"Principios como la convivencia y la razón tienen una vigencia enorme"

JOSÉ ANTONIO RUIZ POVEDANO. PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS

Al frente de la institución cultural más antigua de Málaga, Ruiz Povedano propone crear un museo sobre la revolución industrial y aboga por debates "más ilusionantes" en la cultura

José María Ruiz Povedano, delante del cuadro de Joaquín Iza.
José María Ruiz Povedano, delante del cuadro de Joaquín Iza. / Javier Albiñana

José María Ruiz Podevado lleva 17 años al frente de la Sociedad Económica de Amigos del País, una entidad creada en tiempos de Carlos III de la mano de los nobles de la época que buscaban difundir las nuevas ideas y conocimientos de la ilustración. En una de las salas del vetusto edificio de la Plaza de la Constitución que alberga sus actividades, un lienzo de Joaquín Iza de 1786 recoge el homenaje de la ciudad de Málaga al Rey borbón por haber creado el Montepío de Cosecheros y Viñeros, que suponía una mejora de las condiciones de vida del campesinado malagueño. Hoy este edificio del XVII, que fue remodelado un siglo después para Montepío de Viñeros, luego para Consulado y también para la Sociedad Económica, se conoce por el nombre de sus ocupantes, como Casa del Consulado y Económica.

-¿Cómo llega a la Sociedad Económica?

-La asamblea de finales de 1999 propuso mi candidatura y desde entonces estoy al frente de la Sociedad Económica de Amigos del País. Planteamos darle un impulso al proyecto y conseguimos convencer a la entonces consejera Magdalena Álvarez para invertir el 1% cultural en la rehabilitación de esta casa. Eso nos permitió después de cuatro años de obras, tenerla en perfecto estado de revista para otros cien años más.

-La Sociedad se funda en 1789 y es la institución cultural más antigua de Málaga. ¿Qué significa estar al frente de ella?

-Es un ejercicio de responsabilidad y una carga. Responsabilidad por cuanto el movimiento ilustrado en el siglo XVIII significa posiblemente el principal movimiento de renovación y reforma de la vida y la sociedad española del antiguo régimen. Dentro de la monarquía hubo unos elementos más progresistas junto al monarca Carlos III, como Jovellanos, que querían cambiar el país. El gran proyecto de modelo de cambio fue la Sociedad Española de Amigos del País.

-Esa sociedad tenía el fin de desarrollar y potenciar la cultura popular. ¿Qué han hecho en este sentido?

-Efectivamente hay una función fundacional, unos principios, como la libertad, el uso de la razón, el libre pensamiento, o la convivencia, que tienen hoy una vigencia enorme y sobre todo porque se utilizaron como instrumentos para remover una sociedad anquilosada, como era la del antiguo régimen en el siglo XVIII. Han pasado muchas cosas en estos dos siglos, entre otras que el desarrollo socioeconómico ha sido diferente y ya hay otras instituciones que ocupan el lugar que ocupaba la Sociedad Económica. Hoy uno de nuestros fines es la educación y la cultura, dos instrumentos para cambiar la sociedad y mejorar las condiciones de vida de la población. Lo que hacemos es buscar un espacio social propio, no para sustituir a otros organismos sino para ser complementarios. Tenemos la herencia de un pasado prestigioso, una trayectoria de mucho esfuerzo, entre otras cosas para traer el ferrocarril de Córdoba a Málaga cuando el presidente era el Marqués de Casa Loring. Unos esfuerzos que Pedro Gómez Chaix, el líder del partido republicano en Málaga, fue capaz de impulsar en la educación popular, con clases gratuitas, sobre todo a las niñas.

-¿En qué consiste ese espacio propio?

-Tenemos la continuidad de ese espacio sociocultural a través de nuestra sala de exposiciones, porque el arte es una forma también de formar y educar. Además en nuestro salón de actos intentamos llevar a cabo ciclos de conferencias o mesas redondas y también a través de la biblioteca, que fue la primera biblioteca abierta al público en el siglo XIX de Málaga. En ella están los fondos más antiguos de Málaga, desde el siglo XVI. Y luego está el fondo de folletos, con memorias, informes y conferencias que se pronunciaron en el siglo XIX.

