Educación

Un grafiti para pintar de alegría el patio del colegio Ardira de Málaga

  • El artista Lalone, junto a su compañero Guille Nesui, hace un proyecto de arte urbano en este centro de compensatoria, el más antiguo de la Carretera de Cádiz

Alumnos del colegio Ardira observan a los artistas realizar el mural.

Alumnos del colegio Ardira observan a los artistas realizar el mural. / Javier Albiñana (Málaga)

Desde hace unas semanas el recreo es diferente en el colegio Ardira. Los 160 alumnos de este pequeño centro de compensatoria de Carretera de Cádiz ven como cada día los muros del patio se van convirtiendo en ventanas a otros mundos. El vacío gris se ha transformado en una explosión de azules, verdes, rosas y naranjas con paisajes submarinos, praderas y girasoles, manos manchadas de pintura, lápices y notas musicales.

El artista Lalone, junto a su compañero Guille Nesui, están realizando con el centro un proyecto de arte urbano con la financiación del programa Impulsa I e Impulsa II. Así, además de conocer el grafiti y la pintura con spray, quedará para los escolares un espacio repleto de alegría.

“El centro tiene una asignación extraordinaria para compensar las dificultades de nuestro alumnado que nosotros gastamos en actividades culturales, excursiones, libros y material, les abrimos unas puertas que sus familias no pueden”, explica Rosario Lineros, directora del centro.

Así que los llevan al cine y al teatro, a conocer los museos, a visitar monumentos, a nadar o pasar un día en la nieve. “Hay muchos alumnos que solo salen del barrio con el colegio, así que procuramos formas de acercarlos a la cultura”, agrega Inmaculada Ariza, la jefa de estudios. Ambas explican que la Junta de Andalucía propuso el programa Impulsa para las zonas más desfavorecidas y “hemos conseguido 20.000 euros para el centro”.

El artista Lalone con su herramienta, dos botes de spray. El artista Lalone con su herramienta, dos botes de spray.

El artista Lalone con su herramienta, dos botes de spray. / Javier Albiñana (Málaga)

Lo que iban a ser salidas y viajes tuvieron que reestructurarse con la llegada de la pandemia y convertirse en talleres de ajedrez, de programación y robótica, de experimentos científicos y matemáticas divertidas, capoeira y yoga, de mapas conceptuales y herramientas digitales para que puedan tener la mayor autonomía posible. Todo esto imbricado en el currículum.

Pero una parte importante también es el espacio físico en el que estudian los pequeños. “El edificio es el más antiguo de la zona y también necesita una renovación, queríamos dar alegría a los niños y color al colegio e hicimos este proyecto”, indican las docentes.

Contactaron con Lalone, explicaron sus ideas y el artista las plasmó en bocetos que ahora ya son una realidad en tamaño maxi. “Queríamos que el grafiti tuviera mar, medio ambiente y la temática del colegio, el arte, la música, las matemáticas, las ciencias y la integración, así que cada niño representado es de una raza”, explica la directora, que cuenta una decena de nacionalidades entre su alumnado.

Una alumna china señala uno de los personajes de la obra. Una alumna china señala uno de los personajes de la obra.

Una alumna china señala uno de los personajes de la obra. / Javier Albiñana (Málaga)

También colaborarán el AMPA del centro y los maestros, acompañados por una de las personas clave del CEIP Ardira, su conserje. Van a pintar las rejas de colores y los poyetes. En uno de los lados los alumnos van a pintar el nombre del colegio para finalizar el proyecto.

“Les daremos unas nociones de arte urbano y se mancharán las manos para sentirse partícipes de la obra y del cambio que va a vivir el centro”, dice Lalone. Y comenta que el spray es “una herramienta compleja y muy diferente a otras que requiere mucha práctica para adquirir destreza”.

Guille Nesui repasa una de las escenas del mural. Guille Nesui repasa una de las escenas del mural.

Guille Nesui repasa una de las escenas del mural. / Javier Albiñana (Málaga)

Guille Nesui asegura que “los niños están encantados y son muy respetuosos, creía que iba a ser mas caótico trabajar en un colegio”. Para Lalone son “la curiosidad en estado puro”, preguntan y se interesan por una obra que les va a “llenar de alegría y energía” su colegio, que recrea valores positivos y los invita a jugar con su imaginación.

Cuando el trabajo esté finalizado, el CEIP Ardira seguirá peleando por la obra de ampliación y modernización del centro, cuya instalación eléctrica se queda insuficiente para soportar pizarras digitales y otras herramientas tecnológicas. También para acortar la brecha digital de sus niños y procurarles todo lo necesario para que crezcan y se formen en igualdad de condiciones.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios