La apuesta por el Cercanías
Opinión | Territorio Comanche
¿Creen que es casual que sean los municipios con peores comunicaciones los que padecen problemas de despoblamiento?
Mejor éxito que fracaso
Pocos conceptos como el de “modo de vida” o “genero de vida” para entender mejor las relaciones entre el ser humano y el medio en el que vive, con todas las conexiones que en él se establecen. En la provincia de Málaga, dada su heterogeneidad, a lo largo de la historia ha ido conformando diversos modos de vida de sus paisanos, que naturalmente se han ido consolidando en el territorio, también mediante lo que denominamos un paisaje.
Cuando defendemos el paisaje estamos defendiendo nuestra propia historia, los logros y aciertos que nuestros antepasados han ido consolidando en el territorio. Tan es así, que la geografía vidaliana (en referencia a Vidal de la Blache, el padre humanista de la Geografía Actual) se basa en varios conceptos notables, incluyendo paisajes, escenarios, regiones, formas de vida y densidad. Los gestores de territorio bien que deberían aprender esto, a la hora de la toma de decisiones, porque estoy seguro que nos habríamos ahorrado muchos disgustitos.
El paisaje da fe de la historia de un territorio. Si en estos días de Navidad a usted se le ocurre dar un paseo por la Axarquía no se pierda recorrer el territorio Sipam o Sistema Importante de Patrimonio Agrícola Mundial, máximo nivel de reconocimiento de FAO. En realidad no es sino un vestigio de todo un género de vida basado en la viticultura durante varios siglos. No es extraño que este territorio se haya convertido en referencia mundial.
Sin embargo, el desarrollo, la globalización, o como Vidal de la Blache denominó con acierto “la circulacion” hizo entrar a este tipo de paisajes en crisis conectando la misma con la pérdida de valor de la actividad que lo generaba. Del Sipam no se vive, te lo dicen una y otra vez conforme uno se interesa con los paisanos en relación a dicho territorio. Menos aun cuando compite con los cultivos subtropicales, mucho más rentables y demandantes de agua, también.
Estos espacios singulares son los que han dotado a la provincia de esa peculiaridad, que no es sino una evidencia que constata las estrechas relaciones entre el ser humano con su entorno, y la necesidad de que se basen en criterios de funcionalidad, como ha sucedido siempre. Ahora lo denominamos Soluciones Basadas en la Naturaleza. Es fácil reconocerlo en la Vega de Antequera, en los pescadores de la Bahía, en los corcheros, chacineros y en los propios castañares del Genal, en los Montes de Málaga, o en el Valle del Guadalhorce, en la Costa occidental, etcétera. Todo un retablo desde el punto de vista geográfico que se ha ido también trasladando a los nombres de las calles, y por supuesto a la gastronomía.
Pero de los paisajes no se vive, y algunos de estos espacios que en su día tuvieron una funcionalidad la han ido perdiendo o sustituyendo por otra. Es el mercado, amigo, o la homogeneización de los géneros de vida mediante la circulación de ideas, de personas, de capitales, en lo que ya hemos denominado la globalización. El teletrabajo ha venido para quedarse y eso en ámbitos de especial valor paisajístico y ambiental, supone un input importante.
Hay que remarcar el importante papel que han jugado las comunicaciones como factor de desarrollo en Málaga. Si alguien cree que la actual dinámica provincial, esa que tanto aludimos que hay que ordenar o planificar para que no se nos vaya de las manos, se ha producido al margen de las comunicaciones, no tiene ni idea de los sistemas de movilidad interterritorial. Solo basta pensar en Málaga sin la estación de AVE, sin el aeropuerto, sin el puerto o sin la actual red de carreteras.
Las comunicaciones nos acercan o alejan de los sitios con todo lo que eso supone, también de movilidad de mano de obra. ¿Creen que vecinos de Genalguacil o Jubrique se habrían ido a vivir a Estepona porque trabajaban allí, si hubiera habido una buena conexión? ¿O los de Arenas o Archez? ¿Creen que es casual que sean aquellos municipios con peores comunicaciones los que padecen problemas de despoblamiento?
Por eso sorprende tanto que en la nueva funcionalidad del territorio malagueño en la que el turismo ha adquirido un relevante papel distintos gobiernos hayan mirado una y otra vez para otro lado cuando se ha tratado de abordar un tema tan importante como el del tren litoral.
El papel vertebrador del territorio del transporte terrestre vía ferrocarril es innegable, tanto más en el marco de una crisis climática en la que se ha consolidado como un medio sostenible, sin embargo, a la red convencional no se le ha dedicado prácticamente nada en mantenimiento, ya no digo en modernización, durante décadas y décadas.
Pero estamos en año electoral, y tenemos el mantra de los fondos de recuperación y resiliencia, caldo de cultivo más que suficiente para que se hagan solicitudes a todas luces lógicas, pero que tienen mucha letra pequeña, como bien ha desbrozado la Plataforma Infraestructuras de Málaga en relación a la petición de construcción del tren litoral desde Fuengirola a Algeciras de unos 95 km de longitud, la mayoría en subterráneo, lo que supone una inversión de unos 3.000 millones de euros. Plantean qué pasaría si esa inversión se destinase tanto a llevar el tren a Marbella y Estepona, para resolver sus necesidades de transporte, pero también en Alhaurín de la Torre, Rincón de la Victoria, etc. Es decir, se trataría de apostar decididamente por las líneas de cercanías en estos municipios, que también permitirían extender el tren al PTA, sin necesidad de abrir en canal un territorio que ya es urbano.
Nos encontramos en un momento crucial para continuar haciendo realidad las necesidades que Málaga tiene aún en infraestructuras, y si bien se ha avanzado muchísimo, basta con echar una somera mirada atrás, la apuesta por el ferrocarril denominado de cercanías, por todo lo que supone, debe ser muy contundente y eficaz. Una vez más se nos junta lo urgente con lo importante, pero aquí seguiremos instalados en el publirreportaje y encantados de habernos conocido. ¡Qué añito nos espera…!
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