Málaga

Una confederación para mediar en los conflictos en La Palmilla

  • ‘El Chule’ critica la “mala fama” del barrio por las “mafias y la droga”, pero afirma que el 80% de las familias “son pobres” y actúan por “supervivencia”

El Chule, como en La Palmilla conocen a Jesús Rodríguez, uno de los nueve hijos del patriarca, se ha propuesto, dice, revitalizar La Palmilla, romper los estereotipos y, con ello, curarla de una enfermedad de la que solo se oculta, con lenguaje políticamente correcto, sus síntomas. El principal escollo que debe solventar es el prejuicio racista, alimentado a veces por los episodios violentos que subyacen en las calles.

De ahí que El Chule apueste por la creación de una confederación con varias partes implicadas, caso de policías, vecinos y comerciantes, para poner fin a los conflictos del barrio, aunque sin menospreciar la labor de su padre, el Tío Justo, que es el patriarca. La idea pasa por dar luz verde a un “consejo de garantía y bienestar”, en el que también tenga voz Antonio Martín, el guardia civil gitano que aspira a trasladarse a Málaga próximamente. 

“Tenemos muy mala fama de mafias y gente que vende droga. Lo habrá, pero hay mucha pobreza. El 80% de las familias son muy pobres. No hay trabajo y, muchas veces, actúan por la supervivencia. Son guetos en los que están encerrados”, apostilla El Chule, que se muestra muy crítica con la falta de ayudas públicas. “Faltan instalaciones y subvenciones. No puede ser que para hacer unas escaleras busquemos nosotros el ladrillo y el cemento. No tenemos mucha ayuda del Gobierno, pero seguimos adelante por nuestra vocación”, remacha.

Pese a estar cansado, reconoce, de “tocar puertas”, está orgulloso de haber hecho realidad un proyecto como Er Banco Gueno, que permite dar de comer cada día a un centenar de familias. También trabaja en la reinserción de 53 personas, que viven en la Casa de la Buena Vida, un centro de desintoxicación abierto hace ya 12 años. Uno de los ejemplos más pragmáticos es el de Yoli, a la que sacó de la calle con 20 y pocos años. “Ahora se siente útil haciendo comida para los demás. Hemos creado una red de agentes sociales. Tenemos un convenio con la Universidad de Málaga y con la prisión de Alhaurín de la Torre”, detalla el activista.

El Chule también pretende luchar contra el absentismo escolar en la barriada. Su intención es concienciar a los padres de la importancia de que los más pequeños de la casa vayan al colegio. “Preguntamos a los niños qué quieren ser de mayor y nos dicen que policía. Queremos ir a los colegios, animarles a conseguir la meta”, explica.  

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