"No sé si mis hijos siguen vivos"
La filipina Blanca Cayenes, residente en Málaga, espera, tras el tifón, noticias de su familia, que vive en una de las zonas más devastadas


Los equipos de emergencia y rescate filipinos continúan trabajando a contrarreloj para ayudar a las víctimas afectadas por el paso del tifón Haiyán en las regiones centrales de Filipinas y localizar a los supervivientes. Blanca Cayenes, afincada en Málaga desde hace seis años, no pierde la esperanza de encontrar sanos y salvos a sus dos hijos, de 10 y 14 años, respectivamente, y a sus padres. Su familia, a la que tuvo que abandonar para buscar trabajo en España y poder así ayudarles económicamente, vive en Panawan, una de las zonas que han resultado más afectadas como consecuencia de la catástrofe. "Recibí la última llamada de ellos hace una semana. En ese pueblo no hay apenas cobertura y tienen que andar a pie durante 8 horas hasta Tacloban para conseguirlo. Es el sitio más cercano en el que la encontrarían. Mis hijos son pequeños y ni mi padre, ni mi madre, que está enferma, pueden recorrer esa distancia", se lamentó la mujer, de 35 años.
Lo que más le preocupa, dijo, es ser consciente de su incapacidad económica para afrontar el coste del vuelo hacia Filipinas. "No dispongo de los 1.300 euros que supone el viaje de ida y vuelta. Para mí es imposible. Además, tengo aquí a una hija de 2 años fruto de otra relación. Soy madre soltera y el padre tampoco puede aportar", explicó Blanca.
Su desesperación es tal que ha decidido hacer un llamamiento para pedir ayuda y lograr así abrazar a su familia. "Ojalá alguien de buen corazón colabore conmigo para poder ver a mis hijos. No sé si han muerto o siguen vivos, pero en este último caso necesitarían comida. Allí está todo destrozado y la casa en la que viven los cuatro no es muy grande", apostilló la mujer, que teme que la vivienda haya quedado sepultada por la cantidad de árboles que, según advirtió, se encuentran a su alrededor. Una de las veces que se comunicó con su madre le contó que las tuberías de la casa estaban deterioradas. "Me dijo que había mucha agua dentro porque se salía. Trabajo para mi familia y mando dinero todos los meses", indicó.
Blanca conoció la tragedia ocurrida en su tierra natal por televisión. "Desde entonces estoy muy nerviosa y siento angustia. Trabaja como limpiadora en una casa y se pasa el día pensando en cómo estará su familia. Y es que sólo su hermana ha podido desplazarse desde Manila hasta Tacloban, pero tampoco de ella ha tenido noticias en las últimas horas. "Normalmente se tarda en llegar un día y una noche, pero hay mucha gente en espera para viajar por lo sucedido. Intenté contactar con ella esta mañana [por ayer] pero aún no había llegado", manifestó.
Escuchar la voz de sus padres y sus pequeños, aunque fuera por teléfono, le transmitiría cierta tranquilidad. Sin embargo, matizó, "no sería suficiente". "No sólo quiero saber que están bien. Quiero abrazarlos. Unos hijos lo son todo para una madre. Necesito ese billete", expresó. Mientras tanto, vive de los recuerdos que todavía perduran de las últimas vacaciones que pasó con sus hijos. Fue en 2012.
Por su parte, el presidente de la asociación de filipinos en Málaga, Jojie Beltrán, subrayó la importancia de enviar comida y ropa para paliar los efectos de la tragedia que ha sufrido Filipinas.
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