Lidia Fuentes | Catedrática de Ingeniería Telemática de la Escuela de Informática de la UMA

“Nos inculcan el rol de cuidadoras y es difícil rebasarlo para pasar a la acción”

  • Es la primera y única catedrática de Andalucía en su campo y ha liderado numerosos proyectos de investigación en la UMA

  • Es la mujer más citada en publicaciones científicas y el pasado año su labor fue distinguida por la Diputación Provincial

La catedrática de la UMA Lidia Fuentes.

La catedrática de la UMA Lidia Fuentes. / Javier Albiñana (Málaga)

La primera y única catedrática de Ingeniería Telemática de Andalucía, Lidia Fuentes habla sobre la necesidad de que la mujer tome posiciones de liderazgo en la ciencia.

–¿Es real la brecha de género en las tics?

–La verdad es que sí. En la última tanda de alumnos que entraron a la Escuela de Informática, de 57 personas solo 9 eran mujeres. En cambio si nos vamos a otra titulación, también de este centro, que se llama Ingeniería de la Salud, solamente por ese carácter, el porcentaje de chicas que se matricula aumenta muchísimo y son casi la mitad.

–¿Por qué ocurre esto?

–El problema que tenemos las mujeres es que nos inculcan ese rol de cuidadoras y es difícil rebasarlo para pasar a la acción. En Ingeniería Informática no hay un rol tan marcado en este aspecto, se trata de proponer soluciones a problemas. Ahí es donde surge esa brecha de género que lleva ya unos cuantos años. En mi época no era tanta, las mujeres alcanzábamos más del 30% del alumnado.

–¿En esta generación hay, por tanto, un retroceso?

–Exactamente. Cuando elegí una carrera, estudiar una ingeniería relacionada con la informática, mis padres desconocían este mundo, ellos no tenían una formación para aconsejarme y, en el fondo, fui más libre a la hora de decidir, no tenían prejuicios. Yo creo que los padres sí que influyen en la decisión de los hijos y las hijas y, por lo que se está viendo, esa influencia no es positiva, sino todo lo contrario. Ahora parece que sí hay más prejuicios, aunque no sé realmente lo que pasa porque no es solo a nivel español sino mundial, a las chicas no les interesan estos estudios.

–¿Qué hay que hacer para revertir esta situación?

–Es muy importante la visibilidad de la mujer en la ciencia, en estos campos. Por ejemplo en la informática. Somos mujeres normales, con gustos similares, igual que cualquiera que se dedique a otra profesión. No somos raras en absoluto. Trabajamos en grupo, es un entorno muy creativo, muy dinámico y muy divertido. Hay que darle a conocer a las niñas cómo son los entornos de trabajo para que lo consideren atractivo, que lo conozcan más, que tengan esos referentes de otras mujeres que han conseguido romper esos techos, que somos líderes de grupos de investigación, como es mi caso. Por otro lado, además de dar cursos en colegios e institutos, quizás también habría que formar a padres para que transmitan a sus hijas e hijos esa información.

–Quizás también ha cambiado la cultura del esfuerzo...

–Por supuesto. Antes nos inculcaban más la cultura del esfuerzo. En estos últimos años me da la impresión, y yo también me incluyo, que como padres hemos fracasado, no hemos sabido transmitir esa cultura del esfuerzo porque se lo damos todo hecho y no tienen la sensación de que son capaces de hacer algo grande. Y esto es cuestión de ponerse y perderle el miedo.

–Y que la mujer se sienta con la misma capacidad que un hombre para afrontar estos estudios...

–Eso. Mi hija mayor, con 15 años, ya programa y se presenta a concursos de aplicaciones. Ella lo tiene clarísimo porque lo ve en casa, pero esto mismo no lo tienen otras compañeras. Cuando vaya a hacer el Bachillerato tecnológico se va a encontrar con cuatro niñas más.

"La mujer se tiene que empoderar, saber que puede abordar los mismos retos y puestos de liderazgo y no quedarse en un segundo plano"

–¿Por qué las cátedras de la UMA siguen ocupadas por hombres en su mayoría?

–Es una cuestión de educación. Yo jamás me he puesto techos y siempre he pensado que si mi compañero podía yo también. Pero sí que veo que hay muchas mujeres que sí se ponen ese techo y les cuesta dar ese paso al liderazgo y esa puede ser la diferencia entre sacar o no una cátedra. No sé por qué hay ese conformismo. Supongo que es una cuestión de educación tanto en la escuela como en la casa, nos tenemos que empoderar, saber que podemos abordar los mismos retos y los mismos puestos de liderazgo que un varón y no quedarnos en un segundo plano.

–¿A la mujer profesional se le cuestionan cosas que al hombre aún no?

–Claro, eso es así. Nosotras mismas nos sentimos culpables cuando tenemos que hacer compatible el trabajo y la familia y a eso se añade la presión social, somos juzgadas más severamente por otras madres y mujeres. Hace falta mayor apoyo. Si nos vamos a la raíz, a la escuela, las chicas más admiradas no son las más brillantes, las que sacan mejores notas, las más inteligentes, sino las más monas, las que tienen más novios. Esa cultura que, además, está siendo reforzada por tanta red social, tanta imagen y tanto influencer, es la que nos hace volver atrás. Como sobresalgas te machacan tanto hombres como compañeras. Porque el género contrario está ahí con el muro delante, pero luego miras a los costados y también hay oposición.

–En el día de la Niña y la Mujer en la Ciencia, ¿qué mensaje lanza?

–Pues que las niñas y las mujeres sepan que se puede tener una carrera profesional plena y satisfactoria en la ciencia y la tecnología, que van a encontrar un ambiente dinámico y creativo. Además, a través de la tecnología se puede ayudar a que la sociedad avance. Y el mensaje a los padres es que hagan una pedagogía que elimine los estereotipos.

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