Málaga

Natalia llegó a España hace cinco años para cumplir su sueño: pagarle una carrera universitaria a su hijo

Una retrato de Natalia.

Una retrato de Natalia. / M. G.

Tenía 40 años cuando Natalia hizo la maleta y cogió un vuelo rumbo a España. Su sueño era pagarle los estudios universitarios a su hijo mayor. Lo consiguió. Víctor Hugo terminó la carrera en diciembre. Pero, no llegó a su graduación, en abril. A sus 46 años, Natalia fue asesinada, mutilada y arrojada al mar el pasado fin de semana en Marbella a manos de su expareja sentimental, al que había denunciado por malos tratos.  

Nació en Cali (Colombia) y estudió auxiliar de enfermería. Con dos hijos a su cargo y un salario con el que apenas llegaba a fin de mes, Natalia decidió probar suerte en Marbella. Allí comenzó a cuidar a una pareja de ancianos.

Y es que su familia la recuerda con un "carisma muy especial", sobre todo, en el trato hacia las personas mayores. También "humilde y muy trabajadora". A veces, echaba de menos estar tan lejos de los suyos y así se lo confesaba. En esos momentos, se refugiaba en la fe. Profundamente religiosa, oraba, leía la Biblia y asistía a misa con frecuencia. 

Hace cinco meses, Natalia tuvo la mala suerte de cruzarse con Leonel, un hombre de 45 años y también de nacionalidad colombiana, del que se enamoró. Aunque la mayoría de su familia reside en Cali y no lo conocían, ella los llamaba y le contaba sobre él. "Ella quería formalizar la relación y casarse", cuenta Karen Etayo, una de sus sobrinas. Pero, el tiempo le indicó que no era la persona adecuada, así que, en noviembre decidió alejarse

En ese momento, los problemas se agravaron. De hecho, el 19 de diciembre mantuvieron una discusión en el domicilio de ella y el hombre le propinó un cabezazo, que le causó lesiones. Fue entonces cuando Natalia lo denunció por malos tratos

Días más tarde, el 21 de diciembre, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Marbella lo condenó e impuso seis meses de prisión, 16 meses de privación del derecho a tener armas, así como a la prohibición de comunicarse por cualquier medio con la víctima o aproximarse a ella a menos de 500 metros en cualquier sitio en el que esté durante 16 meses. También tendría que pagar 225 euros de indemnización.

Si bien, en la misma sentencia se concedió la suspensión de la pena de prisión durante dos años, advirtiéndole de que se revocaría este beneficio en el caso de que volviera a delinquir en dicho periodo y de que no pagara la indemnización fijada.

El día del crimen, el autor confeso la acechó a su salida de la Iglesia

No hizo caso. El pasado sábado día 8 quebrantó la orden de alejamiento. La acechó a su salida de la iglesia y un amigo, en una furgoneta, los trasladó a un enclave de la costa marbellí, donde Leonel acabó con la vida de la que había sido su pareja sentimental, descuartizándola y arrojándola al mar. 

Horas más tarde, su cadáver fue avistado flotando en el agua de la playa de Las Cañas, a la altura del restaurante Club 200, entre los núcleos de Cabopino y Elvira, en el este de la localidad. Sin cabeza, sin manos y abierto en canal. Finalmente, el mar la sacó a tierra. Algunos testigos grabaron con sus móviles la escena y la compartieron en redes sociales. 

Los familiares de la víctima se toparon con las imágenes. Uno de sus hermanos, residente en Marbella y conocedor de que su hermana estaba siendo víctima de violencia de género, no tuvo dudas. Era ella. "Natalia tenía unos pies muy reconocibles para otras personas", señalan sus allegados. No obstante, hasta el último momento tuvieron la esperanza de que el cuerpo no fuese el de Natalia. 

Leonel fue detenido por quebrantamiento de condena. Días más tarde, confesó ser el autor del crimen. El ADN también lo demostró. Mientras permanece en prisión, la familia de Natalia destaca su valentía para contar lo que estaba sufriendo y denunciarlo. Si bien, lamenta que la justicia no le correspondiera. "Si lo hubieran encarcelado desde un primer momento, ella estaría viva", manifiestan.

Natalia se ha convertido así en la quinta víctima mortal a manos de un hombre solo en lo que va de año, siendo cuatro de ellas confirmas como crímenes machistas y el quinto como feminicidio, pues no mantenía o había mantenido una relación sentimental con su víctima. Fue el 8 de enero cuando acaecieron los cinco asesinatos. Una fecha negra en la que siempre recordar a Hayate, Eva María, Nina y Natalia. 

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