-¿Conocen los malagueños la Sociedad?

-Ceo que van conociéndola. Cada año pasan por las exposiciones y actividades del salón de actos 50.000 personas. En la Noche en Blanco esto es un río de gente. Tenemos en la genética el librepensamiento, el respeto, para desde ellos hacer el análisis de los problemas o de los temas de máxima actualidad. Y desde ellos ofrecer una visión distinta, la de poner la razón por delante, algo muy importante para una sociedad que pretende ser avanzada, ya no sólo democrática, sino avanzada democráticamente. En eso la Sociedad tiene que ser un pilar fijo de esa sociedad civil en Málaga.

-Falta mucha razón hoy en día, ¿no lo cree?

-Más que nunca, sobre todo viendo el panorama que estamos viviendo. Somos una parte integrante de un país y de un proyecto que es Europa. Vemos cómo aparecen problemas tan fuertes y a los que no se les da la respuesta necesaria como es la inmigración, la pobreza o la desigualdad generada después de la salida a la crisis. O problemas gordos como es la aparición de autoritarismos, y de posturas radicales sobre todo de la extrema derecha y por desgracia también el contagio llega a nuestro país. Es necesario que pongamos en primera línea el esfuerzo por entender al otro, por comprenderlo, por tratar de proponer salidas racionales y dialogando. Ese es nuestro espíritu y por eso hemos puesto en marcha el segundo ciclo de Málaga Ciudad Educadora, que trata de ser un foro donde podamos gestionar todas las potencialidades de la ciudad para mejorar la educación de todos, no sólo de los alumnos; que todos aprendamos a vivir y a aprender de la ciudad. Hablamos de la ciudad como espacio de convivencia, de conocer los árboles que hay en las calles, nuestro itinerario y patrimonio. Hacer ciudad es también conocerla. Este año se editará un libro con las seis conferencias del año pasado.

-¿Qué le falta a Málaga en materia cultural? ¿En patrimonio también hay mucho pendiente?

-Uno de los proyectos que tenemos para más adelante es una plataforma de la cultura malagueña a debate porque hay que hacerlo en el sentido más amplio, desde las consideraciones artísticas, a las patrimoniales, a las literarias. Estamos viendo el patrimonio de la ciudad y que se desconoce. Cuando se abrió el Museo de la Aduana, la gente se sorprendía de las cosas que tenemos y ese patrimonio hay que seguir poniéndolo en valor y otras muchas actuaciones que, con fortuna, y debido a la ordenanza municipal de 1986 se han podido recuperar. Pensaban que el Museo era una cosa de cuatro cuadros y dos piezas de arqueología y vemos que no, que tenemos un importante e interesantísimo Museo de Bellas Artes y Arqueológico. Quedan por hacer cosas y Málaga ha dado un salto de gigante en el tema cultural, para cumplir esa función que se planteó desde el Ayuntamiento de Pedro Aparicio, de buscar una razón de ser de futuro para la ciudad, que son la tecnología y la cultura, dos ruedas que están permitiendo que Málaga vaya encontrando ese horizonte de futuro. Ha sido también importante el salto de los museos.

-¿Está de acuerdo con ese modelo de museos de la etapa de Francisco de la Torre?

-No todo son museos. Es importante que Málaga se haya convertido en una ciudad de museos, y creo que falta un museo sobre la revolución industrial de Málaga, que nos cuente la historia del XIX y XX, de todo el proceso de industrialización y desindustrialización. El lugar, la fábrica del Corcho en el Tarajal, es un sitio precioso. La asociación de los amigos de las chimeneas y la de patrimonio industrial están haciendo una labor muy importante. Los museos Pompidou y Ruso han venido a enriquecer el panorama nuestro, pero vuelvo a plantear que los proyectos museísticos tienen que tener también un arraigo y defender la diversidad y creatividad de la tierra. Bienvenidos sean, porque nos ayudarán a enriquecernos intelectualmente a través de la pintura, pero ojo, no se puede subordinar tampoco la cultura al mercado. La cultura ha contribuido al crecimiento económico de Málaga pero no puede ser una mercancía. Hay que buscar un equilibrio.

