadie se le escapa que hay que disfrutar del sol con cabeza. Los índices ultravioletas son más altos ahora que hace una década y la exposición al sol va dejando una huella en nuestra piel que puede convertirse en un melanoma mortal. De ahí que los expertos estén constantemente advirtiendo de la necesaria fotoprotección, de la importancia de prevenir y de utilizar correctamente elementos como las cremas solares.

Según estudios científicos éstas no se aplican como deberían ya que se usa entre tres y cuatro veces menos cantidad de la oportuna. Así lo explica el profesor de Dermatología de la Facultad de Medicina, José Aguilera. Junto a la doctora María Victoria de Gálvez y el Catedrático Enrique Herrera, director del laboratorio de Fotobiología Dermatológica del Centro de Investigación Médico Sanitaria (CIMES) de la Universidad de Málaga, han patentado una diana solar que se colocará dentro de unas semanas en el Campus de Teatinos.

De una forma muy visual, con un elemento que proporcionará sombra sobre unas circunferencias de colores, se señalarán los índices ultravioleta de cada momento. Si la sombra llega al color azul, no hay problema. Pero si pasa al amarillo, significa que el índice ya sube del 6 y el uso de gafas, gorras, ropa adecuada y cremas protectoras es necesario.

En las horas centrales, que llega a los 10 en estas semanas del inicio del verano, lo mejor es estar protegido en el interior o bajo una sombra. “Hemos hecho un modelo matemático que relaciona el índice ultravioleta con la hora del día y la distancia de la sombra”, comenta Aguilera, doctor en Biología y experto en fotoprotección. “Utilizando los colores de la Organización Mundial de la Salud, así que en el Uvilisco se puede ver de una forma muy fácil y directa en qué punto estamos de radiación y cuánto hay que protegerse”, añade.

José Aguilera enseña el prototipo de diana solar. José Aguilera enseña el prototipo de diana solar.

José Aguilera enseña el prototipo de diana solar. / Javier Albiñana (Málaga)

El Ayuntamiento de Cádiz ya ha comprado esta diana solar. “El objetivo es ponerlo en los patios de los colegios, en los paseos marítimos, en los parques... junto a unos carteles informativos que te dicen lo que hacer, es un elemento más de concienciación”, agrega el investigador al que hace dos años le dieron un premio por desarrollar una aplicación móvil que la compró la fundación Piel Sana. La ecuación del Uvilisco “vale para cualquier parte del planeta y cualquier momento del año”, apunta Aguilera.

Para el profesor, aunque la mayoría de la población sabe de los peligros de la exposición solar, “la finalidad estética del bronceado sigue estando por encima de la salud, seguimos jugando con el sol”, indica. “La gente quiere coger el moreno en tres días y esto no puede ser”, sostiene. Tampoco tiene sentido huir del sol. “Estamos viendo niveles de vitamina D bajos, ya nos exponemos demasiado poco y tampoco es eso, hay que disfrutar del sol pero sin dejarse la piel, el mensaje de fotofobia no debe existir pero tiene que haber una exposición solar con conciencia y con cabeza”.

La exposición ideal, la que no quema la piel

José Aguilera, en el laboratorio de Fotobiología Dermatológica del CIMES. José Aguilera, en el laboratorio de Fotobiología Dermatológica del CIMES.

José Aguilera, en el laboratorio de Fotobiología Dermatológica del CIMES. / Javier Albiñana (Málaga)

Así que la exposición ideal es aquella que no permite quemarte la piel, según relata el investigador. “Una quemadura significa que has hecho daño en el ADN de las células de la piel, el sistema inmune viene a proteger de los daños y esas reparaciones pueden ser exitosas o no. Estas últimas se van acumulando a lo largo de la vida y puede aparecer el cáncer”, afirma Aguilera. Y destaca que el melanoma se relaciona mucho con exposiciones muy drásticas en épocas juveniles. Pero no se puede prohibir que los niños salgan a la calle porque, entre otras cosas, es cuando más desarrollo metabólico tenemos y cuanta más vitamina D necesitamos.

“Lo que hay que hacer es poner espacios de sombra en los colegios e inculcar otra serie de medidas, la protección no es solo poner crema, sino acompañar toda una estrategia alrededor de ello”, apunta. Pero es cierto que en las zonas que no están protegidas por la tela –que si es de punto o algodón en colores oscuros mucho mejor– debe de tener un elemento de barrera química. Y es aquí donde entran en juego las cremas protectoras. Y como no se suelen utilizar en la cantidad recomendada, cuanto mayor factor de protección tengan, mejor.

Con un simulador solar miden el factor de protección de las cremas. Con un simulador solar miden el factor de protección de las cremas.

Con un simulador solar miden el factor de protección de las cremas. / Javier Albiñana (Málaga)

“Si la aplicas entre cinco o diez minutos antes del baño es suficiente”, indica Aguilera y señala que “las cremas están tan sobredimensionadas que su efecto dura todo el día entero si te la aplicas como debes, pero son caras y no se usan como debería. La crema se tiene que aplicar en abundancia, casi 30 gramos para el cuerpo de un adulto, unas cuatro cucharadas de café”, afirma el científico de la UMA.

“Un factor 50 significa que cuando te pongas la crema va a llegar 50 veces menos radiación a tu piel con potencial de quemarte, es decir, que si ahora en 20 minutos te quemas con nuestro tipo de piel, con la crema bien aplicada necesitarías 16 horas de exposición para quemarte, con un factor 30,10 horas y con 15, cinco horas”, dice Aguilera. También hay que tener en cuenta el uso que se hace de la piel durante ese tiempo. El baño, el roce con la toalla, con la arena, el sudor... hace que la aportación de crema ideal sea cada dos horas.

Beber mucha agua, hidratar la piel tras un día de sol, tener en cuenta que la exposición es en cualquier lugar al aire libre y haciendo cualquier actividad y extremar la precaución con los niños son reglas básicas para la fotoprotección. Esa carrera de fondo que se debe correr durante toda la vida.

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