Málaga

Compromiso y whatsapps para salvar a Pablo

Profesionales de Málaga y Burgos conectan al niño a la ECMO para trasladarlo a Madrid. Profesionales de Málaga y Burgos conectan al niño a la ECMO para trasladarlo a Madrid.

Profesionales de Málaga y Burgos conectan al niño a la ECMO para trasladarlo a Madrid. / M. H.

Escrito por

· Leonor García

Redactora

No había tiempo que perder. Pablo –un niño de dos años ingresado en el Hospital Universitario de Burgos– tenía que ser conectado a una máquina para seguir viviendo. El férreo compromiso de los profesionales y un grupo informal de Whatsapp que tienen hicieron posible la coordinación contrarreloj de tres hospitales con un único objetivo: darle la oportunidad de sobrevivir. Cinco sanitarios del Materno de Málaga viajaron casi 800 kilómetros, adelantaron gastos de su bolsillo y se quitaron horas de sueño para intentarlo. El pequeño sigue crítico, pero vivo.

El problema era que el centro sanitario burgalés no cuenta con ese aparato. Había que trasladarlo a Madrid. Pero, incluso para el desplazamiento, precisaba de ese soporte que hace de corazón y pulmones (ECMO) o no aguantaría. Y sólo tres hospitales tienen equipos humanos especializados de transporte en ECMO, como se llama esa tecnología: el Doce de Octubre de Madrid, el Vall’Hebron y el Materno de Málaga.

La pediatra de la UCI del Doce de Octubre, Sylvia Belda, dio la alerta después de que sus compañeros de Burgos le plantearan la crítica situación de Pablo. Pero no había profesionales disponibles para el transporte con este aparato ni en el hospital madrileño ni en el catalán. La única oportunidad era Málaga.

Mariluz Recio, Antonio Morales, Francisco Vera y Marina Sánchez, cuatro de los participantes en el traslado. Mariluz Recio, Antonio Morales, Francisco Vera y Marina Sánchez, cuatro de los participantes en el traslado.

Mariluz Recio, Antonio Morales, Francisco Vera y Marina Sánchez, cuatro de los participantes en el traslado. / M. H.

Martes 18 de octubre bien entrada la tarde. “El niño estaba inestable y podía ocurrir lo peor”, explica el pediatra de la Unidad de Cuidados Intensivos del Materno Antonio Morales. El Servicio Andaluz de Salud (SAS) dio la autorización de inmediato, ya que los sanitarios tenían que salir de la comunidad autónoma. Por otro grupo de Whatsapp, el de la UCI del hospital malagueño, se pidieron voluntarios.

“La ECMO (Acrónimo en inglés de oxigenación por membrana extracorpórea) era la única alternativa para este niño. A altas horas de la noche se solicitaron profesionales y la respuesta fue impresionante. Es emocionante saber que disponemos de un equipo humano tan implicado”, destaca el jefe de la Unidad de Urgencias Pediátricas y Cuidados Críticos del Materno, José Camacho. Montserrat Bermúdez, enfermera de la UCI de este centro, asiente: “El equipo humano se completó en nada. Yo me ofrecí. Teníamos que salir al día siguiente. Fue tan rápido... En pocos minutos teníamos los billetes para volar”.

Los sanitarios de Málaga, en el hospital burgalés conectando al pequeño a la máquina. Los sanitarios de Málaga, en el hospital burgalés conectando al pequeño a la máquina.

Los sanitarios de Málaga, en el hospital burgalés conectando al pequeño a la máquina. / M. H.

Así que el paciente estaba en Burgos, la máquina de ECMO para trasladarlo en Madrid y los profesionales que harían el transporte, en Málaga. A tres bandas, profesionales de los hospitales se coordinaron en un auténtico puzzle organizativo. Mientras Morales sacaba los pasajes para volar a Madrid (adelantando incluso el pago de su bolsillo para ganar tiempo), iban recibiendo información clínica del pequeño. Todo quedó cerrado sobre las 23:00. El vuelo salía a las 8:40 del miércoles.

