Durante todo el verano han estado en Molina Lario –pleno corazón de Málaga–, impertérritas, mirando desde sus grandes ojos saltones, como de dibujos animados, las cabezas esculpidas por Javier Calleja. Ahora, una vez ha terminado el ciclo de su exposición temporal en el Palacio del Obispado de la mano de la Fundación Unicaja, dicen adiós a propios y extraños. Este miércoles han comenzado con el desmontaje de la gran pieza del autor malagueño. 

No por previsto es menos llamativo el desanclaje de una estructura que podía parecer que había llegado para quedarse. Los cabezones, que llamaban la atención de turistas y malagueños, es la primera escultura que el autor –el más cotizado en el panorama contemporáneo nacional e internacional nacido en nuestras fronteras– expone en la vía pública en España. Bajo el título Heads V2, es la segunda versión de una obra de más de cinco metros de altura y que cuenta con un gran cartel en Japón, especialmente en Tokio donde el artista goza de un gran cartel. 

Los grandes ojos vidriosos del escultor malagueños dejarán de presidir Molina Lario.

La obra, compuesta por cinco cabezas que se diferencian por el color de su pelo y sus ojos, logra trasladar a las tres dimensiones los conceptos pictóricos más recientes del artista, pero lo más importante es que establece un vínculo significativo con sus anteriores obras.

La que ahora se despide de Málaga es una escultura monumental que evoca la magnificencia de los antiguos monolitos, obeliscos y tótems, así como la fragilidad y sorprendente efecto de las torres de piedra, sin perder el espíritu alegre de la imaginería de Calleja. 

El pasado sábado 4 de marzo, Javier Calleja inauguró su muestra Mr. Günter, The Cat Show –a la que estaba ligada la escultura– formada por 209 obras que recogen el trabajo que ha realizado desde 2017 y que coleccionistas de 27 países han enviado a la capital para que su arte sea conocido por todos los malagueños. El pasado 6 de septiembre clausuró, siendo todo un éxito en lo que a visitantes se refiere.