Estudio de los últimos pGE

El globo de los presupuestos

  • El análisis de las inversiones del Gobierno en los últimos años permite comprobar que mucho de lo consignado no se ha gastado · Ejemplo: la desaladora de Mijas tenía 53 millones en 2009, pero la obra no ha empezado

Con los presupuestos de las administraciones públicas, ya sea la central, la regional o la local, pasa como con un globo que se infla con más aire del que debiera. Un efecto semejante es el que se da, en algunos casos, a las inmensas inversiones comprometidas por los entes públicos para con una provincia o una ciudad, sin que la realidad de los hechos justifique tales dimensiones. Porque todas las partidas que con tanto énfasis se anuncian acaban teniendo su letra pequeña, esa que hay que supervisar bajo la lupa para discernir entre lo que se dice que se va a hacer y lo que realmente se hace.

Un ejemplo de este fenómeno inflacionista es el de los Presupuestos Generales (PGE) que en los últimos años ha dibujado el Gobierno central para la provincia de Málaga. Las sumas económicas en ellos integrados han posicionado a este territorio en los puestos de cabeza en lo que a inversiones se refiere, al punto de permitir poner en marcha y culminar algunas de las grandes infraestructuras de las que hoy se beneficia la provincia, caso del el tren de Alta Velocidad hasta Madrid o la ejecución de la segunda ronda de circunvalación de la capital, en plena ebullición y cuya finalización se espera para principios del próximo año.

Pero ¿todo el dinero reflejado en los papeles oficiales se ha gastado? La respuesta a este interrogante es negativa. Si bien no es posible definir en detalle cuál es el grado de ejecución de todas y cada una de las inversiones anunciadas por el Ejecutivo central para Málaga en, por ejemplo, el último quinquenio, sí se puede tirar de matemáticas para dilucidar cómo, en algunas actuaciones concretas, la acumulación de los dineros prometidos ejercicio tras ejercicio supera de manera extraordinaria el coste en el que estaba estimada la obra correspondiente. La conclusión es bien sencilla, como con el globo, los presupuestos suelen inflarse.

Los números hablan. Miremos algunas de las grandes obras impulsadas en el periodo más cercano y el reflejo que las mismas han tenido en los PGE. Uno de estos supuestos en los que las cantidades, para nada cuadran, es el Plan Málaga, en el que se dibuja la ampliación del aeródromo de la capital de la Costa del Sol. La intervención, que incluye la construcción de una segunda pista, de una nueva terminal de pasajeros y nuevos aparcamientos tenía un presupuesto inicial de 1.100 millones de euros. Sin embargo, la suma de las cantidades consignadas en las cuentas estatales entre 2005 y 2009 es de 1.259 millones de euros, cifra que se dispara a 1.579 millones si se agrega la partida reservada para el año que viene. La evidencia es que se han incluido más millones de los que realmente, se supone, va a costar la intervención.

Algo semejante ocurre con la segunda ronda de circunvalación de Málaga, también conocida como hiperronda. El coste de la misma, según los datos aportados por la ex ministra de Fomento, era de 339 millones de euros, cuantía en la que se incluía la ampliación a tres carriles de buena parte del trazado de la nueva carretera. No obstante, desde el PP se aludió a un incremento del coste de unos 200 millones. Los dineros públicos reservados para este menester entre 2006 y 2009 son 518 millones, a sumar a los 144 millones contemplados para el próximo año, que es cuando la actuación estará terminada y puesta en servicio.

En la misma línea, la obra de soterramiento de la travesía de San Pedro Alcántara, en Marbella, tiene un presupuesto estimado de 60 millones (más 1,8 millones de expropiaciones de suelo), pero a día de hoy, cuando hace apenas cuatro meses que se impulsaron los trabajos, ya se han reservado para esta intervención la nada despreciable cifra de 69,8 millones (incluyendo en este caso el dinero de 2010). Ocurre igual con los trabajos de remodelación de los enlaces de la ronda este, en la capital. Estos trabajos, que afectan al Alameda-Barriguillas, aún sin terminar, y Virreinas, ya en servicio desde hace meses, tenían un coste de unos 40 millones, pero hasta el ejercicio actual lo presupuestado por el Estado han sido 49,4 millones, dato al que añadir los dos millones de 2010.

No obstante, si hay un caso llamativo por encima de los demás es el de la desaladora proyectada por Acuamed en Mijas. Si bien es cierto que la intervención se ha topado con una serie de escollos administrativos y de disposición de suelo, la realidad es que, ya adjudicada por 61,7 millones pero sin que haya comenzado la obra, el PGE de 2009 reservó 53 millones que, a día de hoy, no se han empleado. Misma sorpresa causa ver las partidas para la convertir el Palacio de la Aduana en Museo de Bellas Artes, actuación contratada a Sacyr por 23,6 millones. A pesar de que los trabajos no comenzaron hasta mediados de este año, los presupuestos vienen reservando partidas para este proyecto desde 2005, sumando una cuantía total de 14,5 millones, que se eleva a 20 millones con lo consignado para 2010.

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