A diferencia de la decena de traslados anteriores en ECMO que habían hecho los profesionales del Materno, esta vez iban sin esta máquina, que la ponía el Doce de Octubre. Así que Morales hizo una check list para que no quedaran cabos sueltos. “No podíamos dejarnos nada en el tintero. Yo soy poco amigo de las redes, pero Whatsapp fue muy útil para coordinarnos”, comenta Morales. Mariluz Recio –perfusionista del Regional– hacía su propia check list con Mayte García, compañera del Doce de Octubre, para que ésta preparara la maleta con el material que debía adaptarse al tamaño del niño. Era medianoche.

Apenas unas horas después, Mariluz Recio (perfusionista), Marina Sánchez, Monteserrat Bermúdez (enfermeras), Antonio Morales (pediatra intensivista) y Francisco Vera (cirujano cardiovascular) tomaban el vuelo hacia Madrid. Salvo un material mínimo, no llevaban nada más que su compromiso con la profesión. Ni nada menos...

Mientras ellos volaban, dos ambulancias de Burgos ya habían salido hacia la capital española. Primero para recoger el aparato de ECMO en el Doce de Octubre y luego, a los profesionales del Materno. “Cuando llegamos, las ambulancias estaban esperándonos en Barajas. Mientras, por el grupo de Whatsapp teníamos información al minuto de la situación del niño”, recuerda Bermúdez. Eran las 9:45 del miércoles 19 de octubre. “Que aguante”, se decían. Porque estaba en la UCI de Burgos, pero sin ECMO y sus pulmones estaban al límite.

En Madrid se unió Belda. Y partieron hacia Burgos. “Que aguante”, era la frase repetida con la palabra o el pensamiento. Llegaron al hospital burgalés sobre las 12:45. “Llegamos y los padres de Pablo estaban en la puerta de la UCI. Fue superemocionante. Y también, el recibimiento de los compañeros de la UCI de allí, que fue exquisito; con todo muy bien organizado. Los que antes nos habíamos comunicado por Whatsapp, nos pusimos cara”, cuenta Mariluz.

José Camacho, Mariluz Recio, Antonio Morales, Francisco Vera, Marina Sánchez y José Miguel García Piñero (de izq. a der.). José Camacho, Mariluz Recio, Antonio Morales, Francisco Vera, Marina Sánchez y José Miguel García Piñero (de izq. a der.).

José Camacho, Mariluz Recio, Antonio Morales, Francisco Vera, Marina Sánchez y José Miguel García Piñero (de izq. a der.). / M. H.

Pablo había aguantado. Sin perder mucho tiempo en saludos, los profesionales lo conectaron a la máquina de ECMO. “Ha sido una experiencia supergratificante porque los padres nos vieron como una oportunidad para su hijo. Al salir de la UCI, se nos echaron a los brazos y a todos se nos hizo un nudo en la garganta”, recuerda Bermúdez. “La parte emocional ha sido muy fuerte. Llegamos con tantos monitores que los padres nos veían como salvadores. Y al partir, lloraron sobre nosotros”, agrega Mariluz. Y estas últimas palabras no son una metáfora ni una exageración.

Sin demoras, las dos ambulancias pusieron rumbo a Madrid escoltadas por la Guardia Civil. El apoyo de esta fuerza de seguridad es clave en los traslados en ECMO para garantizar que no sufren retrasos por atascos y que viajan a una velocidad constante de 90 kilómetros por hora, a fin de que la máquina no sufra alteraciones.

Otro momento de la intervención para que la circulación sanguínea pasara a ser extracorpórea. Otro momento de la intervención para que la circulación sanguínea pasara a ser extracorpórea.

Otro momento de la intervención para que la circulación sanguínea pasara a ser extracorpórea. / M. H.

