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Manuel García, exdelegado de Cultura en Málaga, se da de baja del PSOE por la amnistía

Manuel García, exdelegado de Cultura en Málaga, en una imagen de archivo.

Manuel García, exdelegado de Cultura en Málaga, en una imagen de archivo. / M. H.

Manuel García, quien fuera delegado de Cultura de la Junta de Andalucía en Málaga entre 2008 y 2012, se ha dado de baja del PSOE. Lo hace después de que este partido haya pactado con Junts la ley de amnistía, ya registrada en el Congreso de los Diputados como proyecto dentro de los acuerdos para la investidura de Pedro Sánchez.

García, que además de delegado con el Gobierno de José Antonio Griñán ocupó también un alto cargo de la Consejería de Empleo entre 2014 y 2019 -con el Ejecutivo de Susana Díaz- y fue miembro de la ejecutiva provincial del PSOE, es el primer socialista que en su tiempo desempeñó cargos de responsabilidad que anuncia su marcha del partido, después de 23 años de militancia.

Lo ha hecho con una dura carta dirigida al propio Pedro Sánchez, hecha pública en Twitter este martes por la noche, en la que asegura que es "una cuestión de principios". García justifica su decisión. "Pedro Sánchez está conduciendo al partido por una senda populista incompatible con mis convicciones socialdemócratas", asegura.

"Tras meses de profunda meditación sobre el rumbo por el que estás conduciendo al Partido Socialista Obrero Español, me he visto obligado a tomar la dolorosa decisión de abandonar mi militancia por una cuestión de principios", comienza explicando.

"Por un puñado de votos"

Así, el exdirigentes socialista afirma que "desde la transición democrática en España, el PSOE se ha caracterizado por liderar los procesos políticos atendiendo a los ideales de la socialdemocracia europea. La defensa de los valores de la democracia liberal representativa, del Estado social y democrático de Derecho, así como de la unidad de España garantizando la solidaridad entre las autonomías que la integran, han sido nuestras banderas como fuerza constitucionalista", y critica que que ahora "se está dispuesto a traicionar todo lo que se defendió" ante los votantes y militantes socialistas "por un puñado de votos de un partido liderado por un prófugo de la justicia española, un partido supremacista que representa los intereses de las élites catalanas".

"Se dijo que no habría amnistía, que Puigdemont rendiría cuentas ante la justicia, que la gobernabilidad de España no recaería sobre quienes tienen como objetivo romper nuestra convivencia. Ahora hasta se admite una velada acusación de "lawfare" a nuestros jueces, a los que se sitúa al borde de la sospecha de prevaricación por una pretendida injusta persecución de la insurrección independentista contra la Constitución", señala García en su escrito. 

Además, García sostiene que es "imposible" construir un proyecto de gobierno progresista, "sometiéndose al chantaje permanente de quienes no quieren compartir un presente y un futuro de convivencia fundados sobre el principio de solidaridad con el resto de los españoles". "Pocas cosas son más reaccionarias que reclamar el derecho de los ricos a segregarse y desentenderse del destino de los que menos poseen", subraya.

A su juicio, "el PSOE está perdiendo a chorros con este tacticismo cortoplacista, con estos bandazos de cambios de opinión según convenga en cada momento, su credibilidad como fuerza política estructurante de la democracia española". "El crédito se basa en la fiabilidad del liderazgo, en la fortaleza de ser fiel a unos valores éticos y en la capacidad de buscar nuevas alianzas con quienes compartimos principios democráticos, incluso desde las legítimas discrepancias ideológicas en muchas cuestiones", asegura.

Asimismo, añade: "Así fue como el PSOE hizo frente al desafío independentista contra nuestra Constitución, apoyando al gobierno de Mariano Rajoy para aplicar el 155. Así fue como el compañero socialista Patxi López llegó a ser el primer lehendakari no nacionalista de Euskadi con los votos del Partido Popular. Así fue como hicimos la Constitución de 1978, en aquellas conversaciones entre el compañero Alfonso Guerra y el diputado de UCD Fernando Abril-Martorell".

Con todo lo anterior, el exdelegado de Cultura en Málaga insiste en que "sí se puede hacer política de otra manera", y se reafirma en su "intuición" de que "así desearían que la hiciéramos muchos españoles, tanto en la derecha como en la izquierda moderadas".

"Desde luego, del modo en que estás conduciendo los acontecimientos no es posible seguir sintiéndose militante del PSOE. De Ramón Rubial aprendimos que para los socialistas, 'primero España, Luego el PSOE y después nosotros, los militantes'", termina su carta.

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