Málaga

"En la música y en las matemáticas hay que ser muy promiscuos"

  • Compagina la docencia y la investigación en la UMA con su pasión por el bajo, instrumento que toca en distintas bandas

  • Como profesor aboga por dar un sentido lúdico a la enseñanza

Aniceto Murillo en su despacho de la Facultad de Ciencias de la UMA, con su bajo.

Aniceto Murillo en su despacho de la Facultad de Ciencias de la UMA, con su bajo. / javier albiñana

Por los pasillos de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga es raro encontrar a alguien que no sepa decir quién es Aniceto Murillo. Catedrático de Geometría y Topología que se las ingenia para compaginar la docencia y la investigación con otra de sus pasiones, la música, aunque comenta con bastante guasa que se le dan mejor los números que "aporrear" el bajo. A ambas cosas se acercó siendo un niño, pero dice que no fue amor a primera vista, sino que la vocación llegó más tarde, en la Universidad de Toronto de Canadá, a donde fue para hacer su tesis doctoral. Allí se subió por primera vez a un escenario, y también allí empezó a sentir "verdadera pasión" por las matemáticas.

-¿Por qué eligió el camino de los números?

-A mí las matemáticas, desde pequeño me gustaban. Pero si te digo la verdad yo empecé a hacer matemáticas porque me resultaban fáciles y hasta cierto punto divertidas, pero no era una pasión. Eso llegó mucho después cuando estaba haciendo la tesis. Incluso después de hacer la carrera, donde me seguían resultando fáciles y sacaba buenas notas con un esfuerzo considerable, pero también relativo, que a la vez me permitía hacer otras de las muchas cosas que me interesaban, como la música o la fotografía. Fue después cuando me encantaron, al conocer a excelentes matemáticos durante mi formación doctoral.

-Entonces, ¿qué fue antes, la vocación docente o la musical?

-Empecé a estudiar en el Conservatorio Superior de Música de Málaga con 13 años, pero tampoco era una vocación. Me gustaba la música como a otros chavales y lo trataba de compaginar todo. También fue después, conforme me fui metiendo más y uno va aprendiendo más, cuando me fui sintiendo más atraído. Así que fue prácticamente al mismo tiempo una cosa que otra. Aunque debo reconocer que soy mejor matemático que músico, de eso no cabe duda.

-¿Se parecen en algo las matemáticas y la música?

-Sí que hay patrones, incluso hay mucha literatura que las relaciona. El simple hecho de ver los patrones por los que se rige la armonía tiene mucho que ver con las matemáticas. Y toda la teoría de las escalas está muy relacionada con los números y las ecuaciones.

-¿Ser matemático le ayuda a la hora de tocar o componer?

-De componer quizás no, pero sí a tocar. El tener la mente entrenada a ser matemático sí que te da facilidad a la hora de encontrar patrones armónicos por los que regirte en un determinado tema.

-Desde hace tiempo forma parte de diferentes grupos, además bastante distintos entre sí...

-Sí. Hasta hace casi un año estaba en Boleros Imperfectos, lo dejé porque no daba para más. A Eduardo [Retamero], el líder del grupo, le gustaba definirnos como los Les Luthiers de bajo coste, porque hacen todo tipo de estilos musicales, desde la bossa nova, hasta el chachachá, pasando por los boleros, y que adornan con un sentido del humor muy agudo, muy bien trabajado y con monólogos que le hacen un conjunto que puede parecerse a Les Luthiers. También estoy en En Tres Minutos, que es una banda que temas propios y versiones del pop-rock español de los 80 y 90. Y ahora estoy involucrado en un nuevo grupo que se llama Proyecto Babel.

-¿En qué consiste?

-El nombre de Babel es porque tanto la gente que lo componemos como el estilo de música que tratamos son muy eclécticos y dispares. Está formado por Gino Márquez, tenor y profesor de canto en el Conservatorio Superior de Granada; Maica Sosa, pianista y teclista, toca acordeón, bandoneón y cualquier tecla que se le pone a mano; el percusionista venezolano Diken, y un servidor. Hacemos temas muy dispares y queremos inspeccionar cómo cuatro músicos con raíces distintas pueden poner cosas en común. Estamos en ello hace menos de un mes.

-¿Pero les conocía de antes?

-En la música como en las matemáticas hay que ser muy promiscuos. Es decir, en las matemáticas y en cualquier faceta investigadora uno tiene que trabajar con muchos tipos de gente, entonces aunque Proyecto Babel como tal es reciente, sí que he colaborado antes tanto con Maica como con Gino en otros proyectos musicales.

-¿Hay planes de meterse en el estudio?

-De momento no, la idea es estar en el escenario y ver cómo funcionan las cosas. Por el momento no estamos haciendo temas propios, sino que estamos picando de todos los estilos musicales.

-¿Y sigue en contacto con Boleros Imperfectos?

-Sí. Ellos siguen y cuando puedo voy a verlos y les animo mucho, siento nostalgia cuando estoy allí y me dan ganas de subirme al escenario cuando les veo. Alguna vez me dijeron que a ver si me iba con ellos y tocaba un par de temas y hacía un monólogo. Estoy deseando escuchar el teléfono para que me lo digan de nuevo y ahí estaré.

-En las actuaciones se hacía reír al público, ¿es solo un papel o son así fuera del escenario?

-Con Boleros Imperfectos, lo que ves es lo que hay. Es decir, nos tomamos muy en serio el hecho de subirnos a un escenario, pero por otra parte también somos de los que pensamos que la vida es muy importante como para tomársela en serio. Hacemos nuestro trabajo lo más profesionalmente posible, pero con esa chispa y ese humor que ves cuando se suben al escenario.

-Llegaron a sacar un disco, Palabras Mayores. ¿En qué se inspiran las letras?

-Eduardo Retamero es el letrista y compositor, y aunque él tiene criterio propio, estaba cerca de Javier Krahe y Les Luthiers, entre otros. Letras cargadas de mucho contenido pero de igual carga cómica.

-¿Alguna con la que se quede?

-La de Yo soy argentino me parece un tema precioso.

-¿Tiene algún fan en el aula?

-Ha habido algunos años que me he llevado la sorpresa de estar en un local tocando y ver a un montón de alumnos en el público, aplaudiendo en mayor o menor grado. Y me ha hecho mucha ilusión. Incluso algunos me paran y me preguntan: '¿Pero, oye, es verdad que tú tocas el bajo y tal?'.

-¿Escucharon el disco de Boleros Imperfectos?

-Pues fíjate que la presentación del disco fue en La Cochera Cabaret y hubo un llenazo total, y sí que fueron muchos alumnos que me consta que compraron el disco supongo que para escucharlo, aunque ya se sabe que los CD hacen de espantapájaros muy bien. Yo no he preguntado por si acaso (ríe).

-¿Firma muchos discos en la Facultad?

-Sí, en clase. Y también vinieron algunos al despacho diciéndome: "¡Profe, mira lo que tengo, anda fírmamelo!".

-¿Alguna vez se ha planteado dedicarse profesionalmente a la música?

-La verdad es que me gustan demasiado las matemáticas como para darle más espacio a la música. Además con la responsabilidad que tiene el ser investigador principal de un grupo junto con Antonio Viruel... Me falta tiempo.

-Ser Catedrático de Geometría y Topología suena algo serio... ¿Es la música una vía de escape?

-La verdad es que mi trabajo serio como tal no es, ya te digo que la vida y mi trabajo son demasiado importantes como para tomármelos en serio. El ser catedrático significa que has llevado a cabo una investigación más o menos importante y que tienes a tus espaldas una labor docente realizada a lo largo de los años que también ha sido evaluada positivamente, pero eso no significa que tal posición tenga que tener un carácter grave y serio per se. Yo no lo veo así. Mi trabajo tiene ese título pero lo único que significa es eso, que realizo una labor investigadora, y la realizo con todo el buen humor del mundo, siempre que los teoremas salen, claro, sino uno se cabrea. Y la docencia la llevo a cabo también sin ese rigor serio que uno podría pensar de los Catedráticos de la vieja escuela.

-¿Hay que romper esos esquemas que dicen que las matemáticas son aburridas?

