Málaga

Málaga capital, "lejos" de alcanzar el mínimo idóneo de zonas verdes por habitante

  • Las deficiencias ambientales dificultan que la ciudad cumpla los objetivos sostenibles para la Expo 2027 

  • Territorio Comanche: BUMMMMMMMMMM

Bloque de pisos de la zona de Carretera de Cádiz.

Bloque de pisos de la zona de Carretera de Cádiz. / Javier Albiñana

La presencia de árboles y zonas verdes son claves para una adecuada vida ambiental y Málaga capital se encuentra “lejos” de alcanzar los mínimos deseables. Así lo expresa el catedrático de Geografía Física de la Universidad de Málaga, José Damián Ruiz Sinoga, tras analizar los porcentajes de calidad.

Desde la Unión Europa se recomienda contar con 20 metros cuadrados de zona verde por habitante y Málaga tiene un 10 u 11 metros cuadrados por persona, esto “teniendo en cuenta que hay barrios que quintuplican las zonas verdes que tienen otros”. “Las zonas verdes implican calidad del aire, absorción de carbono y zonas de ocio además de que se crean sinergias que se trasladan a índices del bienestar. “20 metros cuadrados es lo mínimo que recomienda así que estamos suspensos”, especifica el experto.

Si se analiza Málaga desde un punto de vista territorial se observa que a la misma hora en distintos puntos se marcan distintas temperaturas, ya que las variables físicas como las montañas o la cercanía del mar afectan al confort climático. En este sentido, barrios como el Limonar o Cerrado de Calderón están a la cabeza de zonas verdes mientras que en Huelin, los árboles se cuentan por unidades y cuando aparece un parque surge una zona de vida. ”Solo hace falta visitar el  Parque del Oeste a media tarde y ver la actividad que genera”, apunta Ruiz Sinoga.

La sostenibilidad es el leitmotiv de la propuesta de Málaga como candidata a organizar la Expo 2027. Quedan cinco años. ¿Le da tiempo a Málaga a subsanar sus deficiencias ambientales para entonces? “No. No da tiempo”. Ruiz Sinoga se muestra tajante en su respuesta mientras añade que una de las claves es la estrategia que está siguiendo el equipo de gobierno  local en cuanto a sostenibilidad, “teniendo en cuenta que quieren hacer un rascacielos en mitad de la bahía o en un espacio que podría ser un bosque urbano, esgrimiendo argumentos peregrinos”. “Es básico – continúa -  saber con qué recursos se cuenta y cómo gestionarlos porque con estas estrategias estamos muy lejos de alcanzar los objetivos”.

Días atrás, la ONU exponía las cinco razones por las cuales las ciudades necesitan árboles. Continuando con las explicaciones de este experto, analizamos Málaga. Llegamos a la primera de ellas: los árboles actúan como control natural del clima. Esto se traduce en que la diferencia de temperatura entre dos aceras enfrentadas con y sin arbolado puede ser de 10 grados. “Hay una serie de zonas que muy difíciles de dotar de árboles, pero la clave es que en las que sí son fáciles, se haga”, recomienda.

El rio Guadalmedina divide la ciudad en muchos sentidos. También en lo ambiental. Su trazado se convierte en un eje diferenciador entre la zona este y oeste. Siendo la primera de mayor concentración arbórea que la segunda. Aunque los datos evidencian las necesidades de la zona oeste, hay otras variables que demuestran que otro concepto urbanístico es posible y da resultados. El ejemplo es Teatinos. Esta zona de continua expansión y crecimiento ha sido construida teniendo en cuenta la necesidad arbórea.

El caso más significativo, explica Ruiz Sinoga, lo encontramos en la avenida Plutarco, una de las primera vías que vio la luz en este barrio. Y es que tanto en las medianas como en las aceras ya se genera sombra. Esto es porque desde la plantación de un árbol hasta que se pueda considerar bosque deben pasar al menos 35 años. En el caso de los árboles de la citada avenida, se plantaron hace alrededor de 25 años, por lo que los frutos ya están empezando a verse. “Todo depende de una ordenación urbanística adecuada como allí se hizo”.

En el opuesto encontramos a los barrios fruto del desarrollismo de los años 60 y 70. Véase, Carretera de Cádiz o Cruz de Humilladero – La Unión. “El abigarramiento urbanístico hace que haya que aprovechar cualquier resquicio para crear zonas verdes. En este sentido el OMAU está trabando en proyectos para repoblar y fomentar la peatonalización de la calles. Es de pura lógica que a mayor cantidad de coches, mayor CO2”. Lo que lleva a la segunda razón de la ONU: los árboles son aspiradoras de dióxido de carbono. “El árbol por definición va captando CO2 y lo fija en suelo como carbono orgánico, con lo cual cuantos más árboles más fijación y mejor calidad de la atmósfera”.

La tercera razón, está muy unida a la anterior y es que los árboles son indicadores  generales de salud. Aquí  surge la necesidad  de formar un triangulo perfecto entre árboles, urbanismo y movilidad. Al hablar de movilidad entra en juego el uso generalizado de la bicicleta, como vehículo sostenible, que demás ayuda hacer ejercicio. El catedrático prioriza la creación un carril bici de calidad “ya que en la actualidad hay puntos en lo que llegas a un limbo que ya no sabes por dónde continuar porque literalmente se acaba”.  

En cuarto lugar se encuentran los árboles como creadores de comunidades locales . "Vivimos hacia adentro y no hacia fuera y  es porque hace faltan espacios de referencia social. La ultima razón es porque favorecen la biodiversidad. Culmina contundente Ruiz Sinoga: "Hay que apostar por especies autóctonas y favorables al ecosistema". 

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