El día anterior, en medio de la vorágine organizativa, los profesionales hasta tuvieron en cuenta que el niño fuera derivado a Madrid para que el traslado no fuera muy largo y la familia estuviera lo más cerca posible de su casa. Y hacia allí iban, hacia la capital española: dos ambulancias, seis sanitarios, efectivos de la Guardia Civil, Pablo y las esperanzas de unos padres en la supervivencia de su hijo. Durante el trayecto, iban comunicando a los compañeros del Doce de Octubre la situación del pequeño y la distancia a la que se hallaban. Así que cuando llegaron, todo el dispositivo para su ingreso estaba preparado. En cuestión de minutos, estaba ya en la UCI del hospital madrileño.

Eran sobre las 19:00 del miércoles 19 de octubre. Los profesionales malagueños habían perdido su vuelo de vuelta, pero Pablo tenía esa oportunidad que da la tecnología ECMO al hacer el trabajo de pulmones y corazón mientras los del paciente se recuperan.

Los sanitarios barajaron alternativas para volver a Málaga. Pero al final, cogieron un taxi. Volvían como se fueron: ligeros de equipaje y cargados de emociones. Llegaron a las 2:40. El cirujano pagó el taxi, factura cuyo reembolso ya está en trámite.

Los sanitarios destacan que aunque el traslado lo hicieron los cinco profesionales del Materno, ha sido un trabajo multidisciplinar y en equipo del personal de los tres hospitales. Incluso, de aquellos que los sustituyeron para que los cinco pudieran desplazarse.

“Todo se organizó contrarreloj. Ha sido un reto porque no fuimos con nuestro material [la máquina de ECMO], pero en Burgos nos encontramos con unos profesionales volcados. Trabajar con ellos fue muy fácil”, añade Bermúdez. Todos destacan que ese espíritu de equipo reina también en la UCI del Materno, “donde tenemos muy buen ambiente de trabajo”. Recuerda, que si sus compañeros no los hubieran reemplazado, ellos no podrían haber viajado.

Morales explica que estos casos son niños “muy, muy graves” y que a su complejidad se añade la de la máquina. Pero señala que este en particular era “una situación difícil” porque además salían de su UCI y no llevaban su material. Pero se queda con la colaboración de los tres hospitales: “Esta ocasión tiene la satisfacción profesional del reto de organizar todo en tiempo récord, pero en cuanto a satisfacción humana, es igual en todos los casos porque el fin último es dar una oportunidad a un niño”.

Francisco Vera es cirujano cardiovascular. Fue el responsable de la operación para que la sangre de Pablo pasara a la máquina a fin de que su circulación fuera extracorpórea y el corazón y pulmones artificiales lo sostengan mientras mejora su situación clínica. “Me ha gustado la respuesta tan rápida, positiva y altruista. Es bonito que profesionales intentemos darle una respuesta mientras se da una solución a nivel oficial. Porque se tiene que organizar un sistema para que no dependa del altruismo”, afirma.

Morales es de la misma opinión. Dice que junto con el sabor “dulce” de la exitosa coordinación contrarreloj, le queda el “amargor” de que todavía no haya un plan nacional para que estos casos no estén al albur de la voluntad de los profesionales.

Casi todos los que fueron a Burgos tenían una larga experiencia en traslados en ECMO. Marina Sánchez había trabajado en la UCI con esta máquina, pero era su primer desplazamiento. Y asegura que piensa repetir. “A nivel profesional ha sido una experiencia de muchísimo crecimiento porque trabajábamos fuera de nuestra unidad, contrarreloj, bajo presión y con profesionales de otros hospitales. A nivel humano, la implicación emocional era inevitable porque sentíamos la felicidad de darle una oportunidad a Pablo y a su familia”, se emociona.

En total, entre ida y vuelta, hicieron más de 1.700 kilómetros. Llegaron a Málaga a las 2:40 de la madrugada con la satisfacción de haber entregado lo mejor de sí mismos. Ese día, también les tocaba trabajar. Algunos estaban de suerte y entraban de tarde. Otros, de mañana. Así que empezaron su turno, como siempre, a las 8.00, faltos de sueño y sobrados del entusiasmo por una labor en equipo en la que ellos han sido la cara visible de decenas de profesionales.

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