-Sí, por supuesto, yo trato de romper estos esquemas. Creo que las matemáticas no son difíciles per se, y en mi labor docente intento que sean asequibles a cualquier nivel. Y además creo que deberían formar parte del bagaje cultural de toda persona. Cuando la gente que dice ser de letras y dice que no sabe muy bien de qué va el Teorema de Pitágoras, para así darse un cierto halo de intelectualidad, es igual que si yo dijera que como soy de ciencias, El Quijote no lo he leído. Tan importante es haber leído El Quijote como saber lo qué dice Pitágoras.

-A un profesor de universidad, casos como el de la Rey Juan Carlos, ¿cómo le sientan?

-Pienso que no favorecen en nada a la universidad pública. La educación pública a todos los niveles, junto con la sanidad, creo que son las joyas de nuestra sociedad y todo este tipo de temas le hacen un muy flaco favor. Por tanto, con esto, como decía el rector en la inauguración del curso: tolerancia cero.

-¿Qué cambiaría del sistema educativo universitario actual?

-Tengo ciertas discrepancias. Sé que Bolonia en general ha supuesto una mejora en ciertos aspectos, pero creo que esa mejora no ha sido tal en otros. Por ejemplo, el grado de cuatro años con un máster que se hace necesario a todos los efectos para continuar con la vida profesional, no sé si ha supuesto mucha ventaja. Además de que el coste que ahora supone un máster hace que de facto muchos estudiantes, que estarían perfectamente capacitados, no pueden simplemente porque no tienen 3.000 euros para gastarse. Creo que eso es hacer el conocimiento patrimonio de aquellos que pueden permitírselo y que eso supone un lastre para la sociedad, es tirar piedras sobre nuestro propio tejado.

-¿Qué carencias ve en la UMA?

-Aunque no aparezcamos en los rankings, de forma discreta creo que estamos llevando a cabo una razonable actividad investigadora, excelente en muchos de los casos, y una razonable actividad docente. Hay cosas que arreglar, pero creo que está en el ánimo de todos mejorar. Luego, no ya en la UMA en particular, sino en la universidad española en general, creo que al contrario que en otros países hay un buen número de dirigentes en los equipos rectorales que quizá no haya tenido más remedio que dedicarse a la gestión más tiempo del que hubiera sido deseable. Para hacer un claro símil con el mundo futbolístico, para ser un buen entrenador, hay que haber sido antes futbolista.

-¿Y qué carencias hay en esta Facultad de Ciencias?

-Desde mi respeto a todas las facultades y centros de la UMA, creo que nosotros nos encontramos en una situación puntera en cuanto a investigación, y sin embargo la infraestructura que tenemos no va acorde con esa actividad. Necesitamos una facultad nueva como el comer. Me consta que eso no se puede arreglar de la noche a la mañana y que el equipo rectoral está estudiando medidas a medio y largo plazo para subsanar esta deficiencia.

-¿Qué aplicación práctica tiene la investigación en Geometría y Topología?

-Tradicionalmente pertenecían al ámbito fundamental de las matemáticas puras. Sin embargo en la última década ha habido una revolución y se ha visto que métodos propios de la Topología Algebráica y la Geometría Diferencial han sido usados con mucho éxito y se han obtenido resultados en robótica, en biología, química, informática...

-¿Cómo motivaría a los niños que en el colegio temen a las matemáticas?

-Bueno, primero que no se asusten, que las matemáticas no tienen por qué dar miedo, que tienen que ser divertidas. Y desde aquí hago un llamamiento a todos los profesores que nos dedicamos a divulgar las matemáticas a todos los niveles, para que hagamos lo posible por ello. No digo que haya que dotarlas de una suavidad que las aleje de la profundidad que requieren, pero aún así explicarlas bajo un prisma que las haga divertidas, asequibles y entretenidas al alumnado. Creo que eso es posible y así trato de hacerlo cada vez que entro al aula.

-¿Cómo malagueño que cree que le falta a la ciudad?

-Creo que le falta un poco de civismo. Detalles como ver basura al lado de una papelera vacía, ver que un coche toca el claxon a alguien que está intentando bajar a una persona mayor para que se de prisa… En fin, creo que tenemos muchas virtudes y yo no cambio Málaga por nada del mundo, pero si hay que cambiar algo yo diría que tenemos que darnos un buen baño de civismo.

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