Un espetero en el salón
Un joven de Torremolinos pone en marcha un servicio de espetos a domicilio que saca por primera vez este plato malagueño de su escenario habitual El servicio cuesta unos 350 euros


Pizzas, camperos o patatas asadas son las comidas que habitualmente se pueden encargar por teléfono. Pero, ¿qué pasa cuándo apetece tomar un plato típicamente malagueño como es el espeto? Pues que había que desplazarse a un chiringuito o un restaurante para degustarlo, hasta ahora. Un joven de Torremolinos, Miguel León, ha puesto en marcha un curioso servicio de espetos a domicilio para sacar este manjar de la arena y acercarlo al mayor público posible.
La idea de Miguel arrancó el pasado invierno. Al joven se le ocurrió que para ocasiones especiales, como pueden ser bodas o cumpleaños, hay personas que quieren comer espetos y les resulta casi imposible, ya que elaborar este plato en un domicilio es bastante complicado. Por ello, encargó una barca a medida a un herrero, la cual ocupa poco más de un metro y medio y está cuidada hasta el más mínimo detalle, al contar hasta con un ancla de adorno.
"Les dije a mis padres que iba a comprar una barquita para ver cómo iba la idea. A unas malas, pues no lo hubiésemos quedado. A diferencia de las barcas más grandes, en ésta especial caben sólo unas cuatro o cinco espuertas de arena", explicó Miguel. La barca costó unos 600 euros y es desmontable, por lo que el emprendedor sólo tiene que meterla en su furgoneta y trasladarse al lugar del encargo.
La afición por los espetos a Miguel le llegó hace años. Su familia regenta uno de los chiringuitos más conocidos de la Costa del Sol; Los Leones, el cual ya cuenta con más de medio siglo de historia. Allí, y cuando era tan solo un niño, hizo su primer espeto, a pesar de que sus allegados le decían que el puesto de espetero era el "peor" debido al calor que pasan estos trabajadores junto a la brasas.
Poco a poco fue perfeccionando su técnica y con el paso del tiempo ha decidido iniciar este singular proyecto, aunque por ahora se lo toma como un extra. "La gente piensa que hacer un espeto es fácil, pero hay que saber pinchar las sardinas para que no se caigan cuando les das la vuelta", afirma Miguel. Sin embargo en este servicio de espeto a domicilio también ofrece la posibilidad de preparar otros pescados, ya que el joven se amolda a las exigencias del cliente.
En cuanto a los requisitos para espetar en un domicilio, el emprendedor detalla que lo único que es necesario es contar con un espacio abierto para que no haya problemas con el humo y los olores. Además, los interesados tienen que avisar con un par de semanas de adelanto para concretar qué servicio quieren, pues pueden disponer hasta de un camarero. El precio medio de un sesión de espetos está en unos 350 euros y en ellos se incluye unos 13 kilos de sardinas, la disponibilidad y ese buen hacer que ha hecho que los espetos traspasen fronteras.
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