-Una de las sedes de esta Sociedad fue el convento de San Agustín, un espacio abandonado hoy. ¿Cuál debe ser su uso?

-Tuvimos un gabinete de lectura en el convento, que es el origen de esta biblioteca. Con este tema tengo una espina enorme clavada, pues cuando era presidente de la Diputación hicimos el traspaso del convento a la Junta de Andalucía para la creación de la Biblioteca Provincial y yo sigo diciendo que los proyectos tienen que ejecutarse y no eternizarse décadas. Ese debe ser su destino. La indefinición no nos beneficia a nadie, sobre todo teniendo ese patrimonio.

-En 2013 tuvieron que cerrar por problemas económicos. ¿Cómo se financia esta Sociedad?

-Como consecuencia de la crisis se interrumpió la colaboración que tenía Unicaja con la Sociedad. Desde los años 60, cuando Baltasar Peña era presidente de la Diputación y de la Caja de Ahorros Provincial, existía un acuerdo, una especie de subvención y hemos dependido de la ayuda de ellos. Eso funcionó hasta 2013. El fin es volver a recuperar esa tradicional colaboración, porque creo que hemos sido bastante útiles a la política artística y de creación de la entidad financiera. Entonces decidimos gestionar nosotros mismos y buscar colaboraciones con fundaciones y entidades privadas y algo vamos consiguiendo. Somos capaces de generar suficientes recursos para abrir esta casa todos los días, esta casa que es el segundo Bien de Interés Cultural que se creó en Málaga, tras la Catedral, en 1923. Y lo mantiene una entidad privada, que somos usufructuarios perpetuos.

-¿Ya que habla de la Catedral, su Plan Director contempla terminar la torre. ¿Qué opina?

-Ese es más un debate un poco de papagayos. Málaga merece cosas más serias en la cultura que eso. Recuerdo una conferencia sobre la Flauta Mágica de Mozart y digo que necesitamos flautas, no papagayos. La flauta significa cosas que nos den ilusión, que nos ayuden a crecer intelectual y culturalmente. Tenemos que conservar y tener en su perfecto estado de revista todo el patrimonio y desde luego la Catedral, que junto a la Alcazaba-Gibralfaro y el Palacio de la Aduana, están en primera línea. Queremos seguir trabajando en proyectos como el ciclo de principios de curso sobre economía, al que han venido conferenciantes de lujo y el próximo será Manuel Azuaga. Queremos que todos los años sea un foro de debate sobre cómo estamos. Hay una cosa que nos preocupa mucho, como sería crear un taller de estudio sobre españoles y europeos, para ver cómo se configura hoy España y Europa. Tenemos ideas y proyectos, pero lo importante es que creemos en ello.

La lucha por La Aduana, en su epitafio

José María Ruiz Povedano ha sido muchas cosas: profesor de Historia en institutos de Málaga -el último de ellos en Portada Alta-, delegado de Educación de la Junta de Andalucía, director general de Turismo, diputado nacional y presidente de la Diputación, este último cargo entre 1991 y 1995. Pero por encima de todos los puestos políticos y responsabilidades desea que se le recuerde por su participación en las movilizaciones que consiguieron hacer del palacio de La Aduana la actual sede del Museo de Málaga. Ruiz Povedano quiere que el epitafio sea ese; ni político ni maestro, sino "miembro de la Asociación Ciudadana La Aduana para Málaga". Hace ya cinco años que se jubiló como profesor, un trabajo y una materia que siempre le ha apasionado, aunque en el año 95 le costara volver a las aulas después de una década de cargos públicos en lo más alto tras dimitir de las listas municipales de ese año. Sigue militando en las filas del socialismo de Málaga y en los últimos días se le ha visto respaldando la candidatura que encabeza Rafael Fuentes en las primarias del partido. Hoy, asegura, irá a